Un año antes
—Chicos, he tenido el privilegio de dirigir los mejores trabajos de investigación en el tiempo que me he dedicado a la docencia en esta institución y me es necesario aconsejarles que se desliguen del derecho positivo si desean obtener una mención honorífica en sus exámenes profesionales.
Si les preguntabas a los alumnos de la facultad de derecho de la Universidad de Yonsei sobre las clases del abogado Park, la respuesta sería que eran toda una odisea capaz de avivar la vocación de cada uno de los jóvenes.
—¿Y qué consejo nos daría como estudiantes a punto de iniciar nuestros trabajos de investigación?—uno de los alumnos levantó la mano clamando la atención del masculino que yacía sentado sobre su escritorio mientras jugaba con su bolígrafo.
Aquella era una vista digna de respeto; Park Jimin era un hombre demasiado apuesto, varonil e inteligente, siendo así un tema de conversación tanto para chicas y chicos que lo señalaban como un ejemplo a seguir por lo legendario que era en el campo del derecho a su corta edad de treinta y un años.
—Jamás propongan una tesis reformadora de leyes o artículos de la constitución, los expertos en la materia estamos cansados de escuchar lo mismo durante los éxamenes profesionales.
Sin más, el abogado y profesor finalizó esbozando una sonrisa demasiado tormentosa para la población femenina de la institución. En ese mismo instante, Jimin ya se había llevado más de un suspiro por parte de sus alumnas.
—Entonces, si quiero que usted dirija mi trabajo de investigación, cómo debería verme frente a usted.
Una suave voz apareció en el radar de Jimin, una chica que a decir por la inseguridad que reflejaba el timbre de su voz, la hacía parecer vulnerable frente a sus compañeros e incluso profesor.
Pero así era ella en esencia, una jovencita por demás soñadora y dulce, pero que en el fondo mantenía una pasión intacta por el derecho justo como Jimin y eso él lo sabía perfectamente.
A pesar de que la chiquilla pasara desapercibida de sus compañeros, de su profesor no podía decir lo mismo, por el simple hecho de amar sus participaciones tan interesantes en clase y la fina redacción de textos en cada una de las asignaciones junto con argumentaciones que hasta ni un veterano en derecho podría externar.
—Por favor que no le tiemble la voz cuando esté hablando conmigo, señorita...—hizo un ademán con la mano en el aire para recibir la respuesta de la jovencita fingiendo no saber su nombre.
—Kwon Hanbyul.
—Entonces, podría quedarse al final de la clase, tal vez podríamos platicar un poco sobre lo que tenga en mente para su trabajo de investigación.
Basto aquello para que las comisuras de los labios de la jovencita formaran una sonrisa triunfadora.
¿Entonces había sido elegida por Park Jimin? Eh.
Y es que el profesor era tan conocido por su forma tan rigurosa de trabajar, que parecía muy elocuente cuando dejaba lecturas de más de trescientas páginas de un día para otro seguido de ensayos y preguntas demasiado profundas que responder si querías que dirigiese tus trabajos de investigación. Y ante la queja y reproche de sus alumnos la respuesta era "aplica una lectura universal".
Era tan odioso, pero los resultados serían los mejores.
Al finalizar la clase, todos los alumnos comenzaron a salir poco a poco dejando oportunidad para que Jimin y Hanbyul pudiesen tener esa charla que sugirió.
La jovencita al notar a el último alumno en abandonar el salón, caminó con algo de torpeza hasta su profesor que miraba con interés su laptop.
—Que bonita.—dijo seguida de una sonrisa demasiado enternecedora.
Hanbyul por un momento tuvo un cortocircuito con la situación y casi de inmediato se ruborizó, pero ese enamoramiento platónico con su profesor se vería en pausa cuando finalmente descubrió para quién iban dirigidas realmente tan palabras melosas.
Jeon Yurim, la prima donna, sábado trece de febrero en concierto.
Claro que cualquiera podría sacar suspiros luego de ver aquel anuncio tan épico mostrando a la soprano más famosa del momento y esposa del hombre que tenía frente a ella.
Ante lo distraído que se encontraba Jimin observando el anuncio, Hanbyul también tuvo oportunidad de mirarlo por el rabillo del ojo dándose cuenta que de verdad la soprano parecía toda una princesa tan delicada e impoluta dentro de ese vestido de gala.
Al igual que todos los coreanos, Hanbyul era una gran fanática de Yurim, amaba tanto reproducir sus recitales día y noche e incluso después de dormir con tan majestuosa lírica que expresaba a través de su voz.
—Oh ¿Ya están vendiendo los boletos para el concierto?—preguntó frenéticamente la jovencita.
Jimin al escuchar la pregunta se volteó hacía ella muy sorprendido de compartir esa pasión por la música de Yurim con su alumna.
—¿Te gusta el canto de Yurim?
—Ella me puede mucho. Es tan poderosa que me da escalofríos cada vez que la escucho cantar.
—A mi también.—dijo con franqueza.—¿Entonces tienes planeado ir al concierto?
Hanbyul asintió con emoción.—Si alcanzo boletos, la última vez no pude ni siquiera entrar a la fila de espera.
—¿Irás sola? Porque yo tengo acceso a sus recitales de por vida.—Jimin bromeó rompiendo así con esa personalidad tan arrogante con la que se le señalaba. Pero después de todo, sólo era un ser humano como todos.
La pregunta tomó por sorpresa a la chiquilla, eso no era tan esperado como que la haya elegido para dirigir su trabajo de investigación.
—Regularmente suelo acudir solo a los recitales de mi esposa y me la paso muy bien, pero a veces es necesario tener a alguien a tu lado para compartir ese sentimiento indescriptible que me provoca la mujer con su lírica.
—Me pasa lo mismo, pero la mayoría de mis amigos prefieren otro tipo de música.
—¿Te parece si vamos? Incluso ella podría autografiarte uno de sus álbumes, Yurim es muy noble.
Hanbyul llevó sus manos a los labios como un símbolo de exaltación.—Profesor Park ¿Haría eso por mi?
—Es la primera vez que una alumna elogia a mi esposa, no todas son amables con ella, por supuesto que lo haría.
Era verdad, Yurim no solo era respetada como una artista, sino también era odiada a causa de las envidias, sobre todo por aquellas personas que tenían un flechazo por Jimin y aunque Hanbyul estuviese en ese mismo supuesto, no podía odiar a Yurim, porque ella también era digna de su completa devoción.
Pero el futuro era tan incierto y decir "yo nunca" es casi imposible de sostener a largo plazo cuando te ves cegada por emociones negativas.
Justo como a Hanbyul le sucedió.
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Love Affair
FanficSu gloriosa voz y su esposo eran aquello que le daban un sentido de pertenencia en este mundo a la prima donna coreana, pero un día aquel recital en el que estuvo atrapada toda su vida se desvenece frente a sus ojos cuando el amor de su vida dice es...