Capitulo 37

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Dos pies fuera de aquel lugar, Jimin miró al cielo y respiró el aire de Seúl una vez más, pero ahora desde la libertad por la que esperó durante cinco años.

Aquel jovial rostro que lo caracterizó por tanto tiempo no estaba más, sus rasgos maduros resaltaban dándole una presencia distinta. Y aún así seguía siendo un tipo demasiado atractivo.

Jimin miró a sus lados como si estuviese pisando por primera vez la ciudad, rodeada de una cantidad absurda de espectáculos, entonces, cuando vio uno que destacaba entre el resto solo le quedó reír con amargura, como si el destino le hubiese jugado un truco demasiado sucio.

Luego recordó aquellos años donde Yurim era la protagonista de todos esos espectáculos anunciando sus majestuosos conciertos. Ahora no era paralelamente distinto, solo que existía un pequeño detalle.

La prima donna tenía compañía.

Todo indicaba que Yurim y Taehyung tendrían próximamente una serie de conciertos a dueto; la noticia no solo consternó a Jimin, sino al resto de la población que esperó por cinco años el regreso de la artista.

Sin embargo, la temática que utilizaría ahora sería completamente distinta e interesante. Yurim por muchos años solo compartía escenarios con su hermano, que hacerlo con alguien distinto significaba mucho.

Taehyung había dejado de ser ese chico esperando por un golpe de suerte, ahora estaba convertido en un artista en todas sus letras, el hombre consiguió cautivar en poco tiempo al público; era apuesto, rico, lleno de carisma y con una voz tremendamente envidiable.

Taehyung pasó de no tener nada, a tenerlo todo, incluso a Yurim.

Era de esperarse a que fuese un golpe duro para Jimin. Desesperado tomó un taxi pidiendo que lo llevara al antiguo departamento que por muchos años fue de Yurim y él. Aquel lugar era lo único que le quedó y los recuerdos que le traería ya eran un problema anticipado.

Cuando Jimin llegó, no esperó que la inquietante presencia de Namjoon lo interceptara de la nada.

—Creí que no volvería a verte.

—Ya ves que no es así. Solo vine asegurarme de que no cometieras suicidio.

Jimin lo miró mal ante el desagradable comentario de su ex colega y abogado hasta hace apenas unas horas.

—Si me disculpas, tengo muchas cosas que hacer, así que lárgate.

—Por ejemplo, lidiar con ese pequeño polizón intentando robar a tu chica.

—Yurim puede hacer lo que quiera, solo quiero a mi hija de regreso.

—¿Qué tan seguro estás de eso? ¿Nunca te ha pasado por la cabeza recuperar tu vida a lado de Yurim y esa niña.

Jimin no dijo más, así que terminó por azotarle la puerta en la cara a Namjoon mientras trataba de tranquilizarse, sin embargo, las palabras de su ex colega se repetían en su cabeza porque ciertamente tenía razón, pero era imposible que sus pensamientos se materializaran de forma positiva para él.

Quería recuperar a Yurim y a su hija, pero no había manera de hacerlo con dignidad, quizá a la niña si, pero que había de la mujer, ella estaba lejos de su alcance cuando ya tenía a otro hombre de su lado. O al menos eso parecía porque aún nada era oficial, solo rumores.

Tantos pensamientos sobre —esos dos— estropearon la tranquilidad que Jimin había conseguido después de salir de ese horrible lugar.

Por qué tuve que arruinarlo todo.

Cien veces fueron pocas las que se preguntó Jimin por el motivo de su matrimonio fallido. Amaba a Yurim, de eso no tuvo duda, pero tan débil fue que falló en un abrir y cerrar de ojos, por lo que se sentía avergonzado de muchas formas posibles.

Love AffairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora