Dama Carmesí

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*Aliona*

Miraba por la ventana como estatua inerte.

La anciana llevaba una semana en casa y yo, estaba confinada hasta nuevo aviso. Nada de salidas, nada de visitas, solo comida insípida para adelgazar.

Seguro la bruja planea algo-me decía una y otra vez-debo estar alerta, para lo que venga.

Llamaron a la puerta tres veces antes de entrar.

-¿Puedo pasar señorita?-pregunto la sirvienta personal de mi abuela.

Ya estás dentro-pensé torciendo los ojos. Me límite a asentir con la cabeza.

-La señora le manda esto-dijo la mujer entregándome un vestido de gala. Me límite a mirarla-tendremos invitados muy importantes el día de hoy.

Asentí con la cabeza-esta anciana... Supongo que va a subastar mi valor frente a varios... Espera, espera, piensa revelar mi identidad. ¿Por qué? ¿Por qué ahora?

Me asome nuevamente por la ventana, los autos comenzaron a enfilar en la entrada de mi casa. Las personas que bajaban de ellos vestían elegantes y llevaban puestos antifaces.

Un escalofrío recorrió mi espalda al ver a varias personas del grupo de las 7 entrar por la reja-¿Qué hacen ellas aquí?-mi corazón dio un brinco al ver a Dee entrar después de Petrov.

Entonces volví a mis sentidos, me aparte de la ventana y me mire al espejo-"Quemaré los barcos"-pense. Me coloque el vestido rojo brillante-me veo provocadora. No, me veo como un desagradable regalo navideño... Mas bien soy un sobre dinero de año nuevo chino -pensé-bien, lo haré a mi manera.

-Pongase esto señorita-dijo la criada mientras me colocaba el antifaz-por ningún motivo se lo quite-ordeno apretando el lazo. Le di un codazo en el estómago.

-Demasiado cerca -susurre cambiando el tono de mi voz.

-Ese tono es perfecto-dijo la anciana-aunque no es necesario. Tienes prohibido pronunciar palabras.

Asentí con la cabeza.

-Serás puesta junto con otras jóvenes, no te alejes de ellas-dijo la abuela tomándome el rostro-ni por un momento-me soltó con brusquedad-arreglen su maquillaje, debe quedar irreconocible-ordeno antes de ponerse su antifaz.

10 minutos después ya olía el asqueroso aroma a químico y pintura. Mi estatura aumenta drásticamente por los tacones de aguja y plataforma rojos. El vestido rojo brillante se ceñia a mi cuerpo, gracias al apretado corset.

Al salir de la habitación un grupo de chicas me esperaba, estaban vestidas exactamente igual, nuestra altura no variaba mucho. Baje las escaleras poco a poco rodeada por estás chicas.

-¡Queridos invitados! Me alegra informarles que mi amada nieta se encuentra entre estás señoritas-dijo la anciana-y aquí es donde sigue la tradición de nuestra élite "Quién la encuentre tiene derecho a casarse con ella y por lo tanto será el consorte de empresas Volkova"...

"Y que la suerte este siempre de su lado"-me burle recitando la estrofa de una saga muy conocida.

-...piensen, analicen y saquen sus conclusiones, pero recuerden las reglas "chica tocada, chica movida". Y así damos comienzo a la ceremonia de la Dama Carmesí. Disfruten de la velada- finalizo mi abuela dando el micrófono a una sirvienta.

Qué forma de decir "Pieza tocada, pieza movida". Muy astuta, anciana. Seguro que estás chicas estarán al pendiente de cada uno de mis movimientos y me imitarán haciéndolo obvio, pero que pasa si soy yo la que imita.

Nos dispersamos por toda la casa. Me mantendré alejada de Dee-pensaba.

Los comentarios iban y venían.

Mátame, sáname: que tonteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora