Capítulo 39: Nosotros dos

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⋆★⋆ Salvatore Kozlov ⋆★⋆

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Nosotros dos

Entro escondido a la oficina de Jacob, este se encuentra entretenido en su Nintendo, aclaro mi garganta para que se entere de que estoy frente a él, al verme esconde el artefacto, niego con una sonrisa.

— No diré nada, en algo debes entretenerte entre estas cuatro paredes cuando no hay misiones por realizar.— camino y tomo asiento frente a él.

— ¿Qué se te ofrece?— abre una gaveta y entra el Nintendo allí.

— Necesito un favor de tu parte.— mi mirada se detiene en una pequeña fotografía de Jacob y Sariah, ambos estaban más jóvenes, debo admitir que Sariah es preciosa, parece tallada por los mismos dioses, eso es lo mínimo que se merece su belleza como explicación.

— Déjame adivinar ¿Tiene que ver con Sariah?— rueda en la silla.

— Adivinas bien, necesito saber ¿Qué debo hacer para que me perdone?

— Viejo, conozco a esa mujer de los pies a la cabeza, no es fácil de impresionar y si en algún momento le tocaste los cojones.— se acerca con la silla.— Porque sí, tiene cojones, deberás inventarte un Disney planet para ella y a ver si decide perdonarte.— niega.

— He pensado en invitarla a cenar, con mariachis y toda la cosa.— niega con cara de asco.

— De ninguna manera, eso ya está pasado de moda, sé más original.

— Ese es el problema, no soy romántico, ni siquiera pienso en arreglar las cosas con una mujer, solo me acuesto con ellas y listo, pero Sariah es diferente, no quiero joderla, no me lo perdonaría.— paso las manos por mi cara.

— Ella no te lo perdonaría.— saca una pequeña P226 y la coloca frente a mí.— Su nombre es piedad, porque cuando te da no la tiene.— guiña un ojo.

— Adoro tu creatividad.— ambos reímos, este tipo es otro nivel.

— Piensa en grande, no lo sé.

— Por lo visto tampoco tienes originalidad, no sabes que sugerirme.— niego con disgusto.

— El problema es que Sariah es extraña y hablo en serio cuando digo que es extraña.— se levanta y camina para acercarse a la ventana.

— Creo que mejor prepararé una tarde de pícnic, considero que es original.

— Eso es asquerosamente cursi.— pone cara de asco.

— Solo quiero hablar con ella, cualquier ambiente es excelente.

— Llévala a un prostíbulo entonces y allí habla con ella.— ruedo los ojos por su sarcasmo, me provoca risa.

— Hablo en serio.

— Yo también, solo sé tú, listo, cualquier cosa le va a gustar.— palmea mi hombro.

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