41. 💙 Cadena de interrupciones 💙

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Doy otra vuelta en la cama, mi maldito cuerpo no se puede quedar relajado y permitirme dormir en una puta mañana que no tengo que madrugar. Si es que... Todos me odian, hasta lo que tengo dentro de mí. Sigo otro día de baja, ya es el segundo. Posiblemente, mañana ya vuelva al trabajo, pero hoy me he querido quedar por si hay una recaída y la fiebre me sube. No la tengo desde ayer por la noche, el pobre Jack tampoco ha podido dormir mucho porque yo no hacía más que moverme y tiritar. Con suerte, me tomé la pastilla que me tocaba a la 1 y me dormí. Dormí una miseria, puesto que llevo despierta desde las 8 de la mañana, cuando mi marido y mi hija se han ido al trabajo y al cole. Son las 9:30 y no he conseguido volver a dormirme.

- Me cago en todo.

Gruño destapándome, frustrada con mis ojos. Seguro que mañana mi cuerpo no me despierta tan temprano, sino la maldita alarma. Suspiro sonoramente y me levanto de la cama, puesto que no puedo dormir, al menos puedo desayunar algo rico y sin prisas.

La poca luz que entra por las persianas bajas me recibe cuando abro la puerta, camino directamente hacia la cocina y me encuentro unas tortitas como desayuno. Sonrío esperándome algo como esto, es evidente que Jack me iba a dejar algo de comida preparada. Noto que esas tortitas no me van a llenar del todo, así que pongo música en mi móvil antes de comenzar a prepararme también unas tostadas.

- Ay, la puta madre – pego un bote cuando la música deja de sonar y me entra una llamada – Tengo que dejar de asustarme cuando pasa esto.

Y dejar de hablar sola, loca.

- ¿Sí? – respondo sin ver el remitente – Como seas mi compañía de teléfono, da gracias a que esté despierta porque si me llegas a interrumpir cuando estoy dorm...

- Que soy Lara, deja de amenazarme – ríe mi amiga al otro lado de la línea.

- Oh, hola Lari – sonrío untando la mantequilla en las tostadas casi negras que acabo de quitar de la sartén - ¿Tú no deberías estar trabajando con críos que parece que han salido de una granja de cerdos?

- Estoy en la hora de descanso, y te recuerdo que tienes una hija de esa edad.

- Ya, pero mi hija es una princesita, no se parece en nada a los otros niños asquerosos que se comen los mocos.

- Hay de todo, te sorprenderías.

- ¿Por qué me llamas? – pregunto cambiando de tema, ya que, si seguimos por el anterior, no terminamos – Espero que no sea ningún favor raro.

- No, solo te quería decir que tus consejos para el embarazo son una puta mierda.

- ¿Por? – pongo el móvil en altavoz y llevo la bandeja con mi desayuno a la cama, me encanta comer en la cama.

- Lo que me mandaste comer para las náuseas no sirve, llevo cuatro veces vomitando en lo que va de mañana.

- Pues a mí me vino muy bien, fue Jack el que investigó que los caramelos de jengibre y las galletitas saladas reducen las náuseas. Así que, si quieres quejarte a alguien, quéjate a él.

- Oh – se queda callada por un momento – Nah, no le digo nada.

- ¿Qué estás ocultando?

- Pues... Que entendí mal lo que me dijiste.

- ¿Qué cosa?

- Que me he comido oreos y caramelos de menta.

- Laraaaaaaa.

- ¿Qué? – suspiro por lo poco que me escucha a veces. Manda cojones, si hubiese sido al revés, me lo hubiese recordado hasta después de mi muerte – Me dijiste muchas cosas rápidamente, no me quedé con todo.

💙 NUESTRO TESORO 💙 #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora