Capítulo 19: El embajador

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El embajador

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El embajador

●★● Sariah Mansour ●★●

Aterrizamos con éxito, todos los soldados bajan, Kozlov baja con la hija del embajador, es quien está al mando de la misión, por ende decidimos que sea él quien haga entrega de la hija del embajador, al embajador.

— ¡Felicitaciones a todos por su excelente trabajo, sabía que no me decepcionarían! — el general del ejército nos felicita orgulloso por los resultados de la misión.

— No fue fácil, pero lo logramos.— Kozlov se acerca al embajador, este estrecha su mano con él y abraza a su hija, llama mi atención la forma en que este la abraza, como toca su cintura, no quisiera pensar mal, pero las acciones hablan por si solas.

— Mi amor, me alegra tenerte devuelta.— Iván se aparece, este me abraza, cuando intenta besarme, soy más rápida y dejo un pico sobre sus labios.

— Iré a instalarme a mi habitación, nos vemos en la casa.— este asiente, me alejo caminando, Kozlov me detiene.

— En una hora en la sala de conferencia, ya le he avisado a Jacob y Vanessa, hablaremos con el embajador algunas cosas.— sostengo mi mochila y asiento.

— Nos vemos en una hora.— camino hacia mi habitación.

Instalo toda la ropa en el armario, la sucia, la dejo en la mochila, esta la lavaré en casa, tendré el fin de semana para descansar, es lo bueno de las misiones, luego de días de trabajo arriesgando tu vida, eres recompensado con unos pequeños días libres, nada mal.

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— Está de más volver a darles las gracias por el rescate de mi hija, sabía que ustedes no me fallarían.— el embajador nos mira a todos agradecido.

— ¿Por qué mintió?— la pregunta de Kozlov lo hace mirarlo confundido.

— No entiendo ¿De qué habla?

— Habla de que la foto que enviaron como referencia sobre su hija, no es la misma chica que rescatamos, esta tiene más edad y su parecido no es tan similar.— intervengo.

— Lo siento, con ustedes debo ser sincero.— toma asiento.— Yarah es mi amante, mentí sobre todo esto para no ser la comidilla de los medios, por eso les di una foto de mi hija adolescente, todo para que creyeran que era mi hija quien estaba secuestrada y le dieran importancia al asunto.— nos mira apenado.

¡Esto es increíble! Al parecer el descaro entre ellos anda volando en el ambiente.

¿Su esposa sabe sobre esto?— pregunto, todos me miran por la pregunta que he hecho.

— Correcto, ella sabe todo.

— ¿Por qué lo permitió?— me cruzo de brazos.

— Está conmigo por conveniencia, no le importa lo que haga con mi vida sentimental.— todos se miran unos con otros.

— Pues debería divorciarse y meterse con quien quiera.— este alza la mirada para verme.

— Discúlpeme, pero no pienso permitir que me falte el respeto.— este se incomoda.

— El respeto no los ha faltado usted, mostrando algo que no es ante nosotros, fuimos a esa selva a arriesgar nuestras vidas por su amante, creo que lo mínimo que merecíamos era saber la verdad antes de ejecutar la misión.— Kozlov asiente al escucharme.

— Para eso se les paga.

— Habla como si esto fuera como ir a la playa y tomar sol todo el día, no señor embajador, se nos paga por nuestro trabajo, no por lindos, ni vagos, aquí nadie tiene vaca sagrada y no pienso quedarme callada ante usted porque sea el embajador de Brasil, respete mi trabajo y el de mis compañeros.— señalo a mis amigos y Kozlov.— Porque si a eso vamos a usted también se le paga un buen sueldo y no hace nada por su país, no veo a nadie cuestionándolo.

Me levanto y sin nada que agregar salgo de la sala de conferencias, veo a Yarah, esta come algo mientras espera al embajador.

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Camino hacia el área de lavado y dejo la ropa sucia en la lavadora, hecho detergente, presiono los botones y dejo la ropa lavándose, apago las luces de esa habitación para subir a la mía a darme un baño.

— ¿Dónde estabas?— Iván se encuentra sentada en el sofá que queda frente a la escalera.

— Tuve una reunión con el embajador para aclarar algunos puntos sobre la misión ¿Algún problema?— lo miro de brazos cruzados.

— Por supuesto que lo hay, estás actuando como una mujer libre, cuando no lo eres, debes decirme hacia donde vas y con quien todo el tiempo.— se levanta y se acerca quedando frente a mí.

— Claro, ¿Por qué tú me notificas hacia dónde te mueves y con quién todo el tiempo?— sonrío para no partirle la cara, la rabia que siento en estos momentos me delataría por completo y no puedo cometer un error sin antes hablarlo con mi abogado.

— No es lo mismo, lo sabes.

— ¿Desde cuándo te has vuelto tan machista? Además, puedo ir donde me dé la gana, no tengo que estar reportando hacia donde voy como si fuera tu hija.— subo las escaleras dejándolo atrás.

— Sariah no quiero que las cosas se empeoren, eres mi esposa, por lo tanto, debo saber hacia donde vas, no puedes andar por ahí como una cualquiera.— cierra la puerta detrás de él al entrar a nuestra habitación.

— Si tu miedo es que te sea infiel, yo que tú no me asusto tanto, no importa que te notifique hacia donde voy o lo que sea, si quiero acostarme con otro lo haré, así que esa opción es estúpida.— me encojo de hombros, me deshago de mi playera y entro al baño.

— ¿Por qué hablas de infidelidad?— de reojo veo como se remueve incómodo.

— Porque todo este teatro que estás armando, es simplemente por eso, últimamente estás tomando actitud de hombre celoso.— entro a la ducha y gradúo el agua a la temperatura que la deseo.

— No estoy celoso, es solo que no confío en otro hombre, eres bella, demasiado y sé que cualquiera podría desearte.

— Pues entonces deberías cuidarme y no jugar a perderme, porque llegará el día en el que me perderás y ahí si será tarde.— cierro la cabina.— Cierra la puerta para que el vapor se mantenga dentro.

Lo ignoro y lavo mi cabeza, me concentro en disfrutar de este relajante baño, no quiero pensar en nada, ni nadie que me atormente. Merezco un momento de paz, un momento que solo sea mío, solo mío.

Salgo del baño envuelto en una toalla, Iván ya se encuentra en la cama, usa su celular, lo ignoro y tomo asiento frente al tocador, aplico crema sobre mi piel desnuda, me mantengo concentrada haciéndolo.

— Iré junto a Vanessa a pasar un día acampando, noche de chicas.— aplico crema en mi cara.

— ¿Cuándo te irás?— deja de usar el móvil y me mira.

— Mañana por la noche, regreso el domingo en la mañana.— me levanto y camino hacia el closet en busca de un pijama.

— Me parece bien, mereces salir a divertirte.— escucho como habla, no le presto atención y me sumerjo entre mis ropas a buscar algo cómodo para dormir.

Me visto con la pijama que escogí para dormir y salgo de la habitación rumbo al pequeño cine que tenemos, me acomodo y busco una buena película para ver, pienso pasar la noche aquí, ya no resisto dormir con él, no quiero, ni deseo tenerlo cerca.

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