--- ENTE| es un concepto filosófico que remite a lo que es, existe o puede existir. Un ente participa del ser y tiene propiedades que, como ente, le son propias.
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- ¿Qué es esto, bruja?
Ante el llamado de Katsuki, giré mi cabeza hacia la izquierda, viendo como sacaba una caja del primer cajón de mi escritorio.
Dejé de acariciar los hebras rojas y blancas de Shoto, saliendo rápidamente de su regazo y deshaciéndome de sus manos que se habían enredado a mis caderas, acariciando mis glúteos.
- ¡Me-me lo regaló Yaoyorozu, no es lo que piensas! -exclamé, saltando hacia el rubio e intentando quitarle aquel objeto de la mano, pero rápidamente se lo guardo detrás de la espalda, riendo.
Inclinó su cabeza a la derecha, mirándome de forma burlona con una ceja alzada.
- ¿Ah, no? Porque yo creo que esto son condones.
Acto seguido me sacó la lengua mientras me sonreía, jugando con la caja entre sus dedos.
Ahora fue Shoto quien se rió, acercándose mientras sonreía para abrazarme por atrás, pasando sus brazos por mis hombros.
- ¿Acaso es una señal, Leah? -musitó en mi oído de forma lenta, como si quisiera ponerme nerviosa.
Me sonrojé por los comentarios de ambos chicos, y me disponía a volver a intentar quitarle el objeto de entre manos a Katsuki, si no fuera porque la puerta se abrió de golpe, asustándome.
Los tres giramos nuestras nuestras cabezas para encontrarnos con una Uraraka impresionada y con los ojos y boca abiertos a la par.
Tragué saliva, empezando a ponerme nerviosa. La situación desde fuera se veía bastante rara, lo sabía. Dos chicos rodeando a una chica, el de delante con un preservativo entre sus dedos y el de atrás abrazando a la chica.
La expresión de la castaña cambió a un ceño fruncido, y no tardar en dar largos y confiados pasos hasta llegar a mí, agarrándome del brazo y alejándome de los chicos.
- ¡A vosotros dos os están afectando las hormonas vuestras prácticas! -les exclamó a ambos, parecía enfadada.- Os esperamos abajo para hablar del festival cultural. ¡Y dejad de perturbarla! -terminó, sacándome de la habitación.
Casi me tropecé por el pasillo por la velocidad en la que Ochako caminaba, y cualquier persona que nos viera diría que me estaba arrastrando como si fuera una bolsa de basura.
- Y tú no te libras, jovencita. Esta noche vamos a hacer una fiesta de pijama las chicas, no acepto que te niegues. -me habló, no supe decir si en un tono de regaño o de advertencia.- Tienes muchas cosas que contarnos.
