Capítulo 22: Algo más

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Thea Evans

La discusión da un giro inesperado cuando Dereck alza su voz y me dice que siente lo mismo que yo. Mis ojos lo ven fijamente por primera vez desde que llegamos al granero, ya no puedo evitar más su mirada ¿lo ha dicho en serio? ¿siente lo mismo que yo siento? ¿aquellos sentimientos cursis los siente él por mí?

Él suspira antes de continuar, como si intentara calmarse, aunque no le funciona muy bien —¿Que acaso no lo entiendes? Quiero terminar con la maldita relación falsa porque quiero que deje de ser una estúpida farsa, quiero estar contigo de verdad, como una pareja real.

Dios mío, ¿está hablando en serio? Es imposible, él no está en disposición de estar conmigo ahora mismo, ¿qué hay de Camila? ¿y de sus palabras acerca de querer olvidarme? —Pero yo creí que tú... lo de...

—¡Claro que me preocupaba por ti, ricitos! ¡Porque me gustas! Me gustas muchísimo y no sé que habría hecho si te hubiera sucedido algo.

Maldita sea, no puedo caer por eso —Entonces... ¿Camila...?

—Nunca hemos salido formalmente porque en el fondo sentía que no era lo correcto —intenta explicar —Quien me gusta siempre has sido tú, desde aquella maldita vez que entraste al campamento captaste mi atención a lo lejos, incluso desde antes de que fuéramos amigos, yo te veía sonreír y me sentía como un maldito estúpido por pensar que con sólo una simple sonrisa eras la chica más linda que había visto en todo el mundo.

Shock. Esa sería la palabra perfecta para describirme actualmente, sabía que hubo un tiempo donde nos atraíamos el uno al otro, pero nunca pensé que yo haya llamado su atención desde mucho tiempo antes de que eso pasara —¿Por qué nunca me dijiste eso?

No. No desperdiciaré más tiempo.

¿Qué importa qué dijo y qué no? ¿Qué mierda importa si hubo un malentendido o no? ¿Qué importa si alguna vez tuvo algo con Camila o no? Sus palabras actuales son en las que confío plenamente en este momento ¿Qué rayos importa si es el chico que conocí en el campamento y del que me enamoré profundamente?

A la mierda todo, jamás avanzaremos si continuamos construyendo barreras entre nosotros.

Lo observo atentamente; sus facciones, expresiones, su mirada, sus labios... —No lo sé, sólo dejémonos de estupideces y... —antes de que pudiera terminar, el impulso de querer mandar a la mierda todo de una vez me hace jalar del cuello de su sudadera y atraerlo hacia mí para después besarlo.

Él se queda inmóvil, sorprendido quizás, pero después de dos segundos me corresponde el beso. Sus labios se comienzan a mover a mi mismo ritmo y su mano acaricia mi mejilla tiernamente, profundizo el beso pasando mis manos por su cabello. Su boca y la mía comienzan a buscarse con desesperación, como si supieran lo mucho que se han extrañado. Al poco tiempo, su lengua roza la mía y millones de sensaciones se esparcen por todo mi cuerpo, siento como él se va inclinando hacia mí, pero cuando estamos por terminar los dos acostados sobre el piso de madera, perdemos el equilibrio y terminamos cayendo hacia un lado, más específicamente, sobre un montón de heno.

—Oh por Dios —rio al ver la situación. Literalmente estamos hundidos en el heno, frente a frente y sin saber cómo reaccionar ante la pasada situación.

Él me sonríe y una risa sale de sus labios —Deberíamos practicar mejor.

Lo miro a los ojos y al ver algo de heno en su cabello, se lo retiro delicadamente —¿Ahora? ¿Deberíamos practicar ahora? —chasquea él su lengua y una sonrisa pícara se forma en sus labios, nos acercamos poco a poco pero para cuando estamos por juntar nuestros labios, la puerta del granero se abre.

My Summer LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora