●★●Sariah Mansour●★●
Tiempo de dos
Han pasado varios meses después de todo lo sucedido, Sol ya se encuentra respirando por su cuenta, debemos tener con ella los cuidados necesarios por precaución, con terapia psicológica he podido lidiar con mi depresión postparto, no ha sido fácil, pero tampoco imposible, Salvatore lleva dos semanas lejos de casa trabajando en una misión, llevamos todo ese tiempo sin vernos.
Por mi situación después del parto nuestra relación no se encuentra en un buen momento, como también la muerte de Iván fue un tema sensible entre nosotros, estar sin él en estos días me ha hecho entender que mi relación se encuentra colgada en un hilo, quiero arreglar las cosas, amo a Salvatore y no quiero perderlo.
— Ya la mesa se encuentra lista.— mi hermana toma su bolso y camina por su abrigo.
— Te agradezco todo esto, sin ti no hubiera podido hacer todo esto.— me acerco a Sarah y la abrazo.
— Sabes que puedes contar conmigo en todo lo que necesites.— abre sus brazos y me muestra lo hermosa que ha dejado la mesa para mí y Salvatore.
— Sé que sí, por eso no dudé en pedirte la ayuda.
— Me dices como te quedó la carne de borrego.— se acerca y verifica que los tenedores se encuentren en el lugar correcto.
— Prometo guardarte de esa deliciosa carne.— vuelve a abrazarme, se despide y se va.
Mi madre me ayudó con las niñas y Jules el día de hoy, va a cuidar a los niños para que pueda tener una velada con Salvatore y salvar mi relación con él, me detengo en el espejo que se encuentra en la sala de estar y me aseguro de que mi peinado se encuentre en orden al igual que mi vestido. Tomo el encendedor y me acerco a donde se encuentran las velas aromáticas, enciendo todas las velas, dejo el encendedor en su lugar y corro a acercarme a la mesa al escuchar las llaves cerca de la puerta.
— Bienvenido a tu casa mi amor.— sonrío al verlo, trae una camisa blanca como siempre y unos pantalones negros.
Deja su equipaje a un lado y camina hacia mí, observa mi vestido, mi cuerpo, luego desciende su mirada a mi rostro. Toma mi rostro con sus manos, con su pulgar acaricia suavemente mi labio inferior, me observa con dulzura, como si extrañara verme, así como lo extrañé yo.
— Está muy linda la mesa y debo admitir que huele delicioso aquí dentro.— su pulgar continúa descendiendo por mi cuello.
— Feliz cumpleaños, mi amor.— llevo mis manos hacia su cuello y halo su rostro hacia mí para poder besarlo.
Lamo su labio inferior, mis manos se enredan en su sedoso cabello, amo el perfume de este hombre, con solo olerlo siento mis hormonas, arder dentro de mi cuerpo, muerdo sus labios, nuestras lenguas se conectan, hace meses que no sentía el sabor de sus labios ni acariciaba su lengua.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...