41. DYLAN

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Había perdido el control en el bar cuando aquel tipo puso sus asquerosas manos sobre Breeze, no sé que fue lo que hizo que reaccionara de esa manera, solo sé que cuando tenía a Breeze cerca perdía el control de mis acciones con bastante facilidad.

Al cabo de un rato Breeze volvió, con un pequeño maletín en sus manos. Se veía diferente, ahora llevaba una camiseta de manga larga, ¿por qué había decidido ponerse eso? ¿Acaso ese imbécil le había hecho daño?

Se acercó y se sentó a mi lado. No dejaba de observarla mientras buscaba algunas cosas dentro del maletín.

—No tenías que haberlo golpeado, yo sola podía haberme defendido —dijo mientras tomaba mi mano para limpiar la sangre de los nudillos.

—Lo hice porque por culpa mía te encontrabas ahí.

—No debí haber ido.

—Exacto, no debiste -dije.

—Debí haber salido con Liam como tenía previsto —dijo de pronto mientras me veía a los ojos, entonces comenzó a limpiarme la herida que tenía en la comisura de los labios.

—¿Por qué decidiste ir a ese lugar?

—Por mi tranquilidad mental, no quería sentirme culpable si te pasaba algo —no me esperaba esa respuesta, pensé que decidiría evadirla, no que fuera tan honesta.

Durante unos minutos nos mantuvimos en completo silencio, no podía apartar los ojos de ella. Siempre se me hacía difícil descifrar lo que estaba pensando, y eso me molestaba.

—Listo, lo del pómulo será lo que tardará en desaparecer —dijo poniéndose de pie.

—Gracias —fue lo único que dije.

—Tengo hambre, por culpa tuya no pude ir a almorzar. ¿Cómo lo compensarás? —dijo de pronto.

—Sabía que ibas a pedir algo a cambio —dije soltando una risotada—. ¿Quieres pizza?

—Lo que tú quieras —dijo forzando una sonrisa.

—Está bien, no tienes que fingir. Te prepararé algo —me puse de pie y ella me vio sorprendida.

—¿Sabes cocinar? —medio se burlaba.

—¿Quieres ponerme a prueba? —pregunté acercándome a ella.

—Me gustaría ver de lo que eres capaz —me retó.

Fuimos a la cocina, me acerqué al refrigerador para revisar lo que tenía disponible.

—Hagamos pasta, hay todo lo necesario —dijo ella.

Breeze comenzó a preparar los fideos, mientras que yo me encargaría de preparar la salsa.

—Nunca me imaginé que te vería así —dijo Breeze poniéndose a mi lado.

—Hay muchas cosas que no sabes sobre mí —la vi de reojo, me veía con curiosidad—. Ya está listo.

Servimos los platos y nos sentamos en la mesa.

—No crei que supieras cocinar, la verdad es que no se te da tan mal —dijo después de darle un bocado.

—Hubo un tiempo en el que no me quedó de otra que aprender por las malas —dije sin pensar.

Terminamos de almorzar mientras manteníamos una conversación amena. Era extraño que estuvieramos tanto tiempo en el mismo lugar sin discutir, de alguna forma, aquella situación era agradable, incluso sin darme cuenta casi había olvidado el motivo por el que había decidido ir al bar.

—Me toca fregar los platos —dijo poniéndose de pie. Fue hasta el lavabo y abrió la llave. Mientras ella se encontraba ocupada yo no podía dejar de verla. Al parecer sin darme cuenta estaba dejandola entrar en mi vida y eso me asustaba, estaba bajando demasiado la guardia con ella.

Terminó y se secó su mano, entonces algo llamó mi atención, sin pensarlo siquiera me acerqué y la tomé de la muñeca.

—¿Qué mierda es esto? —dije viéndola a los ojos, ella me veía expectante—. Explícame Breeze.

—Dylan yo... —se puso tensa al instante, trataba de soltarse, pero no se lo permitía.

—¿Acaso tratabas de cubrirlo? —no responde, de pronto es como si no estuviera en sí.

—Breeze, —la llamo pero no me hace caso, tiene la mirada perdida, parece estar sumida en sus pensamientos— ¡Breeze! —digo tomándola por los hombros, entonces ella me ve a los ojos.

—Tienes que irte Dylan —dijo de pronto.

—No antes de que me digas que es lo que significa esto.

—¿Quieres saber? —retrocede unos pasos— Significa que tengo un pasado, que he decidido olvidar. Te agradecería muchísimo si no te entrometes en mi vida y haces como si nunca lo hubieras visto.

—Esa cicatriz...

—Es exactamente lo que piensas, pero no tengo que darte explicaciones —se gira dándome la espalda—. Vete Dylan.

Sin decir más salí de su casa, me sentía enojado, frustrado. Ahora necesitaba saber lo que había pasado. Desde un principio supuse que su vida había sido perfecta, pero al parecer me equivocaba, esa cicatriz en su muñeca tenía una historia, una muy complicada, una que la llevo a querer terminar con su existencia. No sabía cómo lo haría, pero terminaría descubriendo todo.

Fui a mi casa para relajarme, pero no pude, mi padre había decidido quedarse en casa para atender a Lauren. En ese mismo momento no tenía ganas de verlo. Tomé las llaves del auto y salí de mi casa, mi mente se encontraba lúcida, más de lo que creí que estaría. El efecto del whisky que había estado bebiendo ya había pasado, después de todo solo habían sido 4 vasos.

Termine cerca de las afueras de la ciudad, me encontraba fumando un cigarrillo, hace mucho que no lo hacía, es más ni me gustaba hacerlo, pero cuando sentía demasiada presión y no sabía que hacer se me daba por fumar.
Necesitaba distraerme, el cigarrillo no estaba ayudando. Subí a mi auto y comencé a conducir a una dirección en específico.
Cuando llegué tomé el teléfono y timbré.

—¿Dylan? —dijo algo sorprendida.

—Estoy abajo, abre —dije y colgué. No pasó ni un minuto y ella ya estaba abriendome la puerta.

—Dijiste que ya no me buscarías... —me vio y se quedó atónita—. ¿Qué te pasó en el rostro? —no tenía ganas de darle explicaciones. La tomé de la cintura y la besé bruscamente, en un principio se quedó impactada, pero no tardó en seguirme el ritmo, llevó sus manos hacia mi cabello y comenzó a tirar de ellos, su lengua y la mía se movían al unísono.

—¿Estás sola? —pregunté apartándome de ella.

—No hay nadie —dijo agitada y algo sonrojada. Subimos a su habitación y apenas ingresamos la volví a besar.  Estaba cabreado, quería deshacerme de esa sensación que estaba molestándome. Dejé de besar sus labios y bajé hacia el hueco del cuello, empecé a darle pequeños mordicos, mientras ella dejaba escapar pequeños gemidos.  Retrocedimos hasta chocar con su cama y ella calló sentada.

—Quiero aclararte que esto no cambia nada entre nosotros Ashley —dije, necesitaba que lo entendiera.

—Eso ya lo sé.

—No quiero que te confundas —recalqué.ñp

—Me quedó claro lo que significo para ti, por favor no arruines el momento Dylan —dijo.

Habiendo dejado todo claro, continué con lo que tenía pensado hacer y para lo que había ido hasta ahí.

Sabía que era una mierda de persona, hacía estupideces por no tener idea de como manejar lo que sentía.
Estaba cabreado, y me encontraba aquí desquitándome con Ashley, ella no era la mejor persona del mundo, pero no se merecía que la usaran de tal forma.

Era un patán que lo único que sabía hacer era destruir todo lo que tocaba, y aquí me encontraba yo, haciéndolo una vez más.

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