Capítulo 31: La Boda de Laurel

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Thea Evans

—¡Dereck! —llamo su atención —¡Mira lo que he hecho!

Él se levanta del suelo, en donde estaba construyendo una casa de pájaros con madera, y se dirige hacia mí —¿Lo lograste, rubia? —pregunta alzando una ceja.

Yo asiento con emoción y le muestro el pay de manzana que acabo de terminar de hacer junto a Florence. La boda de Laurel es hoy por la noche en el mismo lugar donde fue el ensayo de bodas, así que Dereck y yo decidimos comenzar nuestro recorrido desde temprano porque queríamos visitar a los señores Anderson antes de llegar al evento.

—Aprendes muy rápido, Thea —dice Florence mientras pellizca mi mejilla con dulzura —No hubo mucho qué explicar una vez que te dije los pasos.

—Pero si fue porque usted es una gran maestra de cocina —admito —Jamás había preparado algo decente y que fuera comestible.

Dereck rodea mi hombro —Bueno, eso solo lo sabremos hasta que lo probemos —él toma el pay y lo coloca en la pequeña mesa; entre los dos comenzamos a cortar las rebanadas y le repartimos una a Florence y otra a Jeremy, su esposo.

—Hace mucho que no comía uno de estos —dice el señor Anderson mientras se sienta sobre una silla de madera.

Dereck toma su pedazo y le da un mordisco, mientras come su porción me mira fijamente y eso me hace sentir nerviosa, muy nerviosa —¿Y bien...? —insisto una vez que se ha pasado el primer bocado —¿Qué tal? ¿Verdad que he mejora...

Detengo mi pregunta cuando veo que Dereck deja el plato sobre la mesa nuevamente y se comienza a tambalear, parpadea varias veces y sus cejas se arrugan —Mierda ¿tan mal estuvo? —me coloco a su lado y lo tomo del hombro al ver que está por caerse. No recibo su respuesta, él se frota las sienes con aflicción —¡Dereck! ¡Hey! ¡Respóndeme!

Me comienzo a asustar cuando se sienta sobre una de las sillas para intentar calmarse, me inclino un poco y acaricio su rostro con preocupación —¡Dereck! ¿Estás bien? —él niega mientras murmulla algo que no logro entender —Joder, olvídalo. Buscaré algo para... —me levanto y giro hacia los señores Anderson para pedir ayuda, pero cuando lo hago noto que se están riendo.

¿Qué causa tanta gracia?

Ah, ya.

Maldito mentiroso.

Me volteo hacia Dereck y veo que él se está aguantando la risa con su mayor actuación posible —Eres un tonto —regreso hacia donde yo estaba y lo miro fulminante —Un mentiroso.

Una sonrisa se forma en sus labios, estoy por alejarme cuando él me toma del brazo y de un movimiento imprevisto, hace que me siente sobre sus piernas, aferrándome completamente a él.

Arrugo mis labios y lo miro molesta —Suéltame, Miller.

Un tierno beso deposita en mi nariz como respuesta —No lo haré —posteriormente me da un corto beso en los labios —Porque me gustas mucho.

Lo miro ofendida —¿Crees que porque eres mi novio arreglarás esto así?

—Estás loquita por mí, no lo puedes negar.

Ruedo mis ojos con una sonrisa —Bobo.

—No te molestes con Dereck, fue una pequeña broma —aclara Florence —En realidad te has sacado la lotería con ese apuesto chico.

—¿Entonces ustedes dos fueron parte de esto? 

La pareja se echa a reír y asienten al unísono —Fue divertido, deberías mandar a tu chico a Broadway —menciona esta vez el señor Anderson.

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