02. 💙 ¿Me tengo que operar las tetas? 💙

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— ¡Noah ten cuidado con tu prima, que es más pequeña! — Emma grita a su hijo viendo que tira de los brazos de mi hija para que suba con él al tobogán de su casa.

Sí, habéis escuchado bien, estos dos cabrones tienen una pedazo de casa con jardín, piscina y parque, se vinieron a vivir aquí a los pocos meses de que cumpliese un año Noah y les tengo demasiada envidia por este sitio. No es que Jack y yo no podamos permitirnos esto, lo que pasa es que preferimos ahorrar un poco más para el futuro y tampoco queremos alejarnos tanto de nuestras familias.

Así que aprovechamos y venimos aquí cada vez que podemos, tenemos una habitación asegurada y reconozco que me he planteado muchas veces quedarme aquí por la cara como una huésped más, igual ni se dan cuenta de que vivo con ellos por la cantidad de veces que venimos.

— ¡Pero si es ella la que quiere subir, mami!

Río notando que es verdad lo que dice, mi hija es un año menor que él pero tiene tanto la energía como la madurez para hacer que no se note la diferencia de edad.

Justo como yo con Scott.

— Tranquila Em, Vi se ha subido a sitios más altos que eso y no le ha pasado nada.

— Es sorprendente lo tranquila que estás siendo madre, te imaginaba más histérica.

— No te confundas, la preocupación siempre está ahí, pero he llegado a la conclusión de que si estoy todo el día pendiente de ella, no podría vivir — explico mientras como el sándwich de Nutella que pensaba darle a mi hija. Bah, ya le haré otro cuando me coma este.

— Vamos, que te la pasas acojonada.

— Pues claro, ¿tú no?

— Yo siempre, pero tengo la tranquilidad de que mi hijo es más temerario y precavido.

— Salió a ti.

— Por ahora sí — ríe asintiendo — Llega a salir a su padre y ahora mismo estaría colgado boca abajo de las escaleras del tobogán.

— Mi hija también salió a mí, es adrenalina pura — comento viéndola saltando encima del tobogán mientras Noah intenta sujetarla para que no se resbale.

Se nota que Jack no está aquí, no la dejaría hacer eso ni loco. Mientras Emma y yo comemos y hablamos en el jardín, el cabezón y Jack están dentro de la casa, posiblemente tomando una cerveza y hablando de trabajo, de algunas tonterías o simplemente criticándome por la noticia que le he dado a mi marido hace una hora.

— Me extraña que Jack siga con pelo, debe de pasarse el día estresado con ella — si no se ha quedado sin pelo por la cantidad de tirones que le doy mientras follamos, nunca se va a quedar sin él.

— Sí, a mí también — suspiro mordiendo la deliciosa combinación de pan con chocolate.

— ¿Le dijiste ya lo del colegio?

— Antes de venir.

— ¿Y? — me sale una sonrisa al recordarle, es muy gruñón, pero siempre me acaban dando ternura todas las películas que se monta en su cabeza.

— Hizo falta que la niña se lo pidiese para que aceptara, si fuese por él, nunca iría a la escuela.

— ¿Te dio tiempo a decirle también lo de...?

— No — niego interrumpiéndola — Estaba tan negado a lo del colegio, que ni siquiera se paró a pensar en el por qué quería hacerlo.

— Deberías decirle, igual se pone contento.

— ¿Jack contento porque me han ascendido en el trabajo y voy a tener que pasarme más tiempo lejos de él y de nuestra hija? ¿En serio? — pregunto sabiendo que las dos sabemos que Jack no le va a ver la parte buena a esto.

💙 NUESTRO TESORO 💙 #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora