Capítulo 13: Pérdida dolorosa

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●★● Sariah Mansour ●★●

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●★● Sariah Mansour ●★●

Pérdida dolorosa

Hace unas horas que Jacob y Vanessa llegaron de la misión de Francia, el ambiente se encuentra tenso en toda la base. He pasado todo el día sintiéndome un poco mal, siento fuertes dolores en la parte baja de mi vientre, la doctora me ha indicado caminar y tomar mucho líquido.

— Muchachos lamento la demora.— digo a penas, llego al campo de tiro, los soldados ya se encuentran preparados para comenzar su entrenamiento.

— ¡No se preocupe, coronel!— gritan todos juntos.

— Quiero ver todo lo que tienen, los que fallen trotaran cincuenta veces por toda la base.— me detengo en medio de ambas filas, ya que el dolor punzante se vuelve más fuerte.

Llevo mis manos hacia la parte baja de mi vientre, siento como algo caliente, baja por mis piernas y luego se vuelve frío. Me encojo por culpa del fuerte dolor, los soldados se acercan hacia mí.

— ¿Qué le sucede coronel?— las chicas hacen a los soldados hacia un lado y se acercan a asistirme.

— Debemos llevarla al consultorio clínico, debe ser examinada, hay sangre entre sus piernas y dudo que sea su periodo menstrual.— un soldado decide levantarme y corre conmigo en brazos.

— ¿Hacia dónde va con ella?— pregunta Salvatore a penas nos ve.

Este no se detiene y corre conmigo en manos, cierro los ojos por el fuerte dolor, los abro al sentir la fuerte luz en mis ojos.

— Coronel despierte, estamos en el hospital de la base.— me anima el soldado.

— Ya puede retirarse, yo atenderé a la coronel.— reconozco la voz de mi doctora.

Puedo ver como este está cubierto de mi sangre, me siento apenada por la situación en la que lo he puesto.

— Soldado.— este se voltea a verme.— Gracias por todo.— el cansancio me obliga a hablar lento.

Este me sonríe con amabilidad.

— Voy a revisarte, necesito quitarte la ropa para ver de donde viene la sangre.— asiento cansada, el dolor es tan fuerte que no puedo hablar.

Se deshace de toda la ropa dejándome en ropa interior por completo, veo como cae mi uniforme militar al suelo, esta posiciona su mano en la parte baja de mi vientre, ejerce un poco de presión y siento más dolor.

— ¿Qué es lo que tengo?— siento mis ojos humedecerse.

— Siento darte esta noticia.— se deshace de los guantes de látex que trae puesto.— Has sufrido un aborto espontáneo.— tira a la basura estos guantes.

Miro hacia el techo para evitar llorar; sin embargo, me resulta imposible no hacerlo, ya me estaba haciendo la idea de tener a este bebé, de ser madre, de vivir una vida distinta.

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