Capítulo 21: Me gustas

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Dereck Miller

Echo el montón de leña que recogí sobre mi espalda y la amarro, con eso será suficiente, ahora lo que falta es buscar a dónde se metió Thea. Camino hacia el lado contrario en busca de ella y noto que será mucho más complicado al ver que la oscuridad se ha apoderado ya del bosque.

¿Pero por qué es tan terca? Le dije claramente que buscaríamos la leña juntos y mis palabras le entraron por un oído y le salieron por el otro.

Es la chica más terca y obstinada que conozco, y eso de alguna forma la hace ver tan...

Tan irresistible.

Qué pensamientos tan más estúpidos en un momento como este. El frío comienza a sentirse con más claridad y una oleada de viento me acecha la cara por completo, creo que debí haber traído mi sudadera.

Grito el nombre de Thea varias veces esperando por una respuesta, pero el silencio es el único que me responde ¿Debería empezar a preocuparme?

No, ella puede cuidarse sola, es mucho más valiente que yo.

O eso creía hasta que escucho uno de sus gritos a unos cuantos metros.

—Maldita sea —digo para mis adentros —¡Thea! ¿Eres tú?

Sin respuesta.

Mierda, mierda.

Intento recorrer aquel lado del bosque con rapidez y al mismo tiempo examinarlo con cautela para no perder algún detalle debido a la oscuridad, en eso, escucho una voz cerca —¡Dereck! —definitivamente proveniente de Thea, pero esta vez ha sido algo quedita, como si no tuviera la oportunidad de gritar más fuerte.

Sigo su voz y al adentrarme a un área más oscura, veo su sombra detrás de un árbol, estoy por caminar hacia ella pero me extiende las manos en señal de alto; estoy por preguntarle qué sucede, pero su mirada viaja hacia mí derecha, me sobresalto al ver a un lobo concentrado en lo que parece ser un arbusto.

Carajo.

Me alejo un poco del animal y logro llegar hacia Thea sin que pueda observarme —¿Desde hace cuánto...? —no termino de formular mi pregunta porque siento de repente sus brazos rodearme por completo. Su cabeza se hunde en mi pecho y noto como su respiración se comienza a agitar.

Estaba... ¿llorando?

—El campamento jamás me preparó para esto —murmulla en voz baja mientras intenta quizás reír para aligerar el ambiente.

Sonrío y le acaricio el cabello con mis manos —Me alegra que estés bien y hayas podido tomar esto con calma —Thea suele ser muy hiperactiva y recuerdo que desde muy chica se le ha dificultado mantener la tranquilidad al margen cuando se encuentra en una situación bajo presión.

—¿Calma? Sólo me escondí como cobarde antes de que me viera.

Me separo de ella cuando recuerdo su terquedad por venir —Te dije que era peligroso, no me escuchaste.

Su ceja se alza —Sí, pero no me pasó nada, está todo bien.

—¿Todo bien? Tenemos literalmente a un lobo a tan sólo unos metros, lo último que puedes decir ahora es que está todo bien.

Ella arruga sus ojos y evita mi mirada —Relájate, fue...

Su frase es interrumpida por la voz de un hombre a lo lejos —¡Chicos! ¿Siguen por ahí? ¿Necesitan algo de ayuda con la leña? —en ese instante reconozco la voz del señor Anderson, pero así como llamó nuestra atención, también lo hizo con la del animal, quien ahora está observando hacia todos lados buscando de dónde viene ese extraño ruido.

My Summer LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora