7. DYLAN

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De todas las personas tenía que ser Breeze Brighton con la que iría a realizar ese trabajo.

La conocí cuando yo tenía unos seis años. Mi padre viajó a Boston a no sé qué hacer, yo era niño, no tenía idea de nada. Esa vez que fui, la conocí y desde aquella fecha... no la había vuelto a ver. Pero sí que sabía de ella gracias a mi padre. No es que me llegara a importar lo que le pasara o dejara de pasar. Solo digamos que papá era (y lo seguía siendo) un cotilla de primera, siempre entrometiéndose en la vida de los demás.

Cuando la vi a los ojos, no podía creer que fuera ella. ¿Como no la había reconocido? Había cambiado mucho. Al inicio me sentí confundido, no sabía que hacer. Si recordarle que ya nos conocíamos (cosa que parecía haber olvidado), o mostrar esa máscara fría que me había propuesto usar cuando la volviera a ver.

Opté por la segunda.

—¿Te parece si tú realizas lo de termodinámica y yo eso de carga eléctrica? —ella me veía a la espera de mi respuesta.

—Haz lo que te parezca —dije y me doy cuenta de que trata de comprender el motivo de mi actitud.

—Bien —dijo cortante. Sacó una hoja y comenzó a escribir.

***

La clase estaba por terminar y Breeze ya había acabado con su parte.

—¿Cúal es tu apellido? —preguntó— Lo necesito para ponerlo en la hoja.

—Jones, ese es mi apellido —sin decir más terminó de escribir y dejó la hoja sobre su mesa. Me puse de pie y me dirigí al profesor para entregarle el trabajo. Al volverme ella ya estaba arreglando sus cosas en la mochila.

—Con respecto a lo de la exposición —comenzó a decir ella—, será mejor si cada uno realiza y expone su parte.

«Al menos en algo estábamos de acuerdo».

—Perfecto, de lo que escribiste hoy será tu presentación —dije.

—No hay problema —en ese momento el timbre del cambio de hora resuena. Breeze se giró dándome la espalda para conversar con Monica.

Cogí mis cosas y me marché del aula. Ahora me tocaba deporte por lo que tendría que ir al gimnasio.

Mientras camino por el pasillo escuché que alguien me llama.

—¡Dylan! —me detuve para ver quien era la que me llamaba—. Hasta que te encuentro.

—¿Qué sucede Eleanor?

—Luke ha estado buscándote.

—¿Para qué?

—No lo sé.

—¿Dónde está?

—De camino al gimnasio, comentó que compartían esa clase.

—Gracias Eleanor.

Me dirigí a mi casillero, dejé los libros y fui al gimnasio. Ingresé a vestuarios y me puse la ropa de deporte. Al salir vi a Luke.

—¿Para qué me estabas buscando? —comencé a camina.

—Solo para decirte que cuando salgas vayas directo a casa. Mamá y papá nos quieren a los dos allí.

—Luke, tú más que nadie sabes que odio estar en esa casa —me detuve—. Así que no me pidas eso hermano.

—Sé muy bien eso Dylan, pero esto es urgente, nos necesitan allí.

—¿Para qué?, seguro que tienen una conferencia u otra reunión y quieren aparentar la «familia feliz» que dicen tener —respiré y me hice de todo mi autocontrol para no golpear nada. La situación me enfurecía—. Además, ¿Por qué no me dijeron ellos mismos?

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