Capítulo 76: Un plan a camino

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Tony en multimedia

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Tony en multimedia

●★● Sariah Mansour ●★●

Un plan a camino

Mis pies se detienen en la puerta de la habitación donde se encuentra descansando Tony, son las siete de la mañana, sé que a estas horas debe estar comenzando a soñar, pero nosotros no podemos darnos ese lujo, necesitamos atrapar a Patricia en cuanto antes y hoy es el día perfecto para eso.

— ¿Cómo durmió?— pregunto al ver la puerta abrirse.

Un rostro cansado me recibe, restriega sus dedos en sus ojos en busca de alejar el sueño, pero le resulta inevitable.

— Tal vez si hubiera venido a medio día le respondiera con que excelente, pero a decir verdad nos acostamos todos a las tres de la madrugada, mucho no he podido dormir.— reprocha con cansancio.

— La única persona que durmió toda la madrugada fue usted, nosotros no hemos pegado un ojo confeccionando la misión, usted es nuestro protagonista y lo necesitamos en sala de reuniones en media hora.— sigue restregando sus ojos.

Rueda los ojos y me mira con cierto fastidio, suspira y suelta el pomo de la puerta.

— Está bien, me daré una ducha corta y bajaré en media hora.— se deshace de su camisa en frente de mí.

Tomo un pequeño equipaje en el cual se encuentra una pila de ropa para que él pueda cambiarse de ropa y no ocupar la misma del día anterior.

— Puedes vestirte con esta ropa, se encuentra limpia, puedes usarla con confianza.— le extiendo el equipaje.

— Me gustaría usar la tuya o tal vez que los dos no usemos ninguna.— sostiene mi mano.

Me suelto de su agarre con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro.

— Mejor proponle la oferta a Salvatore. ¿Sabes lo que eso significa?— niega.— Que no creo que a él le agrade la idea de que hagamos tríos, sabe que con su miembro me es suficiente.— guiño un ojo y me volteo dándole la espalda, camino hacia la planta baja.

Bajo las escaleras riendo por la cara de espanto que Tony acaba de poner al enterarse de que Salvatore es mi pareja, entro al salón de reuniones donde Romanov se encuentra sentado, solo se encuentra él.

— ¿Dónde se encuentran los demás?— dejo unas carpetas sobre la enorme mesa ovalada.

Mira las carpetas de color amarillo que descansan sobre la mesa ovalada, estas se encuentran un poco gruesas por todo el papel que contienen.

— Fueron a tomar algo para desayunar, yo desayuné algo temprano, ya que pasé la madrugada completa descansando.

Paso por su lado y me acerco a los equipos tecnológicos, conecto algunos aparatos para evitar perdidas de tiempo.

— Si deseas no es necesario que trabajes con nosotros en la captura de Patricia, lo vamos a entender como compañeros.— entiendo su situación sentimental, aunque ya no la ame, es una situación un poco confusa para él.

Difiere de mi idea, niega rotundamente.

— Voy a trabajar en esto, no tengo necesidad de compadecerla cuando ella claramente no lo hizo conmigo.— se voltea en la silla giratoria quedando frente a mí.— Perdóname Sariah, pero yo no soy como tú que olvidaste todo el daño que Iván te causó en un día, a mí me cuesta entender el ¿Por qué? De muchas cosas que Patricia hizo en mi contra.

Detengo mi accionar y proceso lo que acaba de decirme, no puedo creer que me esté hablando en serio.

— Yo no perdoné a Iván en un día, de hecho hay muchas cosas que nunca terminé de perdonarles, simplemente entendí que parte de su daño no era solo de él, también había otras personas de por medio que lo utilizaron a él para joderme a mí.— agudizo mis palabras, Salvatore entra y se mantiene observándonos a ambos.

Romanov pasa las manos por su cabeza y hala su cabello con algo de frustración.

— Perdóname, no quise decirte las cosas de esa manera, no fueron las adecuadas.— me mira, pidiéndome perdón más que con las palabras, con su mirada.

— Mejor no arregles nada, de todas formas eso no va a cambiar como me siento en estos momentos.— tomo la carpeta y salgo de la sala de juntas bajo la mirada de Salvatore y Romanov.

Me detengo en la cafetería, tomo asiento en una de las mesas y abro la carpeta, el comedor se encuentra despejado, pocos soldados se encuentran desayunando, a lo lejos veo a Vanessa acercarse a mi mesa, trae consigo una manzana en manos.

— ¿Ya comenzó la reunión?— toma asiento un poco apresurada.

Dejo de leer el documento que redactó el general sobre la misión para poder prestarle atención, hace dos días que no la veía.

— Aún no, falta Tony para poder comenzar.— ojeo el documento.

— Es bueno escuchar eso, vengo corriendo desde el edificio seis y estamos en el número dos.— levanto la mirada y observo su semblante.

Una fina capa de sudor corre por su frente, su larga cabellera se encuentra recogida en una cola, varios mechones rebeldes se esparcen por su frente y parte de su cuello.

— Tranquila, estás a tiempo de que todo comience.

Vuelvo a fijar mi mirada en el documento para continuar con la lectura del mismo.

— ¿Con quién peleaste?— puedo ver a través de mis reflejos como se cruza de brazos.

— No he peleado con nadie, solo me molesté por la forma en que Romanov me contestó.

— ¿Qué fue eso que te molestó?

Nunca me cansaré de decir que mi mejor amiga es un premio para mí, siempre sabe que sucede conmigo, lo que me molesta, en fin, sabe conocerme.

— Le comenté que si no estaba cómodo con participar en la captura de Patricia podía no trabajar en ello, no iba a ver problema con su decisión.

Muerde su manzana y me mira inquieta.

— ¿Cuál fue su respuesta?

— Dijo que no había hecho lo mismo que yo, que para él no hay perdón alguno que exista en cuanto a Patricia se trate, en pocas palabras pude entender que soy masoquista porque perdoné a Iván.— dejo el documento hacia un lado con frustración.

— Amiga en parte lo entiendo, todos pensamos lo mismo cuando actuaste de esa manera con Iván.— mastica y traga.— Más aún sabiendo todo lo que sufriste por ese idiota.

Contengo el aire por unos segundos y lo expulso notoriamente.

— No he olvidado el daño ocasionado por parte de Iván, pero si pude entender que parte de ese daño fue por culpa de su padre y demás secuaces, no debo contarte la historia, ya que te la sabes igual que yo.

— Bueno, da igual, ya Iván está muerto, ni modo que lo revivamos para pelear con él.— una carcajada sonora se escapa de los más profundo de mí.

— Eres una idiota.— le arrebato la manzana y tomo una mordida.

Me levanto y le extiendo la manzana, tomo la carpeta y ruedo la silla hasta dejarla por completo en su anterior lugar.

— ¿A dónde vas?

— Debo volver con los demás, tenemos una misión que terminar.

— Iré contigo, también debo estar con ustedes.— se levanta con pesar, está cansada de trabajar.

Camino junto con ella al salón de reuniones, a decir verdad todos estamos agotados, los últimos meses no hemos tenido descanso alguno, solo un día a la semana, en mi caso y en el de Vanessa por tener bebés pequeños nos ceden dos días como máximo, nosotras escogemos los días.

Pasiones y misionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora