32. El amor absoluto y el amor relativo

1.8K 192 658
                                    

Capítulo 32

El amor absoluto y el amor relativo

"Tú no me conoces todavía bien, mi amor. Tú ignoras la profundidad de mi vínculo contigo. Dame tiempo, dámelo, para hacerte un poco feliz. Tenme paciencia, espera a ver y a oír lo que tú eres para mí."

Cartas de Gabriela Mistral a Doris Dana.

"Quédate conmigo, solo dilo e iré.

Seré tu maestro, te enseñaré las cuerdas.

Verás un lado del amor que nunca has conocido."

In my head; Jason Derulo.

Al instante en que JiSung dejó de hacer sonar la melodía de la guitarra en su cabeza y de escribir las letras con las notas compuestas, se puso a pensar en su tercer alter ego si es que existía en la vida real.

El primero era JiSung. Obvio, tanto que considerarlo como un alter ego lo mantenía un poco a la defensiva porque eso significaba que parte de lo que hacía no era real. Cuestionamiento existencialista que bordaba lo nihilista si es que no era bien manejado y lo hacía entrar en pánico. Luego, se encontraba Cupido. El caos de su vida y todo lo negativo que nunca aprendió a apreciar; consecuencias de la decisión del permiso por parte del abuelo Han.

Finalmente, estaba el tercero: J.One. JiSung creía que nunca le dio el peso a J.One como correspondía en su propia vida- sí, claro, era en pseudónimo que utilizaba al trabajar en la radio junto a CB97, no obstante, su denominación fue esporádica, y la incursión de la música era tan simple que ni siquiera le caía en gracia; sus dedos en la guitarra eran equivalente a sus padres con el teclado de la computadora. Todo encajaba porque sí.

A causa de eso, su alter ego, a diferencia del insufrible de Cupido y del desagradable de JiSung, J.One vivía sus emociones con una pasión casi intoxicante, con una intensidad demasiado elevada a lo que los seres humanos normales podían comprender y, a causa de eso, por un chico que ni siquiera podía digerir el hecho de que sentía algo por él escribía cómo es que sentía curiosidad por lo que estaba pensando, preguntándole dónde estaba; sobre quién estaba en la cabeza suya en ese momento, y de que era probable que se encontraba buscando a alguien.

J.One vivía con intensidad las emociones musicales que JiSung tenía a raíz de la desgracia de Cupido. Era una triada perfecta que inclusive podía desarrollar una jodida personalidad múltiple si es que no las controlaba.

Dejó la guitarra al lado y miró la letra sobre su regazo, casi con vergüenza y sumo pecado. Su corazón bajó hasta su estómago en una sensación asquerosa y cerró la libreta antes de disipar el sonrojo. Era embarazoso aun cuando nadie lo miraba.

La puerta de su dormitorio fue golpeada y seguidamente abierta por una mujer baja con un delantal de cocina.

—La señora Kwan le invita a unirse a ella a la cena —informó ella.

JiSung desplazó su incomodidad, y asintió. —Okey. Iré enseguida.

Su madre era una mujer de temer, por eso le hizo frente al rector de la Universidad e impidió que él y Chan fuesen expulsados de la institución. SaeJung en el presente era la razón obvia por la que ella no se quedó con la custodia de JiSung luego del divorcio, aun cuando la ley coreana tipificara la maternidad obligatoria; al salir del dormitorio de visitas donde JiSung se hospedaba, observó los grandes cuadros que decoraban las paredes, pinturas hechas por el novio de ella, condecorando las tonalidades celestes en las blancas paredes como signo más minimalista y reservado.

El departamento era un dúplex, con dos asistentes del hogar y con una terraza enorme. Estaba ubicado en el último piso de un edificio de cinco, pequeño condominio construido sobre una colina con la vista a las cotizadas mansiones de Gangnam-gu. El barrio era de lujo, mayor parte de la herencia del novio de su madre, y era lo suficientemente cómodo como para que los sofocantes ruidos de la ciudad fuesen opacados.

Un Amor para Cupido; MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora