Le gusta complicarse la vida

123 16 8
                                    

*Aliona*

-Había una mujer hermosa, de familia humilde que estaba comprometida con un joven rico. Ella lo dejo en el altar por otro de menor cuna. La decepción no tardó en llegar a su puerta, pues aquel ingrato la abandono hundida en la miseria, con cuatro hijos y otro en el vientre. ¿Sabes quién es esa mujer?...-hizo una pausa el anciano -Tu abuela, la misma que te hizo esas cicatrices-señalo mis brazos-Ella fue cegada por el amor. Y ahora prende casarte con el hijo nieto de ese hombre.

-¿Qué es lo que quiere, señor?-pregunte conmovida. Miraba por encima de su hombro, la única puerta esta detrás de él-No creo que me haya contado sobre el pasado de la abuela por amargura del pasado.

-Eres lista. Para llegar a la cima, tu abuela camino sobre varias a hombres, entre ellos mi padre. Después de su muerte, se volvió a casar con tú abuelo y aseguro su lugar en la alta sociedad-hizo una pausa-busco lo que es mío por derecho...

La loca que la abuela se casó con el padre del hombre que dejó en el altar. Sí que le gusta complicarse la vida-pensé-este hombre quiere la compañía...

-... Y necesito que mueras-dijo apuntándome con un arma al rostro.

Su intimidación es igual de inútil que este nudo-pensé mentiras desataba el nudo de mis muñecas. Entonces las luces se apagaron- Esta es mi señal-pensé.

Me tiré a mi costado izquierdo, debido a la conmoción no escucharon mi quejido. Me desate rápidamente los pies y rodé hasta la puerta, abrí la perrilla, salí rápidamente.

Se escuchaba un helicóptero sobrevolar el edificio, no tardó mucho cuando comenzaron a vocear los oficiales. Entonces se escuchó un estallido en el piso de arriba.

Coye, coye, coye-pensaba burlona en mi mente, mientras baja las escaleras.

-¡Ahi está!-escuche gritar desde arriba.

¿En qué planta estoy?-me pregunté mientras miraba la pintura en la pared-¡48! No inventes-mire el canalito por dónde se avienta la basura-todo sea por no caminar.

Me deslice y caí en un montón de desechos de construcción. El olor a cemento y el polvo blanco de la cal me cubrieron.

Solo espero que el señor Glam no se enoje demasiado-pensé al ver la chaqueta de Dee raspada y puerca.

Me levanté rápidamente. Mire las luces de las sirenas de la policía-nop, no quiero escándalos-susurre mientras salía por el otro lado. El edificio estaba rodeado, nada entra y nada sale.

Entonces, un recuerdo vino a mi mente como una centella. Era Dee con una chaqueta roja pasion. Dee apareció frente a mi con la luz resplandeciendo a sus espaldas. Comencé a reír.

-Siempre supe que estabas loca-dijo Dee con una sonrisa socarrona.

-Aliona-me llamo Petrov.

Abrace a Dee-¿Estabas preocupado?

Su cara enrojeció totalmente-sueltame mocosa-contesto empujandome.

-Como quieras-me acerque a abrazar a Petrov pero Dee me jalo hacia el.

-No lo toques, lo vas a ensuciar-contesto abrazándome, con la mirada hacia la izquierda.

-Ok, entonces te ensuciare a ti-comence a restregar mi cara cubierta de cal en su chaqueta rojo pasión-a todo esto. ¿Cómo entraron aquí?

-Listo...-dijo León con cara de pocos amigos.

-Leon-exclame mientras soltaba a Dee o eso intenté, pues el no deshizo el abrazo.

-Oye, rubiesito. Sueltala-ordeno molesto León.

Es un alivio que este bien-pensé feliz-Estoy bien hermano-le dije con una sonrisa.

-Entonces ya nos podemos ir, antes de que esto se vuelva un nido de federales-carraspeo.

Caminamos un poco y salimos del edificio con el. Nadie nos pregunto nada.

¿Así de importante es mi amigo?-pensé mientras miraba a los oficiales inclinarse ante él.

-Vamos a su casa-dijo León.

-¡No!-gritamos los tres al unísono.

-Si me llevas ahí, la abuela me matara-argumente-no quiero lidiar con la anciana. Seguro ya se enteró-pensé.

-Lo mismo aplica para mí-contesto Petrov alzando la mano.

-Igual a mi-agrego Dee.

-Entonces ¿dónde rayos piensan quedarse?...-se hizo un silencio macabro.

Minutos más tarde estábamos en un lujoso departamento.

-...no debí preguntar-gruño León.

Ahí estábamos todos, en la casa de mi amigo, el detective más codiciado de la ciudad.

*León*

Tres universitarios corrían por mi casa.

-Es la primera vez que vengo-comento Aliona asombrada.

-Sigo decepcionado...-dijo Petrov-Imaginaba tu departamento como...

-Como el de Sherlock Homes... Es una tontería- resople molesto.

-No lo había pensado de esa manera-susurro Aliona-pero está casa está llena de tu estilo-dijo con una sonrisa. Sus agujeritos en las mejillas aparecieron-¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?-Entonces toque uno, ella estalló en carcajadas.

-Rosshela-susure antes de ir a la cocina. Saque del refrigerador unos vegetales. Puse el sartén con aceite-sigue siendo esa niña juguetona... Menos mal que me permitieron entrar a la escena sin problemas, no quiero pensar que hubiera pasado si los federales la hubieran capturado-un escalofrío recorrió mi espalda-la anciana aún me incómoda.

-Gracias...

Mire sobre mi hombro, Aliona batía unos huevos-¿Cuánto llevas ahí?-le pregunté tomando la mezcla y vertendo en el sarten.

-Perdón por preocuparte-dijo mientras picaba la verdura-espero yo te acarrie problemas.

-De eso yo me ocupare-le conteste en tono neutro. En realidad estaba aliviado, pero aún así me había preocupado y enojado.

-¿No preguntarás cómo acabe ahí?-pregunto pasándome la verdura.

-No te presionare-recordé lo que dijo Dee-... Aunque... Nunca pensé que fueras a dormir con alguien antes de casarte.

Entonces comenzo a ahogarse con el agua que bebia-¿Qué locuras dices?-reclamo sonrojada.

-Supe que dormiste con Dee.

-Eso fue porque estaba enfermo, y me dormí en una silla a un lado de su cama-se defendió.

La mire inquisitivamente.

Chasqueo la lengua y rodó los ojos-para que te explico si tú ya me juzgaste-susurro molesta.

-Ya te enojaste y no vas a hablar. Siempre haces lo mismo-le respondí.

-Eres un cretino-se disponía a salir de la cocina pero la acorrale contra el refrigerador.

-Entonces dame una explicación que me deje satisfecho-le susurré al oído. Sentí como su cuerpo se encogió.

Se salió por debajo de mis brazos y me confronto-en mi mentalidad, mantener relaciones sexuales es para procrear, y no tengo intención de ello. Segundo, con la persona que procreare será la que ponga el anillo en mi mano y se amolara por el resto de su vida, pues llevará en honorífico de "esposo mío" por el resto de su miserable vida-contesto molesta.

-Entonces...

-Y ese no serás...

-¿Todo bien?-la interrumpe Petrov.

-No, el omelet se quema-contesto señalando el sartén.

Inmediatamente ambos fueron a salvar el omelet-agradezco que Petrov haya interimpido. Mi corazón me dolía porque bien entendió lo que Aliona iba a decir. Pero aún así soy tan tonto que no podré renunciar a ella-pensé al verla aliviada por salvar el omelet.

***


Gracias por leer :3
No olviden votar y hacer sus comentarios.

Mátame, sáname: que tonteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora