Ser coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...
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●★● Sariah Mansour ●★●
Un nuevo general
Ingreso al comedor, todos los soldados se encuentran bromeando y vociferando obscenidades sobre mí y Vanessa. Estos al verme hacen silencio, más bien todo el comedor se mantiene en silencio.
— ¡Buenos días, mi coronel!— estos se levantan de los comedores a hacerme el saludo correspondiente.
— Así que les parece gracioso que yo o la coronel Black estemos al mando de un grupo de soldados, la mayoría hombres por cierto.— camino despacio por el frente del comedor de cada uno de ellos.
— Mi coronel, no queremos que malinterprete las cosas, para nada es como usted dice.— el teniente Richard, el cual es el principal en hacer los chistes, intenta interferir.
— No he pedido tu opinión.— digo con los dientes apretados, la molestia es notoria de mi parte.— ¿Sabes por qué la coronel Black y yo estamos ocupando estos rangos?— paso por su lado con lentitud.
— Por su eficiencia.— dice en voz baja.
— Eficiencia.— suelto una risa sarcástica.— Estamos ocupando estos rangos, porque desde que ingresamos a esta organización hemos tenido los ovarios y hasta los huevos que a todos ustedes les faltan para llegar donde estamos, sin quejas, sin lloradera, mucho menos haciendo chistes estúpidos.— me detengo frente a él.
— Lo siento mi coronel.— baja la mirada.
— Le diré algo teniente Richard, si considera que soy ineficiente en mi trabajo, vaya a recursos humanos y presente la queja.— lo miro al igual que a todos.— ¡Pero no me toquen la poca paciencia haciendo chistes estúpidos!— grito molesta, todos se mantienen estáticos en su lugar.
— No volverá a suceder mi coronel.— levanta la mirada y me mira fijamente.
— Por supuesto que no volverá a suceder.— sonrío.— ¿Saben por qué?— me giro y camino quedando al frente de todos.— estos se mantienen en silencio.— Porque le darán mil vueltas a toda la central y yo me encargaré de contarlas una por una ¿Queda entendido.— pregunto en voz alta.
— ¡Sí, mi coronel!— estos responden juntos.
— Al medio día los espero en el campo descubierto de entrenamiento, por cada minuto de tardanza son diez vueltas añadidas para todos.— paso por el lado de Richard.— Esto es para que la próxima vez que se te ocurra estar de payaso, lo pienses dos veces.
Me acerco a los cocineros, en una bandeja sirvo una manzana y un jugo de fresa. Bajo la atenta mirada de todos tomo asiento en una esquina y disfruto del desayuno que deseo comer en esta mañana.
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— Escuché que mandó a llamarme.— entro a la oficina del nuevo general de brigada, se apellida Kozlov.
