03. 💙 Jack y sus chantajes 💙

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— No grites, que te escuchan — sonríe jugando con el móvil en su mano — Tú te has buscado esto, a veces pienso que lo haces a propósito para que te active el juguete.

Puede ser, pero ahora no es el caso.

— Este no es... — cierro los ojos y respiro hondo para controlar el placer que crece en mi interior a pasos agigantados — Yo no... Es que tú...

— ¿Cómo dices? — sonríe de forma maliciosa y aumenta aún más la velocidad.

— ¡Para esto! ¡Que no puedo hablar!

— No puedes hablar, pero sí gritar — ríe observándome con una mirada oscura — Interesante eso.

— Ja-Jack — suspiro entre jadeos, metiendo mi mano por dentro del vestido para sacarme este aparato del coño.

— No, no — niega agarrando mi muñeca para que no realice ese movimiento — Como te le saques, te dejo toda la noche con él puesto y sabes que soy capaz.

Lo sé, lo hizo la vez que fui sola a visitar a Víctor a Barcelona y casi tengo a Violeta en su coche. Fue una falsa alarma, pero una historia bastante graciosa, algún día lo leeréis y veréis cómo fue.

— Entonces déjame... — muerdo mi labio, sabiendo que no voy a poder aguantar mucho más sin gemir. Abro la puerta del baño para meterme ahí y que las personas que hay a unos metros de nosotros no nos escuchen — Serás hijo de puta — pongo las manos sobre el lavamanos, viendo que Jack entra detrás de mí y cierra la puerta.

— Cariño, no es tan difícil — se acerca a mí, mirándome a través del espejo — Dime qué pasa y te dejo correrte.

— Es muy rastrero que me chantajees con sexo para conseguir lo que quieres.

— Aprendí de la mejor — tiene razón, pero esto es muy duro cuando soy yo la que lo sufre.

El karma, querida.

— Está bien — me giro para enfrentarle de frente — Pero baja la intensidad, sino no me concentro para hablar bien.

— Habla — me pide tras hacer lo que le he pedido.

— El caso es que... — pienso por un momento y me decido por soltar todo de golpe — Me han ascendido en el trabajo y voy a tener que trabajar el doble de horas que antes — cierro y aprieto mucho los ojos para no ver su reacción, más los vuelvo a abrir cuando me doy cuenta de que no dice nada a mi noticia — Eso era.

— Ya, ya lo sé.

— ¿Cómo que ya lo sabes?

— Víctor me lo dijo.

— ¿¡Qué!?

Yo estrangulo a ese imbécil.

— Se le escapó el otro día cuando jugábamos con los demás al Warzone online — habla con calma, pero el golpe en que da cuando deja el móvil sobre el armario me indica que por dentro no está del todo calmado — No te imaginas lo que me duele y me jode que le digas las cosas a él antes que a mí.

— No es el caso, esto lo sabe todo el mundo antes que tú — agranda sus ojos de la impresión.

— ¿Pero por qué me ocultas las cosas, Lila?

— No me llames Lila.

— Y tú no me mientas.

— Te miento porque me da miedo que te enfades.

— ¿¡Y te crees que mintiéndome no me voy a enfadar también!?

— ¿Sabes qué? — me cruzo de brazos a la defensiva — Está clara una cosa. Haga lo que haga, te vas a enfadar.

💙 NUESTRO TESORO 💙 #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora