CAPÍTULO 50

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Me senté en el centro de las piernas de Matt y me recargué en su pecho, tomó mi burrito y me lo dio.

—Un burrito para mis tres amores. — le sonreí.

—Te amamos.

—Y yo a ustedes. — me abrazó y besó mi mejilla.

—¿Qué hicieron en el centro comercial? — preguntó Sam y miré a Maddi, se me acababa de ocurrir la venganza perfecta, le sonreí y sonrió en complicidad.

—Pues no mucho. — contestó ella.

—Sí, solo modelamos un poco en una tienda de lencería. — nos miraron y Maddi sonrió.

—¿Modelaron? — preguntó Matt curioso.

—Sí, un par de hombres querían comprar conjuntos para sus novias, pero como era sorpresa no las llevaron y necesitaban ver como se veían para poder comprarlos. — dijo Maddi ambos nos miraron un poco celosos.

—A mí me encantó la lencería de resortes que estaba completamente descubierta. — dije.

—Lo sé, pero yo amé la que tenía las bragas de encaje diminutas. — dijo Maddi, Sam y Matt se miraron molestos y explotamos a carcajadas, Matt me miró serio y besé su mejilla.

—Tranquilo mi amorcito, es una broma, es la venganza por haberme hecho sufrir.

—No te voy a perdonar.

—¿No?

—No.

Me giré y tomé su rostro, lo besé suavemente, al principio no cedió pero después correspondió a mi besó, me senté nuevamente y comencé a comer mi burrito, Matt tenía carne asada fries,, tomó una papa y le pusi queso, la acercó a mí boca y comí, le di de mi burrito y sonrió.

—Aún no me los imagino con dos bebitos. — dijo Maddi

—Bebitas querrás decir. — dijo Matt.

—Mi amor, aun no sabemos si son niñas.

—Estoy seguro de que lo son.

—Ya veremos.

Continuamos comiendo y cuando terminamos, limpiamos todo, me quité el vestido y Matt la camisa, se quedó mirándome con un sonrisa y puso sus manos en mi cintura.

—Te ves extremadamente sexy querida. — — me besó suavemente.

—¿Aunque este gorda?

—No estás gorda, yo te veo sexy, muy sexy. — le sonreí y me acerqué más a él.

—¿Qué dicen papá? Vamos a nadar un rato.

—No creo que eso se pregunta mamá. — me tomó en brazos y corrió al agua conmigo me reí, entramos y estaba un poco fría, grité y nos reímos, nadamos un rato. Maddi y Sam también entraron, me subí a la cadera de mi novio y lo besé, nadamos durante un buen rato, hasta que me cansé y no pude más.

—¿Ya estás cansada mi amor?

—Sí, ya no puedo más mi amor.

—Bueno, entonces vamos a que te vistas. — asentí y salimos del agua, Sam y Maddi siguieron nadando, Matt los miró con una sonrisa.

—Lo siento cariño.

—¿Por qué mi cielo? — me abrazó y besó mi frente.

—Por cansarme tan rápido y no poder nadar más rato y que tú te salgas conmigo, ve a nadar.

—No tienes que disculparte mi cielo, te cansas por nuestros bebitos — acarició mi barriga — y no te preocupes, me divertí un rato y ya es momento de salir, quiero estar contigo mi amor, ya tenemos nuevas responsabilidades como papás, ambos tenemos que cuidar a nuestros bebés, no solo tú, el embarazo es de los dos, los dos pusimos el empeño para hacerlos y los dos vamos a hacernos cargo — lo miré con una sonrisita tierna y besó mis labios suavemente.

UN PEQUEÑO INCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora