Capítulo 50: Cosas por planear

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●★● Sariah Mansour●★●

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●★● Sariah Mansour●★●

Cosas por planear

— ¿Cuándo tendré los resultados?— me mantengo de pie observando a la ginecóloga quitarse los guantes de látex.

— El laboratorio abre en tres horas, supongo que en unas cuatro horas obtendrás los resultados de los exámenes.

— No puedo esperar todo ese tiempo, partiré en una hora a África.— observo el reloj que yace en mi muñeca.

— El problema es que no puedes irte sin que sepamos lo que tienes, será un riesgo que estés lejos.— se acerca a su escritorio.

— Envíeme los resultados por email, desde las alturas tenemos cobertura, en dado caso de que sea algo grave no dudaré en devolverme.— por un lado, miento, sé que continuaré la misión.

— No creo en tus palabras Mansour, sé la pasión que sientes por tu trabajo, pasión que no te deja ver la seriedad del asunto.— deja las muestras a un lado.

— Hagamos una cosa, entre al laboratorio y traté de examinar las pruebas, si el resultado está listo antes de irme, me quedo dependiendo cuál sea la respuesta.— trato de hacerla entrar en razón.

— Está bien, iré al laboratorio y veré que puedo hacer.— asiento y me retiro de su consultorio.

Paso mis manos por mi cabeza, me paseo por los pasillos de la base, nada puede salir mal y ya las cosas comienzan a empeorar. Salgo hacia donde se encuentran nuestros perros, mi perro Thor un Pastor Alemán, sale corriendo hacia mí desde que me ve.

— Hola precioso, ya te extrañaba mi cielo.— beso su cabeza y acaricio su hermoso pelaje, este descansa su cabeza sobre mi vientre, me acuesto en el verde pasto, todavía es oscuro, faltan tres horas para que amanezca.

— ¿Contando las estrellas?— Romanov se detiene frente a mí, lo observo desde el suelo.

—  Más bien contando los problemas que tengo.— resoplo.

— Desahógate, es la mejor cura a todos nuestros males.— se sienta a mi lado y juega con Thor.

— La doctora dice que puedo estar enferma, no quiere que me vaya hasta que tenga los resultados del examen, Salvatore tiene esposa, un desastre en menos de veinticuatro horas.— paso las manos por mi rostro.

— Tu salud va primero, si debes quedarte hazlo.— posa su mano sobre mi hombro.

— De ninguna manera, no pienso dejarte solo en esto, es lo mínimo que puedo hacer, me siento en deuda contigo.— me levanto y quedo sentada a su altura.

— Deja de culparte por lo que pasó, yo decidí que las cosas fueran así, no debes sentirte de esa manera por algo de lo que no tenías conocimiento.— besa mi frente.

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