--- ENTE| es un concepto filosófico que remite a lo que es, existe o puede existir. Un ente participa del ser y tiene propiedades que, como ente, le son propias.
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- ¿Entonces ya tienes teléfono? -me preguntó Shoto a mi lado.
Todos íbamos sentados en el autobús, esperando para llegar al campamento.
Asentí, viendo como el contrario escribía su teléfono en el mío.
- Sí, me lo dio Nathan ayer por la noche.
Después no tardó en escribirme y pasarme el de Izuku, puesto a que este me lo pidió el día que salí del hospital.
Me enseñó lo básico de un móvil, como algunas aplicaciones que él tenía, a buscar por internet, entre otras cosas.
Gracias a aquello, había descubierto mi obsesión por roblox, y estuvimos casi una hora jugando a este.
Nathan el día anterior me había enseñado a enviar mensajes y a llamar, y desde luego no podía evitar sentirme más anticuada.
Aunque no me podía culpar, casi ni si quiera había escuchado la palabra teléfono o móvil.
El autobús paró de golpe, justo al mismo momento que guardaba el móvil.
Todos bajamos, pues supuestamente era aquel nuestro tiempo de descanso durante el viaje.
Aunque era extraño que no hubiera rastro de la clase B, quienes nos acompañaban más atrás. Tan solo había un coche negro enfrente, del cual las puertas se abrieron dejando ver a dos chicas vestidas de gatas junto a un niño observando su ridículo baile.
- Nosotras somos las dueñas de todo este terreno. -musitó la morena, señalando toda el área de árboles que se veía desde la colina.- Vosotros os vais a quedar al pie de esa montaña. -señaló un poco más a lo lejos.
- Entonces...¿por qué nos hemos parado aquí? -quiso saber Uraraka.
- Significa que tenemos...
- ¿Es broma?
- Volvamos al autobús, rápido. Ahora.
- Sí, claro, vamos.
Entre esos y más comentarios se escucharon por todo el lugar proveniente de mis compañeros.
- Son las nueve y media, deberéis llegar allí a medio día. -musito ahora la rubia.
Kirishima se adelantó, corriendo hacia el vehículo, siendo seguido de los demás.
- ¡Chicos, volvamos al autobús ya!
Por mi parte me quedé observando a Aizawa en busca de alguna respuesta, pero este como de costumbre se escondía tras su grande bufanda.
- Chicos, lo siento por vosotros. El campamento ya ha empezado.
Dicho aquello, la gata rubia saltó sobre nuestras cabezas para acabar en frente del autobús, acercando sus manos las cuales llevaban guantes al suelo.
