1. Bienvenido a Diagon Alley

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<<Dame alas para volar y motivos para quedarme. >>



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31/07/1991

°El Caldero Chorreante°

— Válgame Dios — susurró el cantinero — Harry Potter, todo un honor.

Salió rápidamente del mostrador, corrió hacia Harry y le estrechó la mano con los ojos llenos de lágrimas.

— Bienvenido, Harry, bienvenido.

Harry no sabía qué decir. Todos lo miraban. La anciana de la pipa seguía chupando, sin darse cuenta que se había apagado. Hagrid estaba radiante.

Entonces se produjo un gran movimiento de sillas y, al minuto siguiente, Harry estaba estrechando la mano de todos los del Caldero Chorreante.

...

Adentro y afuera... Adentro y afuera... Puedo hacerlo... Tengo que hacerlo...

¿Por qué no podía su cuerpo colaborar por una vez en su vida?
Empezando por sus pulmones, quienes se habían puesto en huelga y se negaban a dejar que el aire penetrase en ellos.
Su corazón tampoco es que estuviera poniendo mucho de su parte, y parecía muy decidido a abandonar su cuerpo, algo que probablemente lograría si no dejaba de golpear frenéticamente contra su pecho.

Pero Harry Potter no era de los que se rendían, no lo había hecho durante los últimos diez años y no lo haría ahora que estaba a punto de escapar de los Dursley.
El niño frunció el ceño, demostrando que tras su apariencia frágil y maltratada había un luchador, un superviviente.
Su corazón tendría que permanecer en su cuerpo por algún tiempo más, este no era un buen momento para que saliese a darse un paseo, él todavía lo necesitaba.
Por su parte, sus pulmones tendrían que abandonar sus actos reinvidicativos por el momento.

Ese pequeño niño que recién estaba cumpliendo once años respiró profundamente, tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir mientras en su mente se repetían las palabras tantas veces dichas por sus tíos y su primo.
Una parte de él pensaba que ellos tenían razón, y que era un bicho raro. Nadie más que un freak se asustaría tanto por verse rodeado de tantas personas, aunque fueran personas que no conocía en absoluto, y que no sabía si querían hacerle daño.

No debería estar tan asustado, pero lo estaba...

¡Esas personas se habían abalanzado sobre él!
¿Y por qué todos querían estrecharle la mano? Él no era nadie.
Había estado tan cerca de tener un ataque de pánico cuando toda esa gente empezó a tocarlo.
Para él, el toque siempre había significado dolor.
Aunque en realidad, las mayoría de las cosas en su vida significaban dolor.

Hubo un tiempo en el que anheló ser tocado y besado como su primo, pero pronto supo que algo tan bueno como eso no estaba destinado a alguien como él.
Sus tíos lo habían dejado muy claro cuando pidió ser abrazado, nadie quería tocar a los monstruos como él, ya que corrían el riesgo de contagiarse de su anormalidad. Porque eso era él, un freak. Uno tan espantoso que siempre lo fastidiaba todo.

Siempre había sido acusado de ser un "bueno para nada" tal como lo habían sido sus padres antes de morir. Pero ahora sabía que eso era mentira, sus padres eran héroes, o al menos eso era lo que le había dicho Hagrid esa mañana antes de partir.

Le alegraba saber que sus padres no eran unos alcohólicos irresponsables, pero saber que habían sido asesinados... Sinceramente, no sabía que era mejor.
Aunque tampoco es que importara mucho... Ellos no estaban y él siempre estaría solo.
Esos pensamientos negativos hicieron que su respiración se volviese aún más agitada.

¿Por qué no podemos ser amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora