24. BREEZE

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—«Lo odio, lo odio» —dije al llegar a casa.

—¿Sucede algo Bree? —preguntó mi hermana.

—No nada. Voy a mi habitación.

Entré a mi cuarto y me senté en el borde de la cama. Me quedé mirando el retrato de Jacke y mío. ¿Lo extrañaba? Pues sí. Me hacía falta sus palabras, sus abrazos tan cálidos. Quería escuchar su voz. Lo necesitaba. Pero esta vez había algo que se interponía entre nosotros... la distancia.

Necesitaba hablar con alguien. Que pudiera comprenderme.

Entonces decidí llamar a Megan.

—Con la secretaria del diablo. ¿En qué puedo servirle?

—Soy yo —tuve que alejar el teléfono de mi oído debido al grito de Megan.

—¡¿Y ese milagro?! ¿Qué sucedió?

—¿Tiene que pasar algo para llamar a mi mejor amiga?

—Pues supongo que sí, ya que jamás recibo una sola llamada de parte tuya.

—Bueno es que he estado algo ocupada.

—¿Tiene que ver con Dylan? —me la imaginé sonriendo de oreja a oreja.

—Pues no. Sino con Jacke —ella se aclaró la garganta.

—¿No te ha llamado? —su tono era serio.

—No, dijo que lo haría, pero nada. Y aunque no quisiera admitirlo, lo extraño.

—Bueno era lo más lógico. Después que un chico le respondiera TU teléfono, a altas horas de la noche...

—Ya lo sé Megan. Fue solo un malentendido —no le había dicho «quien» había contestado el teléfono. Era lo mejor, al menos por el momento.

—Bueno era más que obvio que lo iba a malinterpretar. ¿Quién deja que un chico, que no es su nada conteste el teléfono?

—Estaba durmiendo y no me di cuenta. Sino lo hubiera detenido.

—Querrás decir inconsciente por tanto alcohol.

—Oye, no tomé demasiado.

—Ni siquiera lo recuerdas.

—Bueno ese no es el punto —traté de desviar el tema ya que las tenía de perder todas—. Te decía que extraño a Jacke. Se me hizo costumbre escucharlo todos los días. No creí que llegaría este día.

—Bueno, según tengo entendido él quería retomar su relación, pero la que se opuso fuiste tú —Megan suena bastante seria, algo raro en ella—.  Tuviste tus razones para no querer regresar con él. No podías tenerlo para siempre a tu lado como tu amigo, sabiendo que Jacke no quería eso —me sorprendió lo que e estaba escuchando, pero sabía que tenía razón—. Perdóname, pero esta vez no voy a darte la razón. Entiendo su incomodidad.

—Ya lo sabía, solo que no quería admitirlo. Conocía sus verdaderos sentimientos, pero decidí omitirlos, porque no quería perder a mi amigo.

—No deberías decírmelo a mí Breeze, sino a él. Llámalo.

—Lo hice, pero solo suena la contestadora.

—Llámalo del celular de Sowie.

—Jacke lo tiene registrado en su móvil. Sabría que soy yo.

—¿Por qué no le dices a alguien que te preste el teléfono? Por ejemplo a esa chica Monica.

—Creo que está enfadada conmigo. Aunque la verdad no sé que le hice.

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