29. DYLAN

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No quería ver a nadie así que fui a la playa. Necesitaba pensar. Aclarar las ideas.

Vittorio estuvo llamando, para pedirme que no revelara nada. Que todo el asunto de su hija era algo que solo le correspondía revelar a él y a nadie más.

Las cosas se complicaban. No tenía idea de hasta cuando se iba a mantener esta mentira, pero tarde o temprano terminaría estallando.

¿Tendría que ser yo quien haga detonar todo esto? Vittorio pagaría al fin sus errores. Pero si hacía eso... estaría cometiendo los mismos errores que él.
A causa de esa hija todo se arruinó en mi vida. Si no fuera por ella...

El timbre de mi teléfono interrumpió mis pensamientos.

Luke.

—Qué sucede Luke.

—¿Dónde estás?

—¿Qué es lo que necesitas?

—Tienes que venir al hospital —se calló por unos segundos—, mamá quiere verte.

—Escucha Luke, no sé si vaya a...

—Por favor, Dylan.

—Está bien, ahora voy hacia allá —colgué la llamada. Había un mensaje de un número desconocido. Pasé de él.

Subí al auto y me fui en dirección al hospital donde se encontraba Lauren.

Al llegar vi el auto de Vittorio en el estacionamiento. Ingresé a recepción y me encontré a Luke. No le dije nada, ni él a mí. Fui a la habitación de Lauren, ella se estaba sentada en su cama, al parecer estaba esperándome.

—Luke me dijo que querías verme.

—Acércate —sin pensarlo 2 veces lo hice—. Dylan, perdóname.

—¿Por qué tendría que hacerlo? —puso su mano sobre la mía.

—Sé que no soy de tu agrado. Me lo diste a entender desde la primera vez que te vi. Me ves como la culpable de haber separado a tus padres.

—Lauren no creo que este sea el momento para hablar de...

—Tienes razón, soy culpable. Jamás quise causar ningún daño, pero lo hice. Por mi culpa tu madre se fue.

—Tengo que irme —traté de apartarme, pero ella se negó a soltarme la mano.

—Perdóname Dylan, por tratar de tomar el lugar de tu madre. Es solo que cuando te veo me recuerdas... —sus ojos se llenaron de lágrimas— al hijo que perdí hace muchos años —lo que dijo me tomó por sorpresa—. Si él estuviera vivo, tendría tu edad. Cuando te conocí, por un momento creí que eras él —agachó la cabeza.

—Tienes que estar tranquila, descansa.

—Gracias Dylan, por ayudarme, y a mi bebé tambien.

—Descuida, no tienes que agradecerme —quitó su mano de la mía—. Lamento lo de tu hijo. Y respecto a lo otro... no es nada fácil, Lauren —me quedé mirando el ventanal de la habitación—. Aunque no quiera admitirlo, siempre fuiste buena conmigo y te agradesco por eso. Pero sabes todo lo que tuve que pasar, y perdonar no es nada sencillo. Así que por ahora no esperes que lo haga.

—Entiendo. Espero que algún día superemos todo esto.

—Adiós Lauren, cuídate —salí de la habitación.

Comencé a caminar por el pasillo, entonces vi a Vittorio. Pasé por su lado sin decirle nada.

—Dylan, espero que no cometas una imprudencia.

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