60 minutos

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*Aliona*

Mi celular vibro en la ultima clase. Mire la pantalla.

-''¿Como estas hija?, ¿Puedes hacer tiempo para venir al hospital? Quiero que comamos juntos'' -el mensaje era de mi padre, no pude evitar sonreír-ya los extrañaba-pensé agradecida-creo que llegare tarde a casa-avise a Dee mientras me levantaba del asiento.

-¿Adonde vas? La clase aun no termina-me reclamo, entonces sonó el timbre de salida.

-Tengo unos asuntos que atender-conteste antes de salir rápidamente por la puerta-veré a mis padres, veré a mis padres-cantaba en mi mente.

Baje las escaleras de dos en dos, no quería perder el tiempo, sabia que mi padre solo tenia una hora de comida y rara vez tomarla.

Salí del edificio, por el rabillo del ojo mire una sombra que me seguía. No le di importancia, quería ver a mis padre aunque sea en el desagradable hospital.

El bus estaba retrasado por 5 minutos-tendré que correr-ajuste la mochila sobre mis hombros y comencé a correr. Las botas militares y el vuelo de la falta me lo permitían. No me había puesto los audífonos para estar alerta mientras cruzaba las intersecciones. 

Eran los últimos días de invierno, no nevó mucho en la región pero si en las montañas, así que era la temporada del deshielo, el viento suele ser frio y penetra hasta los huesos, pero extrañamente  era un clima agradable.

Llegue al hospital, camine a la parte trasera del edificio donde estaban los jardines. Mire a mis padres abrazados, era una escena simplemente hermosa. Saque mi celular y les tome unas fotos. Me acerque a ellos por la espalda.

-Se esta tardando mucho-comento mi madre preocupada.

-Ella vendrá-contesto mi padre mientras la abrazaba.

-Y ella llego-los sorprendí por la espalda.

-Tu y tus pies ligeros-dijo mi madre plantándome un beso en la cabeza.

-Que bueno que llegaste hija-dijo mi padre pellizcando mi mejilla.

Camine al frente de ellos, se pusieron de pie.

-Vamos a comer-dijo mi madre.

Me coloque en medio de ellos, caminamos abrazados. Padre me contaba lo que ocurría en el hospital y como lo manejaba.

-Eres asombroso papá-le decía al terminar cada relato.

-¿Has considerado la medicina?-me pregunto.

-Sip, pero primero quiero terminar lo que ya empecé-conteste.

-Yo creo que deberías hacer lo que creas mejor para ti y te guste-contesto mi madre.

-Me llama la atención la medicina desde que soy pequeña pero...-hice una pausa.

-¿Pero que hija?-pregunto mi padre.

La informática me había recordado a mi hermano, tan lógico y preciso, tan útil y servicia. La informática se convirtió en una especia de vinculo hacia los recuerdos de mi hermano-pensé-también me gusta la informática-conteste con una sonrisa.

-Si tu estas feliz...-comento mi padre a medias.

-Nosotros lo estamos-finalizo mi madre la frase de mi padre.

Sonreí ampliamente-hermano, lo estamos haciendo bien, no te preocupes por nosotros y descansa. No permitiré que la abuela arruine la felicidad de mis padre, así que seré feliz.

Después de la comida fuimos a caminar a una plaza, compramos ropa a juego, bueno, solo una sudadera roja. Mis padres sonreían, la ausencia de la abuela era como un sol cálido en nuestras vidas.

Tomamos varias fotos juntos. Nunca había apreciado tanto 60 minutos como ese día. Mientras regresábamos al hospital para dejar a mi padre, tuve la necesidad de usar el sanitario, aguante hasta que salí de su oficina.

-Voy al baño-avise a mi madre.

-Te espero-contesto-no tardes mucho-ocupamos hacer el mandado.

Estaba sentada en la tasa del baño cuando entra un grupo de enfermeras.

-El doctor de Volkova es muy amable...

-¿Como no lo va a ser? Es el dueño del hospital y prefiere estar haciendo cirugías y atendiendo pacientes.

-Es millonario-comento otra.

-Y apuesto

Me asome por la pequeña rendija de la puerta-¿quien es la astuta que se fija en mi padre?-pensé mal humorada.

-Es una lastima que este casado-dijo una doctora de cabello corto y negro.

-Ay no diga eso, usted es mas bonita que su esposa, seguro un día de estos se fijara en usted-contesto una enfermera haciéndole la barba.

-¿Ustedes creen?-pregunto mientras tocaba su rostro con ambas manos.

Ya las identifique desgraciadas-pensé mientras las señalaba.

-Si, solo siga nuestros consejos lo que tiene que hacer...

Abrí la puerta del baño de golpe con mi celular al oído-entonces es suspensión o descuento de salario si se abandona su puesto por mas de 30 minutos-hice una pausa-¿Y cuento es por perder el tiempo en el baño y hablar de conquistarlo?-pregunte a mi padre mientras miraba a la medico.

-¿Quien te crees para mirarla así?-pregunto molesta la enfermera.

-Claro, director general, si, si, creo que son todas las de emergencias, bueno, una doctora y cuatro enfermeras.

-Serás...

Me aparte cuando intento quitarme el celular.

-¿Quien te crees para reportarnos con el director?-pregunto molesta la doctora.

-Señorita ¿Por que tarda tanto?-pregunto una de las guarda espaldas de mi madre.

-Estaba poniendo a las víboras y zorros en su lugar-la agente me miro extrañada-los animales deben estar en el zoológico no en un hospital, ¿no lo cree?

-Démonos prisa la Sra. Volkoka la espera-dijo haciéndose a un lado.

-Nos vemos arpías y no se fijen en  hombres casados, no sean zorros-conteste alzando la mano.

Salimos del hospital.

-¿Que fue eso señorita?-pregunto la agente.

-Vigila a esas zorras, presunto que comenzaran a molestar a mi padre con difamaciones y calumnias-conteste entrecerrando los ojos.

Subí al auto con mi madre.

-Vamos ha hacer el mandado y a dejarte con Glam y Victoria, sirve que los visito-comento feliz.

***

Gracias por leer. 

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Mátame, sáname: que tonteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora