CAPÍTULO 45

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POV Matthew.

Ellie era una diosa en la cama, nunca me cansaría de decirlo. Lamia mi miembro con suavidad y movimientos lentos, era sexy y ahora que sabía que estaba cargando a mis hijos, nuestros hijos dentro de ella, le daba un toque irresistible. Comenzó a chupar, jadeé, está mujer me iba a volver loco, subió la velocidad de los movimientos, no tardaría tanto en correrme, entonces dejó de hacer todo de golpe, la miré y me sonrió coqueta, esto aún no terminaba y lo sabía por la coquetería en su mirada, se subió a mi, rozó su entrada con mi intimidad, ambos gemimos, ella estaba tan mojada que sería tan fácil tomarla y hacerla mía, enterrarme dentro de ella y hacerla gritar hasta venirse, pero ella quería tener el control y yo no me negaría, su cavidad mojada rozando mi miembro me excitaba, me excitaba el hecho de tenerla sobre mí, entonces como si los roces no fueran suficientes, se sentó sobre mi miembro y gemimos, comenzó a moverse como si montara un caballo, se elevaba y se sentaba, mierda, era el jodido paraíso, ella era el jodido paraíso, puse mis manos en su cadera y le di un apretón a sus nalgas haciéndola gemir, aceleró los movimientos y se detuvo, comenzó a mover su cadera circularmente, adelante y atrás, de un lado a otro, el sudor caía por su cuerpo y el aceite la hacia brillar bajo las luces rojas, se inclinó a besarme y pase mis manos por su espalda hasta llegar a su trasero, lo acaricié, mordí su labio haciéndola gemir, llevé mis manos a sus senos y comencé a pellizcar sus pezones, se retorció del placer, comenzó a elevarse y sentarse nuevamente, cada vez más rápido.

—Ah…ah…ah…¿más rápido?

—¿Necesitas que te ayude? — dije con la respiración agitada.

—Yo tengo el control querido.

—Está bien.

Aceleró sus movimientos, sus tetas rebotaban haciéndola ver sexy, increíblemente sexy, eso me excitaba, la tomé de la cadera y la presioné contra mi, soltó un grito de placer y eso fue suficiente para alcanzar mi orgasmo y correrme en ella, siguió moviéndose, alcanzó su orgasmo y su cuerpo tembló, gimió mi nombre y se vino, se levantó y se tiró a mi lado, la abracé y besé la punta de su nariz.

—¿Cómo te sientes?

—Muy complacida.

—El complacido soy yo querida. — la besé suavemente. — Deberías descansar un poco.

—Pero ni quiero, tenemos mucha hambre. — acarició su barriga.

—No te has estado alimentando bien ¿cierto?

—Es que me da mucho asco y no puedo comer nada.

—Pero mi cielo no puedes estar sin comer tanto rato.

—No me regañes por favor. — se abrazó a mí.

—No te estoy regañando mi amor, es solo que me preocupas, sabes que parte de la causa del desmayo fue que estás baja de peso y necesitas comer más.

—Es que no puedo, sin hambre no puedo comer y si como me vomito.

—Vamos a tener que hablar con la obstetra para ver si te puede recetar algo que ayude con las náuseas.

—Sí, pero ya abrázame, no me regañes.

—¿Qué quieres comer?

—¿Podemos pedir alitas de pollo con mucha salsa BBQ y puré de papa? — preguntó con una sonrisita tierna.

—¿Se les antoja algo más?

—Pues se nos antoja cheesecake.

—¿Es todo?

—Creo que sí.

—Muy bien, voy a llamar para ordenar.

—Pizza también, pizza de queso. — me reí, me puse de pie y me puse un pantalón de pijama, besé sus labios suavemente y salí de la habitación, hice la llamada para pedir todos los antojos de mi hermosa novia, había comprado un vaso con popote para Ellie porque debía estar bebiendo agua para mantenerse hidratada, serví agua con hielos y volví a la habitación, ella seguía acostada en la cama, me acerqué y la besé.

UN PEQUEÑO INCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora