Ser coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...
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●★● Sariah Mansour ●★●
Spam
No tengo mucho trabajo, siempre que terminamos una misión, los días en los que nos incorporamos nos encargamos de trabajar con problemas de la central, misiones locales, todo para ponernos al día por el tiempo que nos mantuvimos fuera.
Un correo no deseado llega, me extraña verlo, ya que por temas de seguridad mi correo electrónico laboral solo lo tienen mis superiores y personal de trabajo. Abro el correo, para leer el contenido, este se me hace intrigante.
12:09 pm.
Desconocido
A quién corresponda.
No te molestes en rastrear este correo, resultará imposible, solo he venido a redactar este mensaje con un solo propósito y es que abras bien los ojos. Tu esposo no es el hombre impecable que pinta ser, ha hecho muchas cosas turbias que oscurecen su hombría, no es digno de tener a una mujer como tú, te ha causado mucho daño, daño del cual no te imagina, con este mensaje te entrego una llave para que tú misma empieces a armar este enorme puzzle que te rodea.
Espero que sepas usar todo a tu favor, de tu inteligencia y buen manejo de ella, dependerá tu libertad.
Inmediatamente, le reenvío ese correo a Jacob, es la única persona en la que confío, apago mi computadora y salgo corriendo hacia la oficina de mi amigo, todo esto me resulta extraño, es más que evidente que el correo habla sobre Iván.
— Hola preciosa, ¿Quieres un rapidín?— guiña un ojo.
Cierro la puerta y camino hacia su escritorio.
— Estarás con este juego hasta un día, cuando te escuchen no sé donde meterás la cabeza.— niega mientras ríe al verme nerviosa.
— ¿Qué te trae por aquí?— deja el bolígrafo sobre el documento que hace a penas unos segundos estaba firmando.
— Me ha llegado un spam a mi correo, te lo he reenviado, el mensaje que contiene me ha sacado de contexto por completo.— tomo asiento frente a su escritorio.
— Lo leeré, pero necesito que te tranquilices.
Teclea en su ordenador, busca el correo que le he reenviado, por la concentración que tiene sé que está leyendo el mensaje.
— ¿Qué opinas sobre eso?— muerdo las uñas de mis manos.
— Esto puede ser cualquier cosa, no deberías angustiarte por un spam.— le resta importancia.
— Es que esto no es un simple spam, siento que el mensaje intenta descifrar algo más y sé que puede ser grave.
