Jimin al escuchar la puerta principal del departamento azotarse, corrió fuera de su cama porque todo indicaba que Yurim había llegado.
En pijama y descalzo bajó rápidamente con una enorme sonrisa las escaleras, desapareciendo todo rastro de felicidad cuando encontró a su preciada esposa hecha un desastre.
¿Había llorado?
Odiaba bajo cualquier circunstancia que el rostro de su querida Yurim se pintara de tristeza, algo que no era normal en una mujer tan dulce que todo el tiempo le daba buena cara a la vida, entonces, se preguntó qué la había hecho sentirse así.
Y tan pronto, la mujer se abalanzó al pecho de su esposo terminando de llorar en su lugar favorito y éste asustado la abrazó preguntado con insistencia qué ocurría.
—Nena, podrías calmarte, aquí estoy.
Con calma dirigió a Yurim hasta el sofá mientras iba por una botella de agua a la cocina, y cuando regresó, notó que la mujer estaba recostada abrazando una almohada totalmente ida.
Jimin se sentó en el borde del sillón que permanecía disponible comenzando a jugar con los mechones de cabello de su esposa con suma delicadeza, tranquilizando aún más el estado de Yurim.
—¿Sucedió algo malo?—volvió a preguntar.
—Los hermanos Kim.—balbuceó.
—¿Quiénes son los hermanos Kim, te hicieron algo?
Yurim negó al instante comenzando a contarle todo, desde que su madre le pidió el favor de evaluar a los estudiantes de la institución, hasta el deprimente episodio de Taehyung y Hoseok, mientras Jimin escuchaba atento.
—Jimin hazme olvidar esto ¿Si?—un puchero apareció en los labios de la fémina haciéndola ver muy adorable ante los ojos de su esposo.
No hacía falta persuadirlo más de la cuenta cuando Jimin ya se encontraba encima de la chica aprisionando su pequeño cuerpo.
Lentamente deslizó una de sus manos por encima del vestido de Yurim, desde sus pechos hasta colocarse en su parte baja para encontrarse con una sorpresa demasiado candente para el hombre.
Con ojos expresivos y profundos mirando a Yurim como si de su presa se tratara, dijo.—Dices que, no traías puestas tus bragas, eso es muy travieso de su parte señora Park.[••••]
Entre las sábanas blancas Jimin acariciaba la aterciopelada piel de su esposa con total devoción. Amaba cada minuto que pasaba a su lado y los atesoraba tanto como el día que se conocieron, como el primer beso, el primer te amo que le dedicó y el día que el párroco les dio la bendición como un nuevo matrimonio.
—Cuándo tendremos un bebé.—dijo Jimin sin perder el ritmo de sus caricias, pero el simple hecho de mencionarlo, ponía tensa a la joven Yurim.
Se habían casado cuando Yurim apenas tenía veintiuno y Jimin veintiséis en contra de toda la autoridad de la familia Jeon, quienes se negaban a que su hija menor se casara con un ordinario jovencito hijo de un político de baja categoría que conoció durante su adolescencia, entonces, creyeron que sólo sería un romance pasajero, pero nunca imaginaron que su amor era más poderoso que la última palabra de los señores Jeon.
Para esto ya ocurrieron al menos siete años de estar juntos sin contar el romance que los unía desde la adolescencia, entonces, sí, cualquiera pensaría que se trataba de una auténtica historia de amor con final feliz, pero Jimin creía necesario sellar su amor con un pequeño que fuese de ambos. Ansiaba tanto un bebé que tuviese los ojos de su madre y la sonrisa de él, sería un bebé muy bello y amado.
—El día que la realidad supere la ficción.—dijo Yurim con un tono muy burlón que además le sacó una gran carcajada a Jimin.
—Crees que estás viviendo en algún cuento de hadas o algo así.—respondió el masculino.
—Contigo a mi lado parece un sueño. Incluso si llevamos siete años casados y casi nueve juntos, se siente como la primera vez que mi corazón latió por ti.
—Entonces, me esforzaré aún mejor para que siga pareciendo así de irreal como lo he venido haciendo. Pero, de verdad ¿Cuándo podremos ser padres?
Yurim lo tenía claro, ser madre estaba aún muy lejos de suceder, su carrera estaba en su apogeo, era todavía muy joven y sentía no estar preparada para dedicarle toda las atenciones que un niño demanda.
En realidad, Yurim tenía miedo de repetir la historia de su madre con ella y su hermano, quienes prácticamente fueron niños criados entre nanas y su abuela materna mientras sus padres seguían forjando sus respectivas carreras, el señor Jeon como político y su madre como la prima donna de su época.
Y era claro, que en su caso, ni Jimin, ni ella estaban en su mejor momento, en los últimos meses sólo compartían tiempo en las noches donde sólo era para charlar durante la cena y después un poco de sexo. Pero al final, estaban juntos y se amaban ¿No?
Aunque a veces atraparse en una farsa puede resultar mucho peor que vivir en la realidad.
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Love Affair
FanfictionSu gloriosa voz y su esposo eran aquello que le daban un sentido de pertenencia en este mundo a la prima donna coreana, pero un día aquel recital en el que estuvo atrapada toda su vida se desvenece frente a sus ojos cuando el amor de su vida dice es...