19. Jang Dosie y la mafia universitaria, parte 2

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Capítulo 19

Jang Dosie y la mafia universitaria, parte 2

"Y no es tan trágico, mi amor, es este sueño, es este sol,

Que ayer pareció tan extraño,

O al menos tus labios.

Yo te entiendo bien, es como hablarle a la pared,

Y tú podrías darme fe."

Pétalo de sal; Fito Paez

JiSung jamás soñó con toparse con ese instante en su vida.

Pensó que era un rumor. Una leyenda urbana que se compartía de generación en generación como un chiste recurrente. O no una leyenda, sino tal vez un mito: el origen del orden social universitario. Si a JiSung le dijeron que había un laboratorio de lavado de dinero propulsado por estudiantes de la carrera de Bioquímica hace un año, él se habría reído por completo.

Pero no.

Jang Dosie estaba frente a los tres chicos, con el fierro chocando el talón de sus botas altas mientras miraba con detención a que ellos hablaran. Era una chica preciosa- de envidia, tanto que incluso JiSung se sintió intimidado al hablarle.

Felix, que estaba junto a él y a MinHo, abrió y cerró la boca con torpeza. Ni él sabía por dónde empezar. Estaba más concentrado por los dos chicos que contaban un gran fajo de dinero con una máquina en una de las mesas de laboratorio, mientras que otros molían marihuana para hacer aceites cannábicos. Otros muchachos sacaban fajos de billetes de un gran bolso y lo pasaban por un líquido donde lo dejaban momentáneamente antes de colgarlo con sumo cuidado.

No solamente tenían un laboratorio de lavado de dinero: al otro lado del conteiner, donde unos chicos que lucían mucho menos intimidantes comparados con los que manejaban dinero, tenían una laptop y diversas impresoras funcionando, junto con carpetas clasificadas con el nombre de maestros, la asignatura que impartían y la carrera en la que enseñaban. JiSung notó enseguida que eran las respuestas de los examenes.

—Oh, Cupido —saludó una chica que trabajaba ahí—, ¿quieres las respuesta de tu Examen Final de tu carrera?

«No te tientes, no te tientes, no te tientes...»

—¿Tienen de psicología? —consultó Felix.

—Eso no es muy «devoto de dios» de tu parte —bromeó MinHo.

—Si dios no me ilumina en los exámenes, alguien lo tiene que hacer.

Todo el conteiner olía a desinfectante, alcohol de limpieza y un ligero aroma a aceite cannábico. JiSung no supo si estuvo bien mirarlos, porque los ojos penetrantes de todos ellos se detuvieron en la presencia no solo de los tres extraños, pero la presencia de Cupido hablaba por sí solo.

MinHo, como un héroe, apuntó a los chicos de la marihuana.

—Una amiga te compró un gramo —dijo MinHo—, queremos un gramo.

Jang Dosie alzó su ceja derecha, la cual estaba decorada con un pequeño recorrido de brillo. Eso pareció ser suficientemente explícito como para que MinHo también se cohibiera.

No podían rectificar con otro tipo de excusa, lo cual dejó a JiSung momentáneamente atrofiado en lo que querían realizar ahí. Si estaban ahí porque Felix quería una cita para cumplir con su jodida lista, alguna señal debía de haber por parte de ambos, ¿no?

Un Amor para Cupido; MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora