Yurim
Taehyung, si me preguntan por nuestra historia...
Quizá sea un poco extraña de contar, porque fue así como él llegó a mi vida, como si se tratara de un delicado pétalo impetuoso en los vientos de primavera acariciando mi rostro.
Como esa mano al final del camino esperando por mi y mostrarme nuestro propio mundo, uno que yo creía conocer.
El escenario.
Aún guardo en mis memorias su primer concurso, ese preciso momento donde frotaba sus manos sobre aquel pantalón negro del esmoquín, nervioso y sudoroso porque era la primera vez mostrándose como el artista que es.
Estaba segura de sus mil y un cualidades, de esa manera en como cautivó nuestros corazones con ese encanto natural a la hora de pisar el escenario.
En todos mis años de carrera jamás había visto a una persona tan dedicada en hacer realidad sus deseos; era tan bello como un ángel, justo como lo hizo la primera vez que cantó para mi en el pasillo de la academia cuando él creía no tener oportunidad, sin embargo, triunfó, justo como esa noche donde la nueva cara de la música clásica nacía entre ovaciones por ese barítono de mirada indescifrable.
—¿No vas a felicitarme?
Fue lo primero que dijo después de bajar del escenario y buscarme entre la multitud. Taehyung se encontraba tan sonriente, y yo tan fuera del lugar, porque únicamente me tenía a mi en ese momento. Ambos estábamos lejos de Corea y ni su familia, ni las personas que consideraba fundamentales se podían permitir un viaje a tan costosa ciudad, sin embargo, él dijo algo que me hizo volver tan codiciosa y nunca dejar ese lugar tan importante en su vida.
—Mi artista favorita está conmigo ahorita mismo, creo que no necesito más y probablemente sea el chico más afortunado de la noche, el hecho de tener tu apoyo ya es un logro.
—Ven aquí.
Me colgué de su brazo y ambos nos dirigimos a una de las zonas de restaurantes más exclusivos de la ciudad. El simple hecho de pisar las banquetas alarmó al recién estrenado artista.
—No por favor. Jamás podría costear una comida aquí, debe ser carísimo.
—Te preocupas por tantas cosas, jamás dije que pagarías. Esto es lo mínimo que tu mentora puede hacer por ti.
De su brazo recorrimos las calles de Nueva York como dos jóvenes enamorados en busca de olvidar los días grises y vivir por primera vez ajenos a nuestro entorno.
Como podría olvidar la amena compañía de un chico tan encantador como Taehyung, él me hacía sentir de nuevo como una chiquilla, era como volver a experimentar los mejores años de mi vida y por un momento olvidé quien era en ese entonces, olvidé aquellas cosas que nunca más volverían a estar a mi alcance.
Pero incluso él era capaz de traer el cielo para mi.
—La cena solo fue un pequeño detalle, aún queda disponible tu verdadero deseo. Dime Taehyung, qué puedo hacer por ti.
Los ojos de Taehyung se abrieron un poco más y paró de golpe su andar observándome como si yo le resultara una extraña criatura.
—Hablo en serio. No solo es un logro tuyo, personalmente creo que también acabo de superar mis propias expectativas.
El silencio de Taehyung comenzaba a impacientarme, el chico únicamente se dedicaba a contemplar mi figura en medio de la desolada calle en punto de las doce de la madrugada, buscando algún indicio de burla en mis palabras.
—Probablemente sea una petición demasiado frívola.
El menor acortó la distancia que había entre los dos a pasos lentos esquivando cualquier tipo de contacto visual, pero yo estaba demasiada atenta a cada uno de sus movimientos que no me fue imposible notar cierto sonrojo en aquel jovial rostro.
—Vuelve a cantar, vuelve a los escenarios. Te lo ruego.
Probablemente no sea frívola aquella solicitud, más bien era difícil para alguien que se negaba a ese pequeño rayo de esperanza. Querer volver a cantar significaba someterme a todas esas cirugías y por consiguiente aferrarme a falsas esperanzas y yo no quería vivir de ellas.
—Por qué Taehyung.
—Porque quiero compartir los escenarios contigo y con nadie más.
Habían pasado tres años aproximadamente, entre ellas varias intervenciones quirúrgicas con resultados que yo aún me negaba a probar, quería hacerme a la idea de que por fin mis capacidades volvieron, pero algún día tendría que pararme frente a un escenario y acabar con aquellas ilusiones que nacieron esa noche en Nueva York.
Pero ¿Podríamos Taehyung y yo cantar algún día frente a todo el mundo?
La simple idea me llenaba de expectación, sin embargo, el destino ha sido demasiado caprichoso conmigo y que la felicidad vuelva a ser arrebatada de mis manos me provocaba miedo.
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Love Affair
FanfictionSu gloriosa voz y su esposo eran aquello que le daban un sentido de pertenencia en este mundo a la prima donna coreana, pero un día aquel recital en el que estuvo atrapada toda su vida se desvenece frente a sus ojos cuando el amor de su vida dice es...