Capítulo 38: Una mujer libre

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●★● Sariah Mansour ●★●

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●★● Sariah Mansour ●★●

Una mujer libre

Ya nos encontramos de nuevo en el juzgado, en estos momentos Iván se encuentra sentado para dar sus alegatos. Mi abogado se levanta, toma su libreta y camina hasta donde él se encuentra.

— ¿Hace cuánto tiempo trabaja usted con la señora Ana Záitsev?

— La contraté hace seis años.

— ¿Es eficiente en su trabajo la señora Záitsev?

— Correcto, desde el principio ha hecho un buen trabajo.— se acomoda mejor.

— ¿Sostiene usted una relación más allá que laboral con su secretaria?

— No, con ella solo tengo dos hijos.

Niego mordiéndome la lengua para no gritarle en la cara por imbécil, es un profesional mintiendo.

— Explíquese mejor.

— Estuve con ella en una noche de tragos, quedó embarazada y no dudé en hacerme cargo de la criatura, luego quería extorsionarme, se obsesionó conmigo, me extorsionaba, tuve que acceder y acostarme con ella en más de una de ocasión.— me mira en busca de perdón.

— ¿Le comentó usted a su esposa sobre su aventura con la señora Záitsev?

— Intenté hacerlo en varias ocasiones, pero la amo, temía perderla.— sostiene el anillo en el dedo.

— ¿No pensó que si hubiera sido sincero su esposa lo entendería?

— Correcto, lo pensé, pero cuando lo hice ya era tarde, mi esposa se había dado cuenta de todo.

— ¿Y lo mejor para usted fue amenazarla?

— No la amenacé, tenía miedo de perderla y le dije algunas cosas.

— Perdón, pero mi clienta tiene fotos de marcas que usted le hizo en el cuerpo en uno de sus arranques.— saca las fotos que me tomé el día en la oficina, el juez las analiza y observa a Iván.

— Eso lo comenté con mi esposa y quedamos en buenos términos.— miente, hoy confirmo que me casé con una basura.

— ¿Por qué no apoyó a mi clienta con su embarazo?

— Me tomó por sorpresa la noticia, tardé en asimilarlo y cuando entendí que iba a ser padre por tercera vez ella ya había perdido el embarazo.

— ¿La apoyó emocionalmente?

— No podía, el trabajo me exigía estar lejos de ella, además estaba molesta conmigo por la reacción que tomé cuando supe que estaba esperando un hijo mío.

— ¿Es cierto que le exigía a su esposa protegerse para no quedar embarazada?

— Sí, es cierto, entendía que por la profesión que ambos tenemos no podemos llevar a cabo la responsabilidad de ser padres en estos momentos de nuestras vidas.— toma el vaso con agua que yace frente a él y da un sorbo.

— Eso es todo de mi parte señor juez.— toma sus cosas y camina hacia mí.

— Bien, ya escuchando las dos partes, como también basándome en las pruebas existentes, el resultado ha sido el siguiente.

La sala se mantiene en silencio por algunos minutos, los cuales para mí resultan eternos, siento los sudores correr por mi cuerpo, muero por saber cuál será su decisión.

— En vista de que este matrimonio está irremediablemente roto, no queda de otra que concederles el divorcio.— siento como mi alma se alivia, la cara de Iván es de total disgusto.— Los bienes que ambos tienen en común se repartirán a partes iguales, la casa donde se encuentra viviendo su amante señor Petrova, se le dará devuelta a la señora Mansour, ya que es propiedad de la señora, la misma fue obtenida antes de casarse con usted.— nos mira a ambos.— Le pagará a la señora Mansour la suma de un millón de dólares por daños y perjuicios, como también por infidelidad, sin nada más que agregar este caso se ha cerrado.— toca el martillo, todos nos levantamos cuando el juez lo hace.

Abrazo a mi abogado, estoy feliz, soy una mujer libre, mis amigos me abrazan y celebran mi felicidad, solo ellos saben cuanto he sufrido todo este proceso. Salimos del juzgado, mi abogado se despide y se retira, tiene otro compromiso, después de aquí, nos quedamos Jacob, Vanessa y yo, caminamos con destino al estacionamiento.

— ¿Puedo hablar contigo?— Iván se acerca.

Jacob lo mira inseguro, Vanessa por igual.

— Claro, ¿Qué deseas?— acomodo mi bolso.

— A solas, necesito decirte algo privado.

— Vayan al auto, los alcanzo ahora.— asienten no muy convencidos.

Camino con él por el estacionamiento, esto me hace recordar el día que nos casamos, caminamos agarrados de la mano en este mismo estacionamiento, ambos estábamos emocionados por la ocasión, niego haciendo a un lado ese sentimiento.

— Adelante, te escucho.

— Lo siento, nunca quise que las cosas terminarán de esa forma entre nosotros, aunque no lo creas si te amé y te sigo amando, solo que no entenderás las razones de mis acciones.— se voltea a verme como una vez lo hizo cuando nos casamos.

— No te preocupes, las cosas pasaron porque quizás ese era nuestro destino, yo también te amé, como también sigues teniendo un lugar especial en mi vida, no te preocupes por el dinero, no lo necesito, eso solo fue un relleno para la demanda, nada más.— miro el anillo en mi mano.

— Si pienso pagarte, de una forma u otra mereces ese dinero, no me comporté como se debía contigo, te fallé cuando más me necesitaste.

— Gracias por formar parte de mi vida, no te guardo rencor.— saco el anillo del dedo y lo extiendo para que lo tome.— Al final lo mejor es no estar juntos, ambos nos hemo hecho mucho daño, merecemos a alguien que nos ayude a sanar y nos dañe.— toma el anillo y lo observa.

— Sé feliz, lo mereces, eres tremenda mujer, no sé como pude perderte, soy un idiota.— niega, por primera vez veo sus ojos acumular lágrimas.

— Sé que eres un buen padre, da lo mejor de ti a tus hijos, se lo merecen.— me acerco a él y dejo un casto beso en su mejilla.

Camino hacia el auto, los chicos se encuentran esperándome, no tiene sentido que le reclame cosas que lamentablemente ya sucedieron, ahora lo que sigue es terminar en buenos términos, seguir hacia delante y dejar el pasado atrás, sea lo que sea Iván forma parte de mi historia y eso nadie podrá borrarlo.

— ¿Qué te dijo?— Vanessa se voltea a verme.

— Nada, solo quería disculparse por todo lo sucedido, ahora que lo pienso bien, durante todos estos meses que nos mantuvimos discutiendo, nunca lo hizo, quizás ahora que sabe que todo terminó, su única salida era hacer esto.— abrocho mi cinturón.

— Es un idiota, pero al menos se disculpó.

— Hoy vi a un Iván arrepentido, durante todo el juicio se mantuvo pensativo, en algunas ocasiones las lágrimas se escaparon de sus ojos.— Jacob se adentra en las calles.

— Puedo decir que yo también vi a un Iván totalmente diferente, pero no puedo fiarme, las apariencias suelen engañar.— me recuesto hasta llegar a la casa.


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