Capítulo 4

1.3K 69 6
                                    

Aiden

Un año después

-No peluchín las pizzas son muy grasosas y no quiero mandar a modificar el vestido que me mandé hacer para el cumpleaños del señor Williams. ¿Podemos comprar unas ensaladas?. -me dice acariciando la mano que tengo en la palanca de cambios.

¿Ensalada de nuevo? ¡No por favor!.

Venimos de regreso de visitar a mis suegros como cada domingo desde que nos casamos.

-Bonita no quiero comer ensalada de nuevo. -le digo entrelazando sus dedos con los míos.

-Está bien, podemos llamar al restaurante de Liam a ver qué tiene de nuevo en el menú. ¿Te parece?.

-Me parece pero si quieres comerte tu ensalada podemos pedirla también. 

No quiero que haga otra cosa solo por complacerme.

-Tranquilo, comeré contigo. -dice y se alisa la falda del vestido.

Hace un año que me case con Hannah desde entonces hemos tenido un matrimonio tranquilo -como un funeral según mi madre- aunque se torna un poco aburrido en ocasiones porque hace todo para complacerme y no está mal porque a mí también me gusta complecerla pero parece que se le olvida que también tiene opinión propia, a pesar de que ya se lo he dicho ella no presta atención, es como estar casado conmigo mismo y eso me abruma porque necesito una esposa no una sumisa.

-No, compraremos tu ensalada en el sitio que te gusta y llamaremos a Liam para que me dé de comer a mi.  -concluyo porque no quiero que deje de comer lo que le gusta por mí.

-Está bien peluchín lo que digas. -sonríe y voltea para mirar lo la ventanilla del auto.

Respiro profundo porque cada vez que me dice eso me provoca gritar y no lo digo por el apodo que tampoco me gusta pero ya me acostumbré.

-Hannah no lo hagas porque yo digo, hazlo porque tú quieres hacerlo. -le digo tranquilo y la miro aprovechando la luz roja.

-Quiero hacerlo así como dijiste. -contesta devolviéndome la mirada.

Sonríe y aprieta mi mano. Llegamos al estacionamiento del edificio y la miro porque se ve muy hermosa, siempre está perfecta, jamás está completamente despeinada ni siquiera cuando me despierto y la veo dormida a mi lado.

-Estás preciosa. -digo porque es así pero quisiera verla más relajada- Ven aquí. -la beso y la tomo de la cintura para pasarla a mi puesto pero me detiene.- ¿Qué pasa?.

-Me arrugas el vestido y cuesta un mundo quitarle las arrugas, mejor subamos. -me da un pico y se suelta.

-Lo siento bonita, tienes razón, mejor subamos. -respondo resignado porque no conseguiré nada más de ella por ahora.

Quiero follarla y ella me detiene porque se le arruga el vestido. Salimos del auto y tomo su mano para subir a nuestro apartamento, cuando me estoy quitando la camisa suena mi teléfono con una llamada de Ang.

-Ang, ¿Cómo estás?. -pregunto cuando abro la llamada.

-Hermano sácame de aquí. Estás mujeres van a volverme loco con la dichosa reunión. -contesta algo acelerado.

Suelto una carcajada porque sé cómo se ponen esas mujeres cuando organizan algo, son realmente estresantes.

-No hables así de tus madres y tu esposa. -dije como pude porque me daba mucha risa.- Solo quieren que todo salga bien.

Estúpido AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora