●★●Sariah Mansour●★●
Esto se siente bien
Llevo una semana en el hospital, la cama comienza a cansarme, las luces a marearme, el olor a hospital ya me aburre, esta observación se ha hecho eterna para mí, he pasado la mayor parte del tiempo bajo los efectos de los sedantes, pues tenía varias heridas muy fuertes las cuales requerían de sedantes, he visto a mis padres, a Romanov y a Jacob, Salvatore ha venido dos veces, pero por poco tiempo.
Al principio las visitas eran restringidas, con el paso de los días ya pueden durar el tiempo que quieran, siempre y cuando me dejen descansar, Salvatore me sorprende, en sus brazos sostiene al pequeño que vi en su departamento aquel día, este tiene en sus manos un pequeño oso de peluche.
— Hola cariño, ya extrañaba tenerte por aquí.— abro mis brazos para poder tomar a Jules, Salvatore me mira decepcionado.
— Pensé que me decías todo eso a mí.— rueda los ojos, Jules viene hacia mí con felicidad.
— Te queda hermosa esa camiseta, pareces todo un jovencito.— toco su cabecita con ternura, sonríe ante mi halago.
— No sabes el trabajo que me costó ponerle ese atuendo, es difícil de domar.— mira al niño con ternura.
— Estás haciendo un buen trabajo, no te preocupes.— Jules juega con mi cabello.
— Lo mismo dice mi madre, no me queda de otra.— toma una silla y toma asiento al lado de mi cama.
— ¿Qué hay de la madre del niño?— miro al pequeño que yace en mis brazos.
— Pronto iré a entregarla, ya se ha decidido, llegaremos a un acuerdo, piensa colaborar con todo lo que sabe.
— Es lo correcto, así podrá salir en el menor tiempo posible, si el juez lo toma en consideración.— asiente.
— Estuve hablando con el doctor, pronto darán tú de alta.— sonríe, amo la sonrisa de este hombre.
— Me parece bien, ya empezaba a aburrirme de este lugar.— suelto un suspiro de alivio.
La puerta se abre, la doctora Williams entra a la habitación con una sonrisa, me sorprende verla, lo más seguro es que venga a saludar, cierra la puerta detrás de ella y se acerca con una sonrisa hacia nosotros.
— Por lo que veo estás mejor, la compañía de Salvatore te hace bien.— aprieta el hombro de Salvatore con una sonrisa.
— Así es, sentirse querida ayuda a sanar.— sostengo la mano de Salvatore.
— Esperaba a que te mejoraras, pero necesito decirte algo.— ahora sé que habla profesionalmente.
— Adelante, ya he pasado lo peor.— no pienso hacerme daño pensando en cosas que me lastimarán más.
— Estás embarazada, tendrás gemelos, afortunadamente todo va bien, pero eso no quiere decir que no debamos permanecer alerta.— me quedo impactada, miro a Salvatore, la miro a ella y luego observo mi pequeño vientre, hasta el momento ni parece que estoy embarazada.
— Esto no puede estar pasando de nuevo.— paso mis manos por mi cara.
— No debes asustarte, no sucederá nada malo, todo saldrá bien.— Salvatore toma a Jules para que pueda acomodarme mejor en la cama.
— Si todo va en orden, entonces creo que no debo asustarme.— asiente conmigo.
— Correcto, tener miedo solo va a lograr que el embarazo se complique.
— Supongo que debo estar feliz y no preocupada.— sonrío, Salvatore hace lo mismo.
— No te dije nada, quería que tu doctora lo hiciera.— me mira arrepentido.
— Está bien, no te preocupes, no estoy molesta.— acaricio su mano con suavidad.
— Bien, después de tú de alta, haremos unos chequeos, pautaré la cita con mi secretaria.— guiña un ojo antes de salir.
— ¿Así que seremos padres de dos bebés?— miro hacia el techo asimilando todo.
— Correcto, nos esperan largas noches sin dormir.— se levanta con el niño en brazos.
— ¿A dónde vas?
— Iré a dejar a Jules a casa, debe estar cansado, en un rato volveré.— se acerca y deja un casto beso sobre mis labios.
— Ve y llévalo a descansar, este pequeño merece dormir en una enorme cama que no sea de hospital.— toco sus pequeñas manos y hago mimos sobre ellas.
— Nos vemos en un rato.— Jules se encuentra dormido entre sus brazos, el pequeño es un amor.
Salvatore se fue con Jules a casa hace algunas horas, en el tiempo que tengo sola me ha servido para pensar las cosas, siento miedo por todo esto, deseo poder conservar a los bebés, trataré de llevar este embarazo en total reposo, todo va a mantenerse en orden, sé que así será. Jacob entra a la habitación, viene uniformado, está de servicio, su cara es todo un asco.
— Sé lo mucho que estás disfrutando esto.— señala su uniforme.— Verme trabajar mientras tú estás aquí disfrutando de la gran vida.— toma una silla.
— Claro, nunca has puesto tu culo en una cama de hospital, no sabes lo que dices.— niego con una sonrisa.
— Prefiero tener mi culo en la cama de un hospital y no escuchar todo el día las órdenes del general Vólkoz.— rueda los ojos con fastidio.
— Lo que tú digas, cielo.— muerdo mis labios coquetamente, aunque por dentro muera por reírme.
— ¿Quieres jugar a los amantes ahora en la cama de hospital? Eso es muy sucio de su parte coronel Mansour.— enarca una de sus cejas con coquetería.
— Idiota.— le aviento una almohada, la toma y abraza.
— He venido por algo más serio.— por el tono de voz que ha tomado ahora, la cosa a de ser seria.
— No quiero rodeos, así que dime todo de una vez por todas.
— Nunca dejé de investigar a Iván, sus hijos no son de Ana, son de Patricia, le pagaron y amenazaron a Ana para poder crear la pantalla, pero todo es una mentira.— lo miro confundida, este hombre no deja de sorprender.
— Tanto Patricia como Iván están involucrados en negocios turbios con la mafia, no he podido encontrar nada más, es complicado navegar en la red negra, pero creo que con esa información que tenemos es más que suficiente para comenzar a armar el rompecabezas.
— ¿Le contaste a Romanov?— observo por debajo de la puerta, no sabemos si hay alguien espiándonos.
— Aún no, pienso hacerlo esta noche o mañana.
— Me parece bien, por el momento no puedo investigar nada, pero haré lo posible por ayudar.
— Tú te encargarás de descansar, ahora conservas dos vidas en tu vientre, lo mejor es que te quedes tranquila.— asiento.
Nos quedamos hablando un rato más, comemos algo juntos y luego él se va a trabajar, tomo el médicamente correspondiente, termino quedándome profundamente rendida, en mis sueños se asoman los rostros de Iván y Patricia.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...