⋆★⋆ Salvatore Kozlov ⋆★⋆
Nosotros dos
Entro escondido a la oficina de Jacob, este se encuentra entretenido en su Nintendo, aclaro mi garganta para que se entere de que estoy frente a él, al verme esconde el artefacto, niego con una sonrisa.
— No diré nada, en algo debes entretenerte entre estas cuatro paredes cuando no hay misiones por realizar.— camino y tomo asiento frente a él.
— ¿Qué se te ofrece?— abre una gaveta y entra el Nintendo allí.
— Necesito un favor de tu parte.— mi mirada se detiene en una pequeña fotografía de Jacob y Sariah, ambos estaban más jóvenes, debo admitir que Sariah es preciosa, parece tallada por los mismos dioses, eso es lo mínimo que se merece su belleza como explicación.
— Déjame adivinar ¿Tiene que ver con Sariah?— rueda en la silla.
— Adivinas bien, necesito saber ¿Qué debo hacer para que me perdone?
— Viejo, conozco a esa mujer de los pies a la cabeza, no es fácil de impresionar y si en algún momento le tocaste los cojones.— se acerca con la silla.— Porque sí, tiene cojones, deberás inventarte un Disney planet para ella y a ver si decide perdonarte.— niega.
— He pensado en invitarla a cenar, con mariachis y toda la cosa.— niega con cara de asco.
— De ninguna manera, eso ya está pasado de moda, sé más original.
— Ese es el problema, no soy romántico, ni siquiera pienso en arreglar las cosas con una mujer, solo me acuesto con ellas y listo, pero Sariah es diferente, no quiero joderla, no me lo perdonaría.— paso las manos por mi cara.
— Ella no te lo perdonaría.— saca una pequeña P226 y la coloca frente a mí.— Su nombre es piedad, porque cuando te da no la tiene.— guiña un ojo.
— Adoro tu creatividad.— ambos reímos, este tipo es otro nivel.
— Piensa en grande, no lo sé.
— Por lo visto tampoco tienes originalidad, no sabes que sugerirme.— niego con disgusto.
— El problema es que Sariah es extraña y hablo en serio cuando digo que es extraña.— se levanta y camina para acercarse a la ventana.
— Creo que mejor prepararé una tarde de pícnic, considero que es original.
— Eso es asquerosamente cursi.— pone cara de asco.
— Solo quiero hablar con ella, cualquier ambiente es excelente.
— Llévala a un prostíbulo entonces y allí habla con ella.— ruedo los ojos por su sarcasmo, me provoca risa.
— Hablo en serio.
— Yo también, solo sé tú, listo, cualquier cosa le va a gustar.— palmea mi hombro.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...