— Debes de estar de coña — río haciéndome creer que es verdad lo que digo — Sí, debe de ser eso.
— Para nada — responde Aron con toda la tranquilidad del mundo mientras amontona las sillas cuando nos quedamos solos y la terapia grupal finaliza — ¿Hay algún problema con lo que he dicho?
— Solo que no entiendo el por qué tenemos que solidarizarnos nosotros con ellos y hacer la actividad que has dicho.
— Te recuerdo que la que creó esa nueva forma de tratar a los pacientes fuiste tú — me reprocha y yo bufo — ¿O no te acuerdas?
— Claro que me acuerdo y también recuerdo la cantidad de pegas que pusiste cuando creé ese nuevo método — ambos salimos de la sala y bajamos las escaleras hacia la calle, es la hora de comer.
— Bueno, ahora estoy de acuerdo con él, por eso lo he empezado a utilizar en esta terapia.
— Lo estás haciendo a propósito, que te conozco — frunzo el ceño en su dirección — Tú lo que quieres es joderme.
— ¿Cómo te jodería? ¿Prohibiéndote follar por una semana? — se le escapa una risa burlona, lo que me da a entender que mis teorías sobre que quiere joderme son ciertas — ¿No puedes aguantar ni una semana? A ver si vas a tener que venir aquí como paciente en vez de como psicóloga.
— Claro que puedo.
Con mucho esfuerzo.
— Más te vale, porque si no serías un fraude con todo lo que luchaste para conseguir empatizar de una forma mucho más cercana con los pacientes.
— Sé lo que dije, no hace falta que me lo repitas todo el tiempo.
— ¿Entonces por qué te quejas?
— Porque no me has avisado, me ha pillado por sorpresa lo que has dicho.
— Haberme preguntado — se encoje de hombros haciéndose el desentendido — Suerte durante toda la semana, tu maridito va a estar encantado.
— No me provoques — le advierto apuntándole con mi dedo justo cuando el viento me da de frente en el pelo cuando salimos a la calle.
— No, ya lo haces tú bastante conmigo.
— Yo no hago nada.
— Hostias que no — saca una cajetilla de tabaco del bolsillo de su chaqueta — No te hagas la mosquita muerta, que sabes muy bien lo que hacer para que se me ponga...
— ¿Qué cojones haces hablando así a mi princesita? — giro la cabeza al oír esa voz tan conocida para mí.
— Víctor — sonrío y le doy un fuerte abrazo.
— ¿Tú princesita? — Aron nos mira a Víctor y a mí confuso — ¿Tú cuántos novios tienes? ¿Puedo añadirme a la lista?
— Soy su mejor amigo, imbécil — el cuerpo de él está tenso, tengo que alejar ya a Aron para que no se monte una pelea — Así que cuidado con lo que le dices porque dudo que quieras continuar tu vida sin dientes.
— ¿De qué vas? — ya están los dos a la defensiva, vaya machitos de mierda — Yo le hablo como me sale de la polla, a mí ningún flipado me viene a dar órdenes estúpidas.
— Este flipado hace boxeo, yo que tú no me arriesgaría a que te parta la cara.
— Prefiero comerle la boca a tu princesita.
— ¡Aron ya! — agarro del brazo a Víctor.
— Qué coño, que te la voy a partir.
— ¡Eh! — me pongo entre ellos y levanto las manos para que me miren — No seáis críos, aquí nadie se va a pelear.
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💙 NUESTRO TESORO 💙 #4
RomanceLila ama a Jack. Jack ama a Lila. Ambos aman a lo que es el fruto de su amor, su tesoro más preciado. Sin embargo, la paternidad, la convivencia, el trabajo, las amistades y la vida adulta no son fáciles. Más problemas, más celos, más romance, más d...