Germany
Claro que lo quería. Pero ya no como antes, eso se podía notar a kilómetros.
Siempre pensé que el amor no se podía desgastar, pero en este caso pasó y de la peor manera. La realidad me dio un bofetón en el momento en que me di cuenta de que nuestro amor había tenido fallas y grietas desde un principio. Había funcionado, sí, y no fue malo del todo, pero había sido complicado.
Tal vez antes no lo veía por ser más inmadura, o por tener tantos problemas encima que no podía ver otra cosa; aunque en este momento lo veía todo con claridad.
Él y yo nos queríamos, hasta nos amábamos, tal vez, pero no estaba siendo suficiente. Para seguir juntos y poner de nuestra parte para poder avanzar con nuestra historia, necesitábamos tiempo para los dos. Porque el amor no solo se siente, se construye cada día. Y nunca hemos tenido tiempo para algo más que para sobrellevar los problemas de ambos.
Estaba enfadada con él. Extrañaba a London, y la angustia estaba acabando conmigo. Ya no sabía ni qué pensar o sentir.
Lo que menos me importaba era Chase.
***
Estean
El niño no paraba de sollozar. Era insoportable el sonido tan agudo de sus lloriqueos y ya estaba cansado.
Me tapé los oídos y miré a Elizabeth por cuarta vez. Ella estaba viéndolo fijamente, como si quisiera matarlo con la mirada. Se le podía notar el odio hacia el niño y toda su familia.
Yo seguía sin entenderlo, porque en realidad ellos nunca fueron relevantes para mí. La rubia era más débil y frágil que una flor, hasta me daba lástima. El único que me preocupaba era el chico, Chase... Ese sí tenía coraje y buenos conocimientos para ponerse en nuestra contra, y más si tenía con él al maldito militar ese.
Odiaba admitirlo, pero Dallas ganó poder con el pasar del tiempo. Ya no era solo con Estados Unidos el tema, también tenía a casi toda Europa con él.
Este plan funcionaría, por suerte. La estúpida y Chase no abrirían más la boca con la policía porque teníamos a su querido hijo, y Dallas no haría nada que perjudicara a su hija.
—Te odio— le gritó Elizabeth al niño, tan cerca que me preocupó.
Estaba bien claro que no me interesaba la vida de ese niño, pero para que el plan funcionara él tendría que salir vivo de aquí. Era paz por paz y los dos lo sabíamos, teníamos que demostrarles que no haríamos nada si ellos dejaban de hablar.
Pero ese siempre había sido su problema. Nunca controló sus arrebatos. Ha hecho lo que se le da la gana cuando se le da la gana desde que nació y ese, exactamente, era su mayor problema.
—¡Quiero a mi mamá!— gritó el niño furioso, casi en el mismo tono que Elizabeth.
Y entonces, hizo algo que jamás pensé que pudiera suceder.
Ese enano jaló del pelo a la persona que quería matarlo. Le jaló con tanta fuerza que arrancó parte de sus extensiones.
—¡Hijo de...!
Y comencé a reír. Solté una carcajada tan ruidosa que llamé la atención de ambos.
—Este niño me agrada— me acerqué a la deplorable mujer, le di una palmada en la espalda y seguí, para así alzar al niño y llevarlo al lugar del acuerdo.

ESTÁS LEYENDO
El destino
RomanceEl destino. Es inevitable, sobrenatural e impresionante. Todos piensan que es algo bueno, sin embargo, no lo es en todos los casos. Te puede llevar a lugares y momentos horribles, o traer malas personas a tu vida. Mi pasado fue así por obra del mar...