Thea Evans
El sonido de mi celular provoca que mis ojos se abran lentamente. Me levanto de la cama y lanzo un largo bostezo, froto mis ojos y entonces recuerdo la razón por la que me he despertado, así que me acerco a la mesa de noche con rapidez y tomo mi celular con la esperanza de que se trate de la llamada que tanto espero.
Pero mi sonrisa se desvanece cuando al responder el teléfono escucho una simple promoción de un restaurante que desconozco.
Aún tenía esperanzas de que fueras tú.
Hace ya dos días desde la boda de Laurel, y con ello, hace ya dos días desde que sucedió lo de Dereck. Desde entonces he intentado comunicarme con él, pero ni siquiera me contesta.
Esto es una estupidez.
No es posible. No es posible que Megan se haya puesto en mi contra ante esos malentendidos, ella más que nadie sabe lo que sucedió en realidad. ¿Por qué hizo eso? ¿Había algo malo entre nosotras? Creí que estaba todo bien. Creí que éramos amigas.
Fui tan estúpida.
Paso mi mano por mis ojos, evitando que derramen alguna lágrima. Y entonces segundos después, alguien toca la puerta —Adelante —respondo sin muchas ganas.
Es a Laurel a quien veo cuando la puerta se abre, ella me intenta mostrar una sonrisa y se sienta al costado de la cama —¿Cómo amaneciste?
Intento corresponder a su sonrisa, pero me es imposible —Peor que ayer, la resaca es un asco —y es que anoche Laurel y yo fuimos a un bar. Ella se comportó tan solo como compañera y me escuchó, mientras que yo bebí como si no hubiera mañana. Después terminé en su casa porque estaba vomitando. Durante la madrugada me duché y finalmente caí dormida hasta ahora.
—¿Qué fue lo que hice ayer? —pregunto intentando recordarlo con exactitud.
—Oh, solamente gritaste como loca en medio del bar, bebiste, por alguna razón maldijiste al barman pensando que era Dereck y... vomitaste en mi auto.
Abro mis ojos de par en par con mucha vergüenza —Lo lamento mucho, Laurel —digo con sinceridad —¿Cómo te lo puedo pagar? Puedo pagarte el autolavado o...
—Thea, Thea... —me detiene —No te preocupes. Hablemos de eso luego.
Suspiro y paso mi mano por mi cabello —Perdóname, Laurel —aclaro mi garganta antes de continuar —Por lo que pasó en tu noche tan especial, no te merecías tener capturado ese espectáculo, en especial justo ese día.
—Tranquila, lo entiendo —intenta consolarme —No fue tu culpa de todos modos. Eso sí, odio a Dereck por no haberte creído, es un idiota.
Arrugo mis labios —Es todo un malentendido, pero el hecho de que Megan lo haya intentado convencer de aquellas mentiras lo hizo más creíble para él.
—Creí que era tu amiga.
—Yo también lo creía —digo con resentimiento —Los tres tuvimos muchos años de amistad, estábamos muy bien y jamás pasó por mi cabeza que esto llegara a suceder.
Ella me mira reconfortante y se levanta de la cama —Dejemos de pensar en eso ¿bien? Bajemos a desayunar, he preparado unos deliciosos panqueques.
Asiento sin muchas ganas y al poco tiempo las dos bajamos por las escaleras hasta llegar a la cocina. Jacob se encuentra sentado en la barra mientras toma de su taza y lee el periódico, cuando ve a su esposa, él esboza una sonrisa.
Laurel camina hacia él y le da un beso —¿Ya terminaste de desayunar?
—Estuvo delicioso, linda —no evito sentirme incómoda al escucharlos hablar tan románticamente. Presto mi atención cuando Jacob se dirige esta vez a mí —¿Cómo estás, Thea?
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My Summer Love
Teen FictionThea es una chica que ha pasado cada verano en un campamento desde los nueve años, creía que después de terminar la relación a distancia que llevaba con su amor de verano, su vida continuaría normal. Pero el destino le juega una jugada sucia provoca...