Capítulo 19

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Jungkook fue muy claro con Jimin cuando dijo que no podía acercarse a Yurim, pero ahí estaba él, siendo codicioso una vez más.

La esperó recargado sobre el capo de su coche a las afueras de la residencia de su madre mirando un par de veces el reloj en su muñeca, porque sabía que la agenda diaria de su esposa terminaba alrededor de las ocho de la noche.

Hasta que finalmente, el coche de la mujer se aparcó provisionalmente antes de entrar a la casa de la señora Jeon.

Yurim divisó claramente la figura de su esposo y eso la alarmó. Podía distinguir la derrota en ese compungido rostro angelical del masculino, haciendo que su repentina presencia llenara de nervios a la joven dama.

La mujer quería echarse a llorar pensando desde hace cuántos días no lo veía, lo extrañaba y quería acurrucarse en su pecho ¿Pero tendría derecho después del último encuentro desafortunado?

Por otro lado, Jimin encontró unos ojos tristes que siempre estaban llenos de vida, pero hoy no eran así, el corazón se le partió y un nudo en la garganta amenazando con arruinarle el encuentro.

Ambos comenzaron acercarse con cautela. Parece que la indecisión los orillaba a comportarse con miedo de lo que pudiese resultar. Pero eso no importó para que Jimin abriera sus brazos esperando por Yurim aún inseguro de ser correspondido, sin embargo, la chica esperó tanto por ello que se echó a correr para hundirse en esos brazos que la estrecharon con frenesí.

—Cómo estás.—Jimin apartó por unos segundos a Yurim y la tomó de los hombros mientras buscaba la mirada de ésta que se encontraba perdida en algún punto.—Sé que es inútil preguntar esto ahora pero, te pensé todo este tiempo.

A veces Yurim trataba de entender la postura de Jimin, alguien que todo el tiempo le resultaba complicado y difícil de adivinar sus pensamientos, pero en ese tono de voz por fin encontró una emoción diferente.

Miedo

—Uhm...

No encontró manera de hacerle saber lo terrible que estaban siendo sus días sin él, lo vacías que eran sus noches sin escuchar un "hasta mañana" antes de dormir; encontrarlo sobre la cama leyendo un libro distinto cada semana; la colonia masculina que impregnaba su habitación por las mañanas; o su figura frente al espejo ajustado su corbata, extrañaba todo eso, lo extrañaba a él.

Pero lo que más necesitaba era esa sonrisa que se trasladaba incluso en sus ojos haciéndolos más pequeños.

—¿Comiste?—Jimin limpió una ligera lagrima cayendo sobre el rostro de Yurim con su pulgar provocando aún más la culpa, que tocarla se le hacía una ofensa al hermoso angel que tenía por esposa.

—En realidad no.—balbuceó.

—No puedes saltarte tus comidas.—con delicadeza entrelazó sus manos con las de ella que se sentían frías por la ventisca de la noche.—Ven, comamos algo.

Yurim no opuso resistencia dejándose arrastrar hasta el coche de Park Jimin, ni siquiera le importó por primera vez dejar plantada a su madre, porque ahora sólo quería tener una amena comida con su compañero de casi diez años.

El resto del camino prefirieron hablar de trivialidades como el próximo festival de la academia de artes y la participación tan importante de Yurim, sería este su debut como directora de orquesta, por lo que la alegría no le cabía en el pecho.

También hablaron del cachorro que ambos adoptaron meses atrás, y que actualmente creció abrumadoramente. Incluso, Jimin le mostró algunas fotografías.

Pero no fueron capaz de tocar el verdadero tema que originó ese significativo distanciamiento. En su lugar, cenaron juntos como una auténtica pareja ignorando los tiempos de crisis que atravesaba su matrimonio.

Tampoco hablaron de un posible regreso al departamento, y por supuesto Jimin no tenía intención de colocar a Yurim en una situación así de degradante a su dignidad, prefiriendo que siguiera a lado de su madre y hermano. Porque en realidad, Jimin tenía otros planes esa noche para Yurim.

—¿Entonces irás al festival de otoño?—el anhelo que mostraba Yurim hizo que Jimin no se negara, quería estar ahí y apoyarla, quizá con la necesidad de enmendar uno de sus tantos errores.

—Ten por seguro de que estaré ahí.—noblemente Jimin accedió.—Y estaré en el concierto de conmemoración a tu carrera sólo si me lo permites, pero...—titubeante tenía que expresar sus verdaderas intenciones con este matrimonio.—Dudo que aceptes.

A Yurim claramente la tomó desprevenida el repentino cambio de actitud que Jimin sufrió. Todas aquellas sonrisas habían desaparecido, esa seguridad que emanaba se reemplazó por un abatido masculino.

—¿Hay algo que quieras decirme?

Sí, existían tantas cosas, pero prefería callar por el bien de todos.

Yurim, divorciémonos.—dijo tan rápido como pudo tratando se liberarse de todas sus culpas, pero era imposible y hasta cierto punto, absurdo.

Jimin agachó la cabeza como una forma de pedir disculpas por tan repentina solicitud y la vergüenza de los actos que lo orillaron hasta ese punto.

La mujer miró a su lados y sutilmente preguntó.—Es una broma de mal gusto.

Jimin al escuchar una respuesta tan renuente se incorporó encarando a Yurim, la cual se encontraba profundamente consternada, porque no era así como debían terminar el día, pensó que después de esta cena volverían a ser los mismos, sin embargo, Jimin no tenía intenciones de materializar esos deseos.

—Nunca dije que fuera una broma.

—Entonces, por qué.—exigió.—Sé que no la hemos estado pasando bien, pero ¿Es necesario?

Muy necesario para evitar que salgas más lastimada. Pensó Jimin.

—Yurim, de verdad estoy seguro de mi decisión. Tú misma lo has dicho hace un par de segundos, estamos mal, y creo que esto no tiene remedio.

—Estamos así por malos entendidos que ni siquiera hemos desahogado, entonces, me niego aceptar esta petición, sólo necesitas pensarlo más ¿De acuerdo?

—Yurim yo...—Jimin estaba volviéndose loco por no ser capaz de contarle el verdadero trasfondo de su decisión, aunque eso significara quitarle la venda de los ojos a ella, para mostrale lo muy basura que era de persona.

—Esperemos hasta el día de mi concierto de aniversario, y me dices si tu decisión sigue siendo la misma, si lo es, la respetaré, y si cambiaste de opinión, entonces no se volverá a tocar el tema.

Sin más, Yurim se levantó de la mesa reteniendo aquellas lágrimas que amenazaban con desbordarse, porque una vez que uno de los dos llegase a considerar el divorcio, entonces, el futuro era inminente para ambos, pero ella era tan obstinada que prefería aferrarse a todo aquello que le hiciera daño.

Love AffairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora