●★● Sariah Mansour ●★●Ganas de ti
Toco el timbre, Salvatore enseguida abre la puerta, trae una toalla a media cintura, mi mirada se dirige a la v que se le forma, se sorprende al tenerme en su puerta a estas horas de la madrugada, no me importa, tengo ganas de follar y espero que me las quite.
— No te esperaba a estas horas.— pasa su dedo por el ojo, lo estruja, muere del sueño.
— Necesito de ti, de tu polla, de tus besos, de tu semen, necesito placer, siento que si no follo me volveré loca.— entro sin darle tiempo a responder.
— ¿Te aseguraste de que nadie te siguiera?— cierra la puerta y camina hacia mí.
— Por supuesto que sí, no puedo arriesgarme, de por sí sospechan de nosotros.— me deshago del abrigo y todo lo que se llame ropa, quedo en lencería negra, una especial que compré para este momento.
— Te ves hermosa.— muerde sus labios, mi mirada se dirige en la toalla.
— Quiero que te la quites, muero por ver lo que escondes debajo.— paso mis dedos por el tirante de mi sostén.
— Ya lo has visto.— su mirada se pasea por mi cintura, se detiene en los diamantes que tiene como colgante el babydoll.
— Para mí siempre es como la primera vez, siempre muero por verlo.— me acerco mordiendo mis labios.
— Quiero que te pongas de espalda.— ordena, amo esa voz mandataria, me hace mojar de solo pensar que es mi general.
Me coloco de espalda hacia él, mejor conocida como la posición del perrito, estoy sobre su sofá, veo por el espacio que se encuentra entre mis piernas como la toalla cae al suelo.
— Me encanta que me ordenes, me gusta ser tu sumisa.— lo miro por encima del hombro, ese pasea sus manos por mis nalgas.
— Quiero ser el único en tener ese poder sobre ti.— besa mi hombro y lo muerde.
— Muero por sentirte dentro de mí.— inclino más mi espalda hacia atrás, chocando esta con su pelvis, su erección entra en mí sin meditarlo.
— Siempre estás deliciosa por dentro, amo sentir tu calor cada vez que entro en ti.— gime cerca de mi oído.
— ¡Ah, yo amo sentirte dentro de mí!— muerdo mis labios al sentir placer con cada estocada.
Mueve sus caderas, sus manos aprietan mi cintura, puedo verme por el enorme ventanal, ambos nos vemos lujuriosos, una imagen excitante a la vista, sus músculos se contraen cada vez que me penetra, mis senos rebotan y rozan con la piel del sofá, provocando que estos estén más erectos.
Suelta mi cintura y lleva su mano hacia uno de mis senos, juega con el pezón de este, sus dedos se mueven con prisa, los estimula con rapidez, mis gemidos salen descontrolados, resuenan por toda la sala.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...