Un resfriado

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 *Heavy*

Regresaba feliz a casa después de una caminata tardía con Aliona, ya se había recuperado casi por completo, solo debía evitar cargar cosas pesadas-Sí que es una chica ruda, le tomo solo 2 meses y un par de semanas para reponerse. Tiene una gran fuerza de voluntad-pensaba asombrado.

Al llegar a casa encontré a mi hermano en la cocina, avance sigilosamente-lo voy a asustar-pensé-¡Hola!-salude a mi hermano pasando mi brazo por sus hombros.

-Ah eres tú-se limitó a decir.

-Oye bro, ¿Estas bien? Te miras demacrado-le dije.

-Estoy bien

-¡Cierto lo olvidaba! Oye Dee

-¿Qué quieres? No tengo dinero-contesto con grandes ojeras.

-Te vez terrible-le conteste entre risas-hoy en la noche es el festival de la primavera, voy a ir con Aliona a la feria, es la primera vez que sale de su vecindario después de ataque.

-Haz lo que quieras-contesto molesto.

-¿Ahora porque te enojas? ¿Qué dije mal?-pregunte alzando la voz-¿No estas feliz por ella?... ¿Por qué casi no la has visitado últimamente? ¿Qué pasa si le pasa algo?

-Lo que pase con ella no es mi problema, además tiene a un paramédico detrás de ella y si alguien le hace algo tiene a un asalariado servidor público y si necesitan encontrar a quien la agredió tiene a un Idol y si se siente sola a la hora de estudiar tiene a un heredero detrás de ella y si...

-¿Estas celoso?-pregunte sorprendido.

-¿Por qué lo estaría? ¡Maldición, la fiebre me mata!-exclamo antes de subir a su cuarto.

-Bueno hoy me daré una ducha-susurre antes de subir las escaleras.

*Dee*

Después de escuchar la confesión indirecta de Aliona por el detective deje de visitarla a menudo. Los exámenes estaban a la puerta, me había retrasado en algunas materias.

Seguía en contacto con el detective, al parecer había encontrado una manera de demostrar la inocencia de Aliona, lo cual era lógico ya que en el estado crítico que se encontró no habría podido herir al profesor de ninguna manera.

Seguía leyendo el mensaje del detective mientras limpiaba mi nariz. Había cachado un resfriado, lo cual me tenía de un pésimo ánimo.

-Aaaah mi cabeza-me queje por el dolor-mirare si hay medicamento en la cocina-pensé mientras bajaba.

Entre a la cocina, revise cada cajón, nada. Todo a mi alrededor giraba-esto apesta-pensaba mientras me sostenía de una silla.

Entonces Heavy me asusto por la espalda. Entablo una plática aburrida donde me informaba que hoy iría a la feria con Aliona, por algún motivo me moleste y no controle mi boca. Subí nuevamente las escaleras y me eche sobre mi cama. El frio invadió mi cuerpo, los escalofríos no cesaban de recorrer mi cuerpo.

El tiempo paso hasta que mi celular sonó, a duras penas lo levante.

-''Hola, Dee. ¿Me escuchas? Soy Nina. Tal vez no debería decirte esto pero perdí a Aliona en la feria y no se a quien recurrir''-dijo con la voz entre cortada.

-Mándame la ubicación-le conteste.

Me vestí con lo primero que encontré, tome las llaves de la moto de mi madre. El mensaje con ubicación llego, entonces me puse en marcha. Las luces eran borrosas, fue una suerte que llegara vivo a la feria.

El lugar era ruidoso y lleno de luces que me mareaban, cogí mi celular y llame a Nina.

-Ya estoy aquí, dime en donde la perdiste

-¿Dee?-pregunto la última voz que deseaba escuchar-Que coincidencia.

Gire hasta encontrarme con Helena, su cabello azabache centellaba en medio de la noche, su mirada ónix era vibrante.

-Estoy ocupado-conteste alejándome de ella.

-No espera tengo algo que decirte-dijo tomándome del brazo.

Entonces perdí el equilibrio, me estaba resbalando.

-¡OYE TU!-escuche gritar a alguien a lo lejos-Quítale tus garras de encima.

-Ah, de nuevo la mejor amiga que cuida al novio de su amiga-contesto socarrona-¿Cómo crees que reaccionaria tu amiga si viera que celas a su novio más que ella?

-De esta forma-dijo la delicada y dulce voz de Aliona.

Intercambiaron unas palabras, entonces entrelazo su mano con la mía, su tacto era agradable. Después llego el detective tomado de la mano con mujer de aire sofisticado y ojos llenos de miel. Como reflejo tome a Aliona de la cintura y le di un beso en la mejilla mientras miraba de reojo al detective, este apretó la mandíbula.

Nos despedimos, entonces se me ocurrió gritar.

-Vámonos para la casa, mi Róshela-después le plante un beso en la frente.

Subimos a la moto de mi madre. Aliona manejo sin problema, su cabello se ondeaba por el viento, el aroma a pino era muy agradable.

-¿Cómo puedes ser tan perfecta?-solté de pronto.

-¿Estas ebrio?-la escuche preguntar.

-¿Cómo es que siempre me haces pensar en ti?

-No digas algo de lo que te vas a arrepentir-la escuche decir.

-Por lo visto no te fue bien en tu declaración-dije burlón.

-¿Quieres problemas?

-No me hables feo, soy un paciente-conteste.

-¿Que rayos te pasa Dee?

-Salí a buscarte en moto con una fiebre de 49 centígrados porque Nina me dijo que desapareciste. Tienes la idea de lo preocupado que estaba... ¿Por qué eres tan mala y desconsiderada?-pregunte haciendo un puchero.

-Dee, por favor cálmate, me estas asustando.

-... y todo para que tú le digas a un viejo verde rabón que te gusta. Por eso me caen mal las amistades de mucho tiempo, siempre acaparan todo-conteste cruzando los brazos.

-Dee por favor, agárrate bien.

-No te la pondré fácil esta vez-dije abrazándola por la cintura y besando su hombro-entonces no supe nada más.

Desperté debido a los rayos de sol filtrándose por la ventana, entonces sentí a alguien recostado a mi lado, ligeros recuerdos llegaron a mi mente, en una Aliona gemina debajo de mi-¿Dee que rayos hiciste?-me pregunte pensando lo peor.

Al levantar la manta me encontré con Heavy durmiendo.

-¿Que rayos haces aquí?-le pregunte sobresaltado.

-No hagas tanto escándalo, vas a despertar a Aliona-dijo susurrando.

-¿Donde esta ella?-la busque con la mirada por la habitación.

-En mi cama...

-¿Qué?-gruñí.

-A noche no la dejaste dormir, pobrecita la lastimaste muy feo, sí que pesas más de lo que aparentas-contesto con le cejo fruncido-Oye ¿Te sigues sintiendo mal? Estas colorado.

-Tengo exámenes, nos vemos más tarde-dije saliendo por la ventana de mi cuarto.

***

Gracias por leer. 

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Mátame, sáname: que tonteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora