●★●Sariah Mansour●★●
Entre rejas y verdades
Romanov y yo estacionamos en la cárcel que Iván se encuentra, mis manos sudan, mi lenguaje corporal es una mierda, es primera vez que me siento de tal manera, he presenciado situaciones peores, esta debería enfrentarla con valentía, pero hay ocasiones en las que nuestro cuerpo y mente nos fallan, esta es una de esas.
— ¿Lista?— detiene el auto y voltea a verme.
— Eso creo, de igual manera ya estamos aquí.— desabrocho el cinturón y salgo con cuidado del auto.
— Pase lo que pase, no te dejaré sola.— toma mi mano y caminamos hacia el penitenciario.
Un oficial nos recibe en la recepción de lugar, nos examina de arriba hacia abajo, sacamos nuestras credenciales y las mostramos al oficial para que sepa qué tipo de personas somos.
— Estamos aquí para visitar al ex general Petrova.— Romanov habla por mí.
— ¿Romanov y Mansour?— alza una de sus cejas con las credenciales en mano.
— Así es, somos nosotros.— responde Romanov impaciente.
— Antes de entrar deben dejar sus cosas en rayos x, son políticas de seguridad.— tanto Romanov como yo asentimos.
— Gracias, dejaremos nuestras cosas donde ha ordenado.— esta vez soy yo quien hablo, paso adelante de Romanov y dejo mi bolso en una pequeña canasta plástica.
— Pueden pasar, he dado el acceso.— se escuchan las puertas.
Romanov y yo entramos a la cárcel, nos dirigimos al lugar donde se encuentran las visitas y los presidiarios, nos sentamos en una habitación, nos divide un cristal, del otro lado del cristal hay una silla y un teléfono pegado al cristal, de nuestro lado hay un teléfono para que podamos escucharnos mutuamente.
Iván entra esposado, luce espantoso, está irreconocible, su barba se encuentra desorganizada, tiene bolsas debajo de los ojos, enormes ojeras, toma asiento, se ve cansado, luce fatal, sé que no se encuentra hospedado en un hotel cinco estrellas, pero sé que dentro de lo que cabe aquí dentro no recibe tanto maltrato, recibe lo justo para vivir.
— Pensé que no iban a venir, me alegra verlos aquí.— toma el teléfono para que podamos escucharlo.
— La verdad es que cuando supe que deseabas hablar conmigo la intriga me obligó a venir.— también tomo el teléfono y lo llevo a mi oído para poder escucharlo, examino su rostro, sigo sin poder creer que luce de tal manera.
— Digo lo mismo que Sariah, me encontré extraño que desearas hablar conmigo.— Romanov comenta su inquietud con respecto al tema.
— Ahora necesito que me escuchen, no tengo mucho tiempo y necesito decir tantas cosas.— nos mira a ambos.
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Pasiones y misiones
RomanceSer coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...