Jimin escoltó a Hanbyul a la recamara de invitados mientras la madre de ésta y Yurim preparaban té y fomentos de agua fría, mientras ellos esperaban en la habitación.
Hanbyul tomó asiento en el borde de la cama con ayuda de Jimin sosteniendo sus manos, pero cuando ya estaba hecho, la chica seguía aferrada a su profesor, mismo que se dio cuenta de esas intenciones.
—¿Hanbyul?...podrías soltarme.
Hanbyul decidida a enfrentar sus sentimientos se negó afianzando más el agarre, lo que hizo poner en alerta al masculino porque no era apropiada tanta cercanía y en cualquier momento Yurim y la madre de Hanbyul podrían entrar.
—Profesor Park, ese día...¿Por qué me besó? Necesito que me lo diga porque cada día que pasa me está asfixiando.
Jimin comprendía, a él le pasaba exactamente lo mismo y aún no tuvieron siquiera oportunidad de arreglar ese tema con los acontecimientos de los últimos días.
—Es verdad. No te he pedido disculpas como es debido.—Jimin trató de separarse de Hanbyul para permanecer lo más lejos de ella, pero la chiquilla no se lo estaba poniendo fácil con la fuerza que ejercía sobre su piel.
—No quiero sus disculpas, quiero saber las razones que lo motivaron a tomar mis labios. ¿Acaso no se da cuenta lo que provocó en mi?
—Hanbyul, eso fue un mal entendido.
—¿Es porque soy bonita?—dijo de inmediato.
Jimin no esperaba tan de repente una afirmación así, igual no podía negar que era hermosa y joven, pero ni siquiera él mismo supo por qué lo hizo. Fue algo tan absurdo pero a la vez sentía que no era un error.
—Aquí están los fomentos.—Yurim entró sorpresivamente haciendo que Jimin y Hanbyul se apartaran muy rápido que fue tan evidente la cercanía que tenían hasta hace apenas unos segundos.
Yurim con una charola en mano miró desconfiada, pero no era el momento más idóneo para interrogar con preguntas considerando el estado de la chica, lo dejaría pasar y no se atormentaría con locas teorías.
La dama dejó las cosas sobre una mesita sin decir algo más y salió de la habitación de la misma forma en como llegó.
Yurim recorrió los pasillos del apartamento que se encontraban decorados por los retratos que fueron tomados el día que ella y Jimin se casaron, se veían tan felices y entusiasmados que la hacía recordar exactamente como se sintió la primera noche que pasó a su lado como esposa y los días posteriores.
"Jimin nunca podría hacerme daño, ¿Cierto?", pensó.
Pero a quién engañaba, lo que su hermano le dijo por la mañana la dejó pensante por el resto del día que ni siquiera tuvo un momento para concentrarse, salvo cuando tuvo esa pequeña charla con Taehyung.
—¡Ah! ni siquiera tengo amigas para contarles como cualquier chica normal.—se quejó en voz muy baja.
Su circulo social se limitaba a su propio hermano, Seokjin y Yoongi, un pianista que siempre actuaba en sus recitales.
Yoongi...
—¡Claro!
Corrió hasta su habitación en busca del móvil para llamar a ese pianista que ciertamente lo consideraba ya un amigo después de tantos años dando conciertos con ella. Igual tenía claro que como un chico tal vez se pondría de parte de su género, pero lo consideraba un hombre tan sabio que escuchar algunos consejos no estaban demás.
—Yoongi ¿Estás ocupado?
—No.
En realidad sí, el masculino en ese momento se encontraba trotando en la caminadora por lo que se escuchaba agitado como para que Yurim se tragara ese cuento.
ESTÁS LEYENDO
Love Affair
Fiksi PenggemarSu gloriosa voz y su esposo eran aquello que le daban un sentido de pertenencia en este mundo a la prima donna coreana, pero un día aquel recital en el que estuvo atrapada toda su vida se desvenece frente a sus ojos cuando el amor de su vida dice es...