Capítulo 72: Una luna en la claridad

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●★● Sariah Mansour ●★●

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●★● Sariah Mansour ●★●

Una luna en la claridad

Así que estos hombres no son unos simples terroristas, son empleados de Alphonse, debo defenderme, no puedo dejarme atrapar, estos hombres son peligrosos, me lo han dado a demostrar, tampoco la tengo tan fácil como se ve, uno de ellos perteneció al Army, algo más en mi contra.

— Debo admitir que es hermosa, por eso nuestro jefe está obsesionado con ella.— toma una cerveza y con uno de sus dedos la abre.

— Yo también perdería la cabeza por esa mujer, si nuestro jefe no la aprovecha, pues pienso hacerlo yo.

— Cuidado con lo que dices, aunque deseemos follarla, no podemos tocarla o Alphonse nos cortará los huevos.— niega.

— Eres un cobarde.— pasa por su lado sosteniendo la botella.

— Lo que estoy siendo es inteligente, cada paso que doy es una estrategia, deberías pensar igual.— ambos salen del pasillo.

Siento mis huesos encogerse por la baja temperatura en la que me encuentro, salgo con cuidado, me escondo entre unos osos de peluche, saco mi arma y apunto a cualquier lugar, desde que vea a alguno voy a volarle la cabeza.

— Sé donde estás muñeca, sal de donde te encuentres, no compliques más las cosas, por tu culpa ya hemos matado a mucha gente.— se acerca al lugar donde me encuentro, sin darle más tiempo, disparo dos veces, ambas balas van a su pierna derecha.— ¡Maldita perra, hija de puta!— dispara a todos lados, no sabe donde me encuentro todavía.

— Primero tendrán que matarme para poder atraparme.— salgo de mi escondite y lo apunto con el arma para continuar disparándole.

— Le avientas un solo disparo más y juro que le volaré los sesos a la niña.— tiene a Luna bajo su poder, apunta su cabeza con un arma.

— Me quieren a mí, la niña no tiene que ver en nada de esto, ya bastante han hecho en todo este lugar.— miro a la niña, lágrimas corren por sus mejillas.

— Suelta el arma entonces y camina hacia mí.— no soy tonta para soltar mi arma, miro a la niña fijamente conectando mi mirada con la suya.

— ¡Ahora!— ordeno, la niña le clava la pequeña navaja en una de sus rodillas, este suelta a la niña y cae al piso por el fuerte dolor, la niña corre hacia mí.

— ¡Las manos donde pueda verlas!— ordena Salvatore, tanto él como Romanov entran apuntando con su arma al pasillo donde nos encontramos.

— Saquen a la niña de este lugar.— Jacob toma a la niña y sale con ella.

— Los llevaremos al hospital y luego a la central.— Romanov toma al primer hombre que le disparé en la pierna, este se levanta del suelo adolorido.

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