●★● Sariah Mansour ●★●Decepción
No ver a Ana sentada frente a su escritorio me resulta un poco extraño, la puerta de la oficina de Iván se encuentra un tanto abierta, me asomo como puedo, para mi sorpresa estos se encuentran besándose.
Llevo una de mis manos hacia la boca, no puedo creer lo que mis ojos están viendo, nunca llegué a pensar que Iván sería capaz de algo así. Aunque mi instinto me lo decía, mi corazón se negaba en creerlo.
Ambos se besan con fervor y deseo, sin hacer ruido, me alejo y camino hacia el jardín de entrenamiento donde me esperan los nuevos soldados. No pienso derrumbarme a llorar, seré más inteligente que ambos, tomaré toda la información que pueda y luego lo dejaré, lo destruiré, así como él está destruyendo cada parte de mí.
— ¡Buenas tardes, soldados!— me posiciono frente a ellos, estos se encuentran firmes, sin moverse.
— ¡Mi coronel!— gritan al unísono.
— Bienvenidos todos a la Organización Nacional Militar (ONM), a partir de hoy deben saber que sus vidas están comprometidas con esta organización, no quiero cobardes, no tolero la vagancia, pero mucho menos la deslealtad.— paso caminando por el lado de cada uno de ellos.— Toda la información que se maneje aquí dentro, aquí se queda, tendrán un entrenamiento arduo y constante, pero eso tendrá su recompensa.
— ¿Cuál?— preguntan intrigados y emocionados.
— Los soldados que mejor desempeño muestren en el transcurso del entrenamiento tendrán el privilegio de participar en misiones fuera país, yo misma los recomendaré y hasta podrán asistir a mis misiones.— vuelvo a posicionarme al frente.— Esa es una oportunidad que les servirá como escalón a sus carreras, no me decepcionen, sé que todos son buenos.— les sonrío con amabilidad.
— ¡Eso nunca coronel!— puedo ver que del grupo solo hay cuatro mujeres, me gusta que se sienta la presencia femenina en cualquier lugar.
— Le darán doscientas vueltas a toda la base, me mantendré pendiente al conteo, eso será todo por hoy.— camino y tomo asiento en medio del enorme jardín.— ¡El conteo comienza ahora!— presiono el temporizador y estos comienzan a trotar.
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Es tarde de la noche, el entrenamiento fue un poco rudo, siempre soy así el primer día, luego tiendo a ser un poco más suave, pero eso es solo para no presionarlos. Camino en dirección hacia mi habitación, me detengo en la ventana que se encuentra frente a la puerta de mi habitación, veo como Iván despide a Ana, este la ayuda a subir a su auto y se despide con un beso en los labios.
Cuando el auto se va este mira hacia el edificio, al verme se pone nervioso, me hago la que no ha visto nada y entro hacia mi habitación. Me despojo de la ropa y tomo una ducha, me visto con lo primero que encuentro, enciendo el aire acondicionado y me acuesto en la cama, siento como tocan la puerta, no debo ser inteligente para saber que es él.
— ¿Necesitas algo?— pregunto neutra, aunque la rabia me carcome, no pienso perder los estribos.
— He venido a dormir contigo mi amor.— escaneo su vestimenta, una bermuda y franela.
— Lo siento, pero deberá ser otro día, mañana comienza la misión y no puedo desvelarme.— intento cerrar la puerta pero me detiene.
— Lo que viste en el estacionamiento, las cosas no son como piensas, solo despedía a Ana y hablaba con ella sobre algunos archivos.— amo su manera de mentir mirándome a los ojos.
— No he visto nada, además entiendo que puedes despedir a tus amigas con besos y abrazos no tiene nada de malo.— me encojo de hombros.
— ¿Estás celosa de ella? ¡Por Dios Sariah es absurdo!— entra y cierra la puerta tras él.
— No he dicho en ningún momento que lo estoy, estoy cansada y no pienso discutir contigo sobre algo que no tiene relevancia en mi vida.— paso por su lado y apago la pequeña lámpara que se encuentra sobre el escritorio.
— Tu actitud dice todo lo contrario.— cruza sus enormes brazos.
«Tengo un extraño fetiche con los brazos de los hombres, al igual que el bello en el pecho.»
Los enormes brazos de Iván fue una de las principales cosas que me enamoraron de él, eso debo admitirlo.
— El simple hecho de que no quiera sexo esta noche, no quiere decir que esté molesta, no todo gira en torno al sexo.— paso mis manos sobre mi cabeza, intento no alterarme o se dará cuenta de que sé que me engaña con ella.
— No quiero sexo amor, solo quiero dormir contigo esta noche, te extraño.— se acerca y besa mi frente.
— En la madrugada te vas, no quiero sanciones.— termino aceptando, eso no quiere decir que he olvidado lo sucedido.
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Enciendo mi celular, estoy sentada en los escalones de la escalera que conduce al piso de los baños, he salido a estar sola, son las dos de la madrugada, Iván está rendido en mi cama. Busco en los chats, Vanessa se encuentra en línea, esta me envía un mensaje y luego me llama.
— ¿Peleaste con Iván? Solo estás despierta a estas horas cuando las cosas no van bien entre ambos.— es lo primero que dice a penas, contesto la llamada.
— Es Ana, su amante.— digo en corto, escucho como suspira del otro lado de la línea.
— ¿La quieres matar o asustar?— si no la conociera creería que habla en serio.
— Por el momento no haré nada, esperaré recolectar más información, la necesaria diría yo.
— Me parece bien, mientras más pruebas tengas, mejor.
— ¿Lista para la cena de mañana?— le recuerdo la misión para cambiar de tema.
— He estudiado el perfil de la mujer, pero me asusta meter la pata ante esos criminales.— desde aquí puedo percibir su nerviosismo.
—Te diré que decir en caso de que te note perdida y si eso sucede fluye, piensa en alguien que odies y habla con frialdad.— sé que lo hará bien.— Solo estudia las facciones de cada uno de ellos cuando los tengas al frente de ti.
— No quiero que llores Sariah, eres más que eso.— me anima.— ¿Lo sabes no?
— Por supuesto que lo sé, soy ese diamante que ni el más millonario puede comprar.
— ¡Así se habla carajo!— hace una pausa.— Ve el lado positivo, tienes camino libre con Kozlov, desquítate y tíratelo.
— ¡Basta con eso Vanessa!— recrimino.
— Como digas, sé que algún día follaran y te dará más duro que los tiros que le avienta a los criminales.—ríe.— Si así es el cielo, pues que me lleve cristo, amiga.— niego con una sonrisa.
— Descansa, mañana será un día fuerte para todos, besos a Jacob.— me despido.
Me levanto y vuelvo a entrar a mi habitación, cierro con seguro la puerta y me cubro con las mantas. El aire acondicionado está que congela, le doy la espalda a Iván y cierro los ojos para dejar que el sueño se apodere de mí.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...