Capítulo 57: Todo en orden

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●★●Sariah Mansour●★●

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●★●Sariah Mansour●★●

Todo en orden 

Meses después

Decidí irme a vivir con Salvatore a su departamento, solo por unos meses, ya cuando nazcan las niñas nos iremos a mi casa, mis padres se han encargado de remodelar la casa con muebles nuevos, también de agregarles nuevos colores, mi vientre cada día crece más, mi espalda duele y ya me cuesta trabajo mantenerme mucho tiempo de pie, estoy en la etapa terminal de embarazo.

Jules se ha adaptado muy bien a nosotros dos, le he preparado su propia habitación en la casa, para que tenga su propio espacio, me dedico a darle todo el amor posible, no quiero que cuando las niñas nazcan él se sienta desplazado, necesita amor de madre, su madre ya tiene meses en la cárcel, Salvatore ha estado trabajando en su caso, desde lejos, pues si se sabe que sostuvieron cercanía sentimental eso podría perjudicar el proceso.

— ¡Ah, eso duele!— gimo, el cansancio corre por mi cuerpo.

— Falta poco mi amor, solo dos más y listo.— Salvatore me sostiene por mis anchas caderas.

— Juro por Dios que no volveré a pedirte que te corras dentro de mí.— puedo ver como ríe por el espejo, estoy en posición de perrito, lleva mis piernas de atrás hacia delante, hago todos los días, hago una hora de ejercicio, tendré un parto natural hasta el momento, hacer ejercicio es bueno para el proceso.

— Dices eso todos los días y vuelves a pedir lo mismo.— golpeo su hombro, me dejo caer al suelo, descanso mi espalda del suelo, lo necesito.

— Llevar a tus hijas en el vientre es un trabajo enorme, no sabes cuanto.— mi pecho sube y baja con prisa hasta regularizarse mi respiración.

— Es por eso que debes hacer ejercicio, les hará bien a las tres.— me extiende una botella de agua, pasa su mano sobre mi frente para quitar el cabello mojado que yace en ella, culpa del sudor.

— Me satisface saber que tendrás a dos mujeres en casa celándote.— abro la botella y tomo un poco del frío líquido.

— No me quejo, prefiero eso a no sentirme querido.— se recuesta de la máquina para caminar.

— Tengo miedo.— dejo la botella a un lado y lo miro fijamente.

— ¿A qué le temes?— toma mi botella y ahora es él quien toma de ella.

— Que las cosas se compliquen y no pueda traer a tus hijas como tanto lo hemos deseado.— miro hacia el suelo.

— Ya lo hablamos con la doctora Williams, dijo que podrás tener un parto natural sin complicaciones, todo se encuentra en perfecto estado y no hay nada de que preocuparse.— toma mi mano y da leves caricias en ella.

— Tienes razón, no sé siquiera por qué pienso esas cosas.— niego con una sonrisa.

— Lo piensas porque sigues anclada en el pasado, crees que eres culpable de la perdida de tu embarazo anterior y eso no es así.— me acerca a él para abrazarme.

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