39. DYLAN

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—Buenos días —dijo Lauren ingresando a la cocina. No respondí. La cabeza me dolía. Al parecer el café no estaba surtiendo efecto—. ¿A qué hora llegaste?

—A eso de las 4 —respondí.

—¿Llevaste a Breeze a su casa?

—Sí.

—¿Te estoy molestando? —preguntó, mientras preparaba algo en un bol.

—No —dije con honestidad.

—Quería agradecerte por haber ido a la cena. Sé que no tenías la obligación, pero eso hizo muy feliz a tu padre —no respondí nada—. ¿Saldrás el día de hoy?

—No tengo idea.

—Creo que deberías descansar. Sino podrías enfermar.

—Me encuentro bien —dije.

—Lo sé, pero... —parecía dudar si decirme o no lo que estaba pensando— me preocupas— dijo poniendo frente a mí un plato con tortitas que acababa de preparar.

Cuando estaba por responderle, ingresó Vittorio y el ambiente se volvió tenso.

—Dylan —dijo a modo de saludo.

—Aquí está el desayuno —dijo Lauren llevando una taza de café y un plato con tortitas, todo con una sonrisa.

—Necesito hablar contigo —me dijo.

—Iré a despertar a Luke —Lauren salió.

—Qué es lo que quieres.

—Dylan, quiero saber a que universidad piensas mandar tu solicitud.

—Aún no lo he pensado.

—Pues es momento de que ya lo vayas haciendo. No falta mucho para que acabes el instituto.

—Ya lo sé.

—Una vez que hayas pensado a qué universidad mandarás tu solicitud, necesito que me avises —no respondí, me debatía si probar lo que Lauren había preparado—. ¿Estudiarás Administración y Finanzas?

—No lo sé.

—Dylan, sé que recuerdas el trato que hicimos —comenzó a decir—. Pero no pienso cumplirlo —escucharlo me enfureció.

—Me diste tu palabra Vittorio —reclamé.

—¿Quieres escucharme? —traté de contenerme— Lo he pensado mejor. No voy a permitir que renuncies a la empresa.

—No lo entiendes, yo no quiero nada de ti.

—La empresa te pertenece. Puedes hacer lo que quieras, si quieres puedes irte de la casa. Pero no te doy opción a escoger respecto a la empresa.

—¿Y Luke?

—Estoy consciente que para que te encargues de la empresa, debes terminar tus estudios. Pero hay una razón para todo hijo. En su momento Luke se encargará de alguna de las empresas secundarias de la familia. Es también mi hijo, así que no voy a quitarle su derecho —le dio un sorbo a su taza de café.

—Porque no lo pones a cargo de todo. Te dije un tiempo que no me interesa nada tuyo.

—La empresa, no sólo es mía. También lo era de tu madre —se calló por un momento—. Al haber sido nuestro único hijo, te convierte en el heredero de todo.

—Por qué me lo dices ahora.

—Porque quiero que pienses bien en lo que vas a decidir. Deja tu capricho y enojo a un lado y decide que es lo que vas a hacer —se puso de pie y se marchó.

—¿Qué vas a decidir? —era Lauren, al parecer ella lo había escuchado todo.

—¿No estás molesta porque me asignará su empresa y a Luke no?

—No, a mí jamás me interesó sus posesiones, además es algo que te corresponde por derecho.

—No creo que seas tan comprensiva. ¿No se supone que quieres un buen futuro para Luke?

—Claro que quiero eso, es mi hijo, pero tú también lo eres. No voy a ir contra la corriente, es la decisión de tu padre al final de todo —sin darme cuenta ya había acabado con todas la tortitas. Me puse de pie.

—Adios Lauren.

Salí de mi casa sin saber cómo sentirme, no sabía que hacer. Estaba confundido.
Decidí ir a caminar, necesitaba despejarme. Aclarar las ideas.

***

Llevaba mucho tiempo esperando el día en que dejaría todo lo que me ataba a Vittorio. Quería demostrarle que no necesitaba nada de él. Pero mi madre no habría querido que abandone las cosas así de fácil.

Jamás comprendería lo que mi madre quería conmigo. Me decía que no tenía que dejar la familia, que era la unidad más fuerte en la vida de una persona. Yo le creía, hasta que un día se marchó sin mirar atrás. Siempre había intentado comprenderla. Mi madre se marchó cuando se enteró que Vittorio tenía una hija de 9 años. Le afectó bastante el hecho de que su esposo la había engañado. Pasó 3 días llorando y discutiendo con mi padre. Yo apenas tenía 10 años, no comprendía lo que sucedía. Luego ella se fue, hizo sus maletas y se fue de la casa, como si nada. No intentó ponerse en contacto conmigo. Siempre era yo quien pedía a Vittorio para que me llevara a Boston a verla, pero la mayoría de veces no podía debido a su trabajo.

A veces escuchaba a Vittorio discutir por teléfono con ella. Pensaba que mi madre llamaba para saber de mí, o porque quería hablar conmigo. Pero su conversación trataba sobre la pensión que Vittorio le mandaba cada mes. Al menos mi padre no la había dejado a su suerte. No era su responsabilidad, pero aun así la ayudaba. Mi madre se hundió a causa de Vittorio. Ella amaba su familia, su trabajo, su vida. Pero la traición de Vittorio fue demasiado como para que pudiera soportar.

Los recuerdos me atormentaban, todo era en caos en mi cabeza, no tenía claro lo que quería hacer. Todo era demasiado complicado.

You... my beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora