Capítulo 59: Kolet

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●★●Sariah Mansour●★●

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●★●Sariah Mansour●★●

Kolet

Salvatore baja la maleta al auto, mientras lo ayudo con Jules, el pequeño todavía duerme, es temprano, Jules siempre acostumbra a despertar un poco tarde, me gusta que descanse, eso influye en un buen desarrollo para su cerebro. Dejo al niño en su silla para autos, Salvatore dejará el auto en el aeropuerto, solo estará en Francia por unos pocos días, Jacob más tarde lo recogerá, acomodo bien al niño y cierro la puerta con cuidado para no despertarlo.

— En cuanto me instale prometo llamarte.— deja un beso casto sobre mis labios.

— No te preocupes, lo primordial se encuentra en Francia, ya luego tendremos tiempo para hablar.— acaricio sus anchos brazos.

— Mis padres estarán al pendiente de ti.— vuelve a abrazarme y deja otro beso, pero esta vez sobre mi frente.

— Agradezco las atenciones, de igual forma mi hermana vendrá a quedarse conmigo los días que no estén en casa.

— Entonces podré irme más tranquilo.— su mirada se ve perdida, triste, toca mi vientre y sube al auto.

Me acerco a la casa, los veo perderse en la calle, cierro la puerta y me dirijo a la cocina, mi hermana está por llegar y quiero prepararle algo de comer, recibirla con todas las atenciones aunque la situación no lo amerite.

— El tráfico es un asco, tardé más en un semáforo que llegar aquí.— me abraza y arrastra su maleta hacia adentro.

— Tranquila, no es para tanto, podía esperarte, no estoy tan crítica con el embarazo.— sonrío y la ayudo con su equipaje.

— ¿Ya Salvatore y Jules se fueron?— observa las fotos que yacen en las paredes, se pasea por toda la sala.

— Hace algunos minutos que partieron hacia el aeropuerto.— dejo su equipaje a un lado y me adentro a la cocina para apagar el sartén.

— Imagino como debe estar Salvatore, es una situación complicada.— se acerca al frutero y toma una mandarina.

— No durmió en toda la noche, se la pasó metido en el baño llorando.— sirvo los huevos revueltos con tocino en un envase.

— Imagino todo lo que debe estar sintiendo en estos momentos, no es fácil perder a alguien importante en tu vida, más de la manera en que sucedieron las cosas.

— ¿Vas a desayunar ahora o quieres subir a descansar un rato?— pregunto antes de poner los platos sobre la isla de la cocina.

— Muero de hambre, desayunaré ahora, ya luego tendré tiempo para descansar.— le extiendo un plato y tomo otro para mí.

— ¿Cómo están mis padres? Hace dos semanas no paso a visitarlos.— saco una jarra de jugo del refrigerador.

— Se encuentran bien, vendrán a visitarnos mañana o pasado, no lo sé, con mis padres nunca se sabe nada.— toma un pedazo de mandarina y lo lleva a su boca.

— Es bueno siempre tenerlos en casa.— tomo asiento al lado de mi hermana.

— Supe que Iván se encuentra en prisión ¿Cómo te sientes con eso?— sirve en su plato un poco de huevo, frutas y pan.

— Compartí con Iván seis años de matrimonio, lo amé con mi vida, pero debo tener los pies sobre la tierra, él se buscó todo lo que le está pasando, ahora su deber es enfrentarlo con la misma valentía que lo hizo.— tomo un pedazo de pan.

— Es increíble como uno nunca termina de conocer a las personas.— niega.

— Así es mi querida hermana, puede vivir toda tu vida con una persona y no darte cuenta de la clase de persona que puede llegar a ser.— la miro mientras disfruto de mi vaso de jugo.

Estoy triste, la situación no es para menos; sin embargo, no puedo afligirme, me encuentro en una etapa de embarazo en la que la más mínima cosa puede hacerme daño y adelantar un proceso que mucho me ha costado, no quiero perder a mis niñas ahora que estamos en el final de la carrera.

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— En cuanto supe lo que sucedió no dudé en venir a verte.— Vanessa entra a la casa con Jasper en brazos y su pañalera al hombro.

— Pensé que Jacob te lo había dicho anoche, vino en cuanto lo supo a contarme.— tomo a mi pequeño, amo a este bebé con locura.

— No quiso atormentarme, prefirió decirme las cosas antes de irse a la central.— deja la pañalera en uno de los sofás.

— De todas maneras hizo bien en contarte hoy, sé como te pones con este tipo de noticias.— disfruto del olor del cabello de Jasper, amo el olor a bebé, se ha vuelto mi olor preferido últimamente.

— ¿Cómo te sientes?— toca mi vientre con una sonrisa.

— A ti no puedo mentirte, me duele todo esto, no son celos, sería una mala persona si me molestara lo que siente Salvatore en esta situación.— tomo asiento con mi pequeño en brazos.— Me duele ver la triste realidad que le ha tocado a Jules siendo un bebé aún.

— En cuanto lo supe, pensé en mi pequeño Jasper, en tus bebés que aún no nacen, es algo muy lamentable.

— Salvatore está destrozado, no lo demuestra para no afectarme, pero no hace falta que lo haga, sola puedo darme cuenta de las cosas.— miro una fotografía de Jules que yace en la pequeña mesa que tengo frente a mis pies.

— ¿Y esa maleta? ¿Piensas irte de viaje o algo?— mira la maleta de mi hermana, hace rato fue a dormir y olvidó subirla hacia su habitación.

— Sarah vino a quedarse unos días conmigo, solo hasta que Salvatore regrese.— muevo un poco mis piernas para que el bebé no llore.

— Es bueno que esté aquí contigo, si te quedabas sola pensaba pedirte que fueras a la casa con nosotros.— mira a su hijo.

— Pueden estar tranquilos, estoy acompañada.

— ¿Irás a ver a Iván?— saca de la pañalera una toalla húmeda para limpiar la nariz del pequeño Jasper.

— Me intriga no saber que desea contarme, tengo miedo, pero si no voy, no sabré que desea realmente.— le extiendo al niño para que pueda limpiar su nariz con más comodidad.

— Me preocupa que pueda hacerte algo.— toma mi mano y deja una suave caricia.

— Eso no me preocupa, estaremos bajo la supervisión policial, no podrá hacer nada.

— Tienes razón, debe ser muy idiota para intentar lastimarte ante policías.— negamos.

— Idiota no es, así que descarto el pensamiento.-- me levanto y camino hacia la cocina.— ¿Deseas algo de tomar o comer?

— Estoy bien así, gracias por el ofrecimiento.

— Como digas, pero como te conozco, en el refrigerador hay comida y todo lo que quieras.— saco una botella de agua y camino de nuevo hacia la sala.

— ¿Cuándo irás a verlo?— extiende una manta en el suelo y deja al niño sobre esta con algunos juguetes para que juegue.

— Aún no lo sé, Romanov quedó en avisarme el día.— juego con la tapa de la botella.

— Pensé que sería Jacob quien iría contigo.— dice extrañada.

— Lo era, pero Iván ha pedido ver también a Romanov.

— ¿Qué crees que sea lo que desea decirles? Todo esto me resulta extraño, su actitud me lo parece.

— No tengo la menor idea, pero si de algo estoy segura, es que nada bueno ha de ser.

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