25 - the little kota

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— capítulo veinticinco.
(el pequeño kota)

Quité algo cansada el sudor que recorría mi sien, observando mi trabajo ya hecho

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Quité algo cansada el sudor que recorría mi sien, observando mi trabajo ya hecho.

Todos nos encontrábamos entrenando y haciendo cosas diferentes dependiendo de nuestros dones.

Por mi parte, yo tenía que mover rocas que fácilmente pesarían más de cinco quilos las más pequeñas, y subirlas a lo alto de una montaña.

Después debería bajarlas de igual manera, y así repetidamente hasta que el entrenamiento terminara.

Ahora me encontraba en la cima de la rocosa montaña, y desde allí podía observar a todos realizando sus entrenamientos.

El sonido proveniente de una rama me distrajo, y envié mi mirada allí, para encontrarme el niño pequeño del día anterior yendo a hurtadillas por un estrecho camino lleno de rocas.

Fruncí el ceño, dando un rápido vistazo comprobando que nadie estuviera mirando y no dudé en seguirle.

Fui con cuidado por aquel estrecho camino, asomando levemente mi cabeza para encontrarme con una caída de unos cincuenta metros.

Me volví a ponerme correctamente, ahora con un leve pinchazo en el pecho al pensar en el hecho de caerme por allí.

Seguí el camino por unos seguidos, antes de mostrarme la parte de atrás de la montaña, donde el camino se agrandaba y no tardaba en dejar ver una pequeña cueva que debía ser del mismo tamaño que un lavabo.

Ahí me encontré con un niño sentado en el suelo, recargándose en la pared y aferrándose a sus piernas.

Al ver que parecía estar en su mundo, simplemente me senté en la pared que había enfrente suya, poniéndome en su misma posición, solo que yo le miraba a él y no al suelo.

Este levantó momentáneamente la mirada, chocándola con la mía. Parecía sorprendido, pero al ver que yo no tenía intenciones de meterme en su vida no le molestó mi presencia. Me recordaba a mí, por lo que tan solo me callé y le di un poco de compañía, sabiendo que era lo que necesitaba.

Kota volvió a levantar su mirada para observarme, y no tardó en volverla a apartar ahora hacia el cielo que se podía ver por la salida de la cueva.

- Deberías de estar entrenando. -musitó sin darme una mirada.

Me encogí de hombros sin darle importancia.

- Y tu deberías estar con tu tía. No creo que le haga gracia saber que estás aquí.

Él negó con la cabeza, parecía un poco enfadado por alguna razón.

- No quiero estar viendo como personas que juegan a ser héroes entrenan.

Sonreí de forma suave, levemente divertida por sus palabras.

- Si no te gustan, solo ignóralos Kota.

ENTITY | My Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora