⋆★⋆ Ivan Petrova ⋆★⋆
En las alturas
— Ivelle mi amor, vamos a la cama.— apago la televisión, me mira desanimada.
— Pero papi, esa es mi película favorita de princesas.— la cargo entre mis brazos y subo con ella hacia su habitación.
— Lo sé mi amor, sin embargo, pienso que debes dormir, mañana hay escuela y luego no vas a querer levantarte.—abro la puerta de su habitación y enciendo las luces.
— Está bien papi, mañana veré un maratón de películas de princesas.— besa mi mejilla mientras la dejo sobre la cama.
— Te quiero linda.— beso su pequeña frente y cubro su diminuto cuerpo con las sabanas.
— Yo igual papi.— se acomoda y cierra sus ojitos.
La contemplo una vez más antes de apagar las luces, cierro la puerta detrás de mi espalda y me dirijo hacia la habitación de Izan, las manos de Ana en mi espalda me detienen.
— Está dormido, ya le di tetero y duerme como un rey.— asiento, paso por su lado y camino hacia la habitación.
— Entonces dormiré un rato, dentro de unas horas debo regresar a la base, me he escapado por poco tiempo.— me deshago de las botas y libero mis pies del encierro en el que permanecían.
— ¿No quieres ir a la tina conmigo?— veo como abre un poco sensualmente la bata de bañar que lleva puesta, dejándome apreciar su desnudez.
— Hoy no, debo mantenerme al pendiente del vuelo todo el tiempo, es mi deber notificar cualquier desvío, sin importar si la torre de control se mantiene al tanto.— camino hacia donde se encuentra mi laptop y saco los equipos de la mochila que usaré.
— Ellos están bien, debes dedicarnos tiempo, somos tu familia.— se encoge de hombros y me mira.
— Ana también lo es, contigo tengo hijos, pero con ella un matrimonio.
— Eso solo lo dice un papel, pero sé que tienes tiempo sin tocarla, porque me deseas a mí, ya no te mientas más.— niega y se acerca al tocador.
— No quiero que se entere de lo nuestro por el momento, yo buscaré la forma de decirle.— enciendo la laptop y tomo asiento en el escritorio.
— Llevas seis años diciéndome lo mismo, al final no haces nada, como siempre.
— No es fácil, me mantengo ante el ojo público, mi divorcio con Sariah implicaría semanas de escándalo, no puedo permitir que eso suceda sin necesidad.— de solo pensar todo lo que puede pasar no me atrevo a hacer nada.
— ¡Eres un cobarde!— exclama, molesta, se altera mientras camina por toda la habitación.
— Lo siento, pero aceptaste mis condiciones, además te embarazaste a propósito y lo sabes.— la señalo con el dedo, sabe que hizo todo a su favor y yo fui más idiota que caí.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...